Crisis energética

La Universidad de Oviedo confirma que la red no cumplía los mínimos de seguridad el día del apagón

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Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La explicación de que la extrema vulnerabilidad de la red eléctrica fue lo que provocó el apagón general del 28 de abril empieza a ser avalado por organismos independientes de gran prestigio, pese a que el Gobierno lo niega. Es el caso de LEMUR (Laboratory For Electrical Energy Management Unified Research), un grupo de investigación de la Universidad de Oviedo, que constata que la red no cumplía los mínimos de seguridad ese día.

En un informe específico sobre el apagón, los investigadores de LEMUR se plantean qué ocasionó las caídas iniciales (habla de «eventos sospechosos») y por qué el gestor de la red, Red Eléctrica, no fue capaz de reaccionar para compensar esa perturbación.

A partir de ahí, examina una serie de variables técnicas. Así, dice que las desviaciones de frecuencia provocadas por las perturbaciones -pérdidas de generación, se supone que fotovoltaica- son «un aspecto indeseable pero esperado y manejable de los grandes mercados eléctricos».

La clave de su análisis está en lo que se conoce como inercia de la red, que se puede definir como el tiempo de margen que tiene el gestor para poder activar las reservas en caso de una perturbación, de ahí que se mida en segundos. Red Eléctrica asegura en su informe anual que esta inercia fue de 3 segundos como media el año pasado y Entso-e, la institución europea encargada de investigar el apagón, recomienda que nunca se sitúe por debajo de 2 segundos.

Pues bien, el estudio de LEMUR encuentra que en las horas anteriores al apagón general, dicha inercia era de sólo 1,3 segundos, es decir, estaba muy por debajo de los niveles mínimos de seguridad de la red. Y eso explica que, cuando se produjo la perturbación, Red Eléctrica no tuviera tiempo material para activar la generación de reserva. Y, en consecuencia, el sistema colapsó.

Como ya han explicado numerosos expertos en el último mes, esa inercia que da estabilidad al sistema la generan las centrales con turbinas que giran para generar electricidad, es decir, la hidroeléctrica, los ciclos combinados (gas), el carbón o la nuclear. Y dado que en España ese día había muy poca generación de ese tipo, la inercia fue insuficiente para evitar el apagón.

En Málaga no pasó nada

Más allá de esa vulnerabilidad, el estudio de LEMUR no encuentra una causa suficientemente grande como para dejar a oscuras al país entero durante tantas horas. Ahora bien, sí desmonta las explicaciones del Gobierno de que se produjeron varios fallos de la red simultáneos (que propuso que aceptaran las eléctricas para que nadie asumiera responsabilidades), uno de ellos en Málaga.

Así, los datos analizados muestran que en esa ciudad no se violaron los límites de frecuencia establecidos por Entso-e para desconectar las plantas de generación. Es decir, no es cierto que hubiera una perturbación que hiciera saltar esos límites que desconectan automáticamente las plantas de generación, como ha insistido el Gobierno y la presidenta de Red Eléctrica, la ex ministra socialista Beatriz Corredor.

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