España fuera de la agenda internacional: las 2 últimas cumbres antiterroristas no invitaron al Gobierno
El ninguneo de Marruecos a España se ha convertido en el aviso definitivo de una pérdida de peso internacional como no se había visto hace décadas. Pero los episodios son constantes y graves. Las dos últimas cumbres internacionales en las que se han debatido asuntos decisivos en materia de terrorismo o mafias de la inmigración no han contado con España. Los representantes del Gobierno socialcomunista aseguran extraoficialmente que no había un interés nacional por acudir, pero fuentes diplomáticas consultadas por OKDIARIO aseguran que nunca hubo un intento de invitar a España para que estuviera presente junto con el resto de potencias. De hecho, la evidente realidad es que los gobernantes nacionales ni estuvieron, ni se les esperaba.
La primera de estas citas se desarrolló en la segunda mitad de enero. El anfitrión fue Alemania. Berlín acogió a líderes internacionales y partes en conflicto para dialogar y solucionar la crisis en Libia. Los puntos encima de la mesa no podían ser mas decisivos para España: avance del yihadismo, situación de Libia y su consiguiente expulsión de refugiados, y presión del islamismo radical en los países vecinos de España en la orilla opuesta del Mediterráneo.
Las partes involucradas en el conflicto libio y líderes como Erdogan, Putin, Macron y Johnson acudieron sin dudarlo para solventar el tablero político y mostrar su apoyo al alto al fuego en el país del norte de África.
Los asistentes fueron aquellos que Alemania y sus socios consideraron decisivos en la toma de postura del tablero internacional: los presidentes de Turquía, Recep Tayyip Erdogan; de Francia, Emmanuel Macron; de Rusia, Vladimir Putin; el primer ministro de Italia, Giuseppe Conte; el secretario general de la ONU, Antonio Guterres; la canciller alemana, Ángela Merkel; el primer ministro británico, Boris Johnson; el presidente del Consejo de la Unión Europea, Charles Michel; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de Egipto, Abdel Fattah el-Sisi. Ni rastro de España. Fuentes diplomáticas han rechazado a este diario la versión de que nuestro país no tuviera interés en asistir y señalan que, simplemente, nunca se invitó a los representantes nacionales.
Pero, el segundo de los encuentros en los que España brilló por su ausencia fue aún más evidente. Mitad de noviembre. Francia, Alemania, Austria y Países Bajos se reúnen para una cumbre netamente antiterrorista. Y España vuelve a quedarse fuera de juego, junto a Italia y Grecia.
En la mesa de discusión, nada menos que la reforma del espacio Schengen y el blindaje y refuerzo de los sistemas de control en las fronteras exteriores. Traducido: justo uno de los principales problemas de España, inmersa en esas fechas en una nueva crisis de las pateras.
Y es que sólo las Islas Canarias han recibido más inmigrantes ilegales este año que toda Grecia y sufren una avalancha de pateras equivalente a dos tercios de toda la inmigración ilegal de Italia. Pero España volvía a quedarse al otro lado de las puertas de los países que decidían los mecanismos de control de la inmigración ilegal.
Control del yihadismo
La cumbre debatía el futuro del control del yihadismo tras la sucesión de atentados que han tenido lugar en París, Niza o Viena. Pero el Gobierno francés, del mismo Macron con el que Sánchez afirma tener una potente alianza estratégica en Europa, se reunía con la canciller alemana Angela Merkel; el presidente austriaco, Sebastian Kurz, y el holandés Mark Rutte, además del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Con España no. Según afirman extraoficialmente desde el Gobierno, porque no hubo interés por su parte por acudir.
Todo ello, cuando España se ha convertido en la principal puerta de entrada de inmigrantes sin control en el espacio europeo, muchos de ellos procedentes de áreas de influencia islamista.
El último de estos capítulos ha sido el aplazamiento esta semana de la reunión que debía mantener España con Marruecos, un encuentro bilateral que debía haberse celebrado para frenar la permisividad intencionada de Marruecos en la llegada de pateras a España.
La cumbre entre España y Marruecos estaba prevista para el próximo día 17 en Rabat y, causalmente, en plenas prisas e interés para España, ha sido aplazada hasta febrero. La versión oficial afirma que la situación epidemiológica en el país impide su celebración, un argumento cuando menos esotérico ante la obvia posibilidad de realizar test y mantener un entorno plenamente controlado frente al Covid. El anuncio del aplazamiento, de hecho, llegó el mismo día que se hacía público que Estados Unidos había admitido la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental como parte del acuerdo para que Israel y Marruecos establezcan relaciones.
El encuentro bilateral nació enquistado y con el paso de las semanas había tornando más en un encuentro incómodo, que en una verdadera cumbre donde tratar temas cruciales para España. La crisis migratoria que ha convertido a Canarias en la nueva Lampedusa y las palabras de Pablo Iglesias pronunciándose sobre el Sáhara Occidental habían tensado el ambiente entre ambos Gobiernos.
En una escueta nota, el Ministerio de Asuntos Exteriores hizo suya la versión de que la situación epidemiológica en Marruecos «impide celebrar la Reunión de Alto Nivel en las fechas previstas» y con las garantías de seguridad sanitarias que se estiman convenientes por ambas delegaciones. La nueva cita se traslada, por lo tanto, a febrero de 2021 para que «pueda desarrollarse con fluidez, incluyendo los encuentros habituales que son propios de una reunión de esta envergadura», afirmaba la nota.
Todo ello, sin poder olvidar las palabras del vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, que pidió un referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental, un tema tabú para Rabat que, además, hace pocas semanas vio cómo la tensión en la zona se disparaba y el Frente Polisario daba por rota la tregua con Marruecos declarando la guerra. El pasado 7 de diciembre el Gobierno de Pedro Sánchez anunció, de hecho, que Iglesias finalmente no acudiría a la cumbre.
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