El diputado rasta podemita hace apostolado con niños a las puertas de un colegio de Madrid

El diputado rasta podemita hace apostolado con niños a las puertas de un colegio de Madrid
Alberto Rodríguez en el colegio Madres Concepcionistas. (Foto: OKDIARIO)

OKDIARIO ha pillado al diputado rasta podemita Alberto Rodríguez en las puertas del colegio madrileño Madres Concepcionistas. Según varios testigos, el militante de Podemos, acompañado por representantes de sindicatos como Comisiones Obreras, ha pasado buena parte de la mañana en los alrededores de la calle Princesa, pasando por la Plaza de Emilio Jiménez Millas -conocida como la Plaza de los Cubos-, o el colegio Madres Concepcionistas, con alumnos de entre 3 y 18 años.

Según los mismos testigos, Alberto Rodríguez no tenía reparo en charlar con chavales que se acercaban a él para comentar la actualidad política. Además, según ha podido confirmar OKDIARIO, el diputado podemita no repartía ningún panfleto, pero sí ha podido charlar con varios chavales sobre el futuro de la formación morada.

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Alberto Rodríguez en el colegio Madres Concepcionistas. (Foto: OKDIARIO)

En septiembre le pillaron ‘contento’

A finales de septiembre de este año, el diputado de Unidos Podemos ya fue pillado así de contento junto a sus amigos. A las 7:51 era fotografiado junto a sus colegas a la salida del Ambigú, un after de Salamanca, cuando España se encontraba en pleno bloqueo político.

El diputado de Podemos, Alberto Rodríguez
El diputado de Podemos, Alberto Rodríguez

Alberto Rodríguez salía, según los testigos presenciales, del Ambigú, un local de dudosa reputación entre los vecinos que ha sido epicentro de altercados en numerosas ocasiones. En plenas Navidades de 2014 incluso tuvo que ser desalojado por la policía local por problemas con los clientes a altas horas de la madrugada. Los vecinos denuncian ruidos, suciedad en la calle y la constante presencia policial durante los fines de semana.

En febrero de 2015 caducaba la licencia del Ambigú y, ante las reiteradas denuncias de los habitantes de las calles aledañas, el Ayuntamiento se planteó no renovarla. Sin embargo, el dueño del local encontró una inteligente argucia legal para evitar el cierre y el fin de su negocio: pidió licencia de cafetería y logró mantener el Ambigú abierto, para deleite de los aficionados a la noche salmantina.

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