Los gastos de las Cortes

El chollo de las comisiones del Congreso: 1.470 euros ‘extra’ por 5 minutos de reunión

Gabriel Rufián
El diputado de ERC, Gabriel Rufián, en la comisión de investigación de la financiación ilegal del PP en el Congreso.
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Ser diputado en una comisión del Congreso podría ser el trabajo mejor pagado del mundo, si se atiende a la simple regla de euros por minuto. Estos órganos parlamentarios, cuya remuneración es independiente al salario base de los diputados-2.891,42 euros mensuales-arrojan cifras llamativas: como los 1.470,92 euros que el presidente de una comisión puede cobrar en un mes en el que el trabajo se ha limitado a una reunión de cinco minutos (vea aquí el Diario de Sesiones).

Por poner un ejemplo: en septiembre, la comisión para la evaluación y modernización del Estado autonómico-que preside el socialista José Enrique Serrano- celebró una única sesión, el día 13, cuyo orden del día se limitó a aprobar varios cambios en la composición (elección de vicepresidencias y de una secretaría segunda). La sesión se abrió a las tres de la tarde, y se cerró a las tres y cinco. 

Récord de 47 comisiones

El Congreso cuenta esta legislatura con el récord de órganos parlamentarios. En concreto, actualmente hay 47 comisiones y subcomisiones funcionando en la Cámara y en breve se pondrán en marcha otras dos: una comisión de investigación sobre el fallido proyecto Castor,  y otra sobre el funcionamiento del Instituto de Derecho Público (IDP) de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), donde cursaron sus másteres el presidente del PP, Pablo Casado, la expresidenta madrileña, Cristina Cifuentes, y la exministra de Sanidad, Carmen Montón.

Ese alto número de comisiones mereció recientemente el reproche de la propia presidenta del Congreso, Ana Pastor, quien trasladó a los portavoces de los grupos que esa situación paraliza sobremanera el trabajo parlamentario.

Además de las comisiones permanentes y no permanentes, hay cuatro comisiones de investigación abiertas (sobre la crisis financiera, sobre la presunta financiación ilegal del PP, sobre el accidente de Angrois y sobre el accidente de Spanair), y ninguna de ellas tiene visos de cerrarse próximamente, sino que incluso están pidiendo más tiempo para desarrollar su labor.

Y a ello se suman otras cuatro subcomisiones de estudio, también lejos de concluir su trabajo, relativas a la reforma de la Ley Electoral, al régimen profesional de los militares, al régimen económico de los autónomos y al cambio climático. Recientemente se cerraron dos, las referidas al Estatuto del Artista y al pacto de la violencia machista.

Los diputados cobran, como mínimo, 716 euros

La práctica totalidad de los diputados cuenta con un puesto en alguna de esas comisiones, que despliegan un amplio organigrama de competencias: desde presidencias, vicepresidencias, secretarías o portavoces. Todos puestos remunerados, que representan un nada desdeñable ‘plus’ para sus ‘señorías’.

El presidente de una comisión llega a los 1.470,92 euros ‘extra’, los vicepresidentes suman 1.075,44 euros; los secretarios, 716,96 euros; los portavoces, 1.075,44 euros y el portavoz adjunto, 716,96.

Algunas de las comisiones nacieron a bombo y platillo y permanecen ahora prácticamente estancadas, como la citada sobre el Estado autonómico, que fue propuesta por el PSOE como una de sus banderas de legislatura y que no ha servido más que para evidenciar las diferencias entre partidos. Ni Podemos ni Ciudadanos ni los independentistas participan en el órgano, creado precisamente para discutir una solución a la crisis catalana. Pese a ello, la comisión sigue en marcha con una actividad limitadísima.

Lo mismo ocurre con la comisión sobre la financiación ilegal del Partido Popular. Creada como herramienta de la oposición contra el entonces partido en el Gobierno, sus sesiones acaban, habitualmente, en sonoras broncas y discrepancias entre los distintos partidos.

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