El Gremio de Restauración de Barcelona cifra la caída de la facturación entre el 15% y el 30%

La turismofobia, las políticas de Colau y la deriva independentista lastran el sector hostelero catalán

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La incertidumbre política en Cataluña seguirá afectando al turismo, la inversión y el consumo (Foto:iStock)

Ningún sector parece librarse del impacto de la deriva independentista de Cataluña. Los papeles del divorcio entre Cataluña y España han tenido serias consecuencias en la economía: fuga masiva de empresas -suman más de 2.000 las compañías que han huido de Cataluña-, caída del consumo, caída del transporte, del turismo… Y también de la hostelería. En concreto, desde el Gremio de Restauración de Barcelona cifran el descenso de la facturación entre el 15% y el 30%.

Y no parece que la situación vaya a cambiar, al menos por el momento. Desde luego, la situación dentro del sector la viven con gran preocupación: “cualquier clima de inestabilidad genera impactos en el consumo e impide que los sectores económicos funcionen con normalidad. La gente no se está comportando como un consumidor habitual y esto tiene su impacto en un sector tan sensible como el de la restauración. Además, hay que tener en cuenta el poco margen de beneficio que tiene y que estamos tocando el inicio de la temporada de invierno que, para la restauración, es una temporada mala. Esto genera preocupación y alerta y muchas dudas de muchos negocios de poder garantizar su viabilidad.”, explica a OKDIARIO Roger Pallarols, director general de la asociación.

Sin embargo, la tensión política solo ha sido un componente más. Pallarols apunta que la caída en la facturación se debe, además, a una serie de acontecimientos que están sucediendo en la ciudad. En primer lugar, Pallarols pone encima de la mesa la política de la alcaldesa de la Ciudad Condal, Ada Colau, sobre el sector de la restauración. Desde el gremio la han bautizado como terrazafobia: “Colau lleva más de dos años poniendo en jaque el sector de la restauración con pérdida de mesas y terrazas, en un momento en que las terrazas son imprescindibles para la viabilidad de algunos negocios”.

A la política municipal se añaden los “brotes de turismofobia” al inicio del verano y el “impacto del mismo en el consumo local” así como los atentados ocurridos en Cataluña el pasado mes de agosto.

Caída de las reservas por parte de empresas

La caída de reservas no ha sido significativa entre particulares, pero sí que han contemplado descensos pronunciados en los días clave del pulso entre el Gobierno central y autonómico. “En el clímax del conflicto catalán sí que se notaron. Nosotros somos un sector de consumo inmediato y no venidero, por lo que hay impactos diferentes en función de la jornada. En el momento en que se produjo la aplicación del artículo 155 y la convocatoria de elecciones autonomías, reinó un cierto clima de tranquilidad; pero, acto seguido, las detenciones producidas por orden de la Audiencia Nacional incrementaron de nuevo la tensión”, indica el director general del gremio.

Esta caída en las reservas no solo se contempla entre particulares, también entre empresas. “Algunas se cancelaron con pérdidas importantes. Otros que tenían previsto reservar en un restaurante, preguntaban si se daban las condiciones adecuadas para venir”.

A pesar de que los datos de reservas siguen siendo positivos, Pallarols señala que “saber que el sector hotelero anuncia que las reservas en los próximos meses no responden a la misma velocidad, no nos genera tranquilidad, obviamente. Vemos con preocupación lo que dicen los sectores que tienen previsiones a medio y a largo plazo”.

La marca Barcelona, en peligro

El golpe al sector turístico pone en peligro la marca Barcelona, la marca Cataluña y también la marca España, según el Gremio de Restauración de Barcelona. “El peor riesgo que asumimos, durante este proceso de elevada tensión, es que nuestros competidores internacionales que recelan del éxito que tiene Barcelona -y Madrid- aprovechen con astucia -como es de forma coherente en el mercado- la situación para atraer clientes”, mantiene.

“Tengo confianza en la fortaleza de la marca Barcelona y la marca España. Sé que será capaz de salir adelante después de que pase esta situación, porque pasará”.

Aunque afecte a la marca Barcelona de cara a la comunidad internacional, la tensión política ha tenido más efecto entre los consumidores locales. “Esto es lo más preocupante. El consumidor local se comporta como en la crisis: no consumiendo”, sostiene Pallarols.

Caída del empleo

La Ciudad Condal cuenta con aproximadamente 7.500 locales de restauración que generan más de 70.000 empleos directos, según datos del gremio y del Ayuntamiento de Barcelona. El conflicto político puede golpear no solo a la facturación del sector, sino también al empleo: “se ha producido ya. En octubre, los datos de empleo de Cataluña y Barcelona son malos. Cualquier situación de incertidumbre y tensión, resentirá la consolidación de empleo. Por eso decimos que esta cuestión es un reto nacional”.

Desde la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT) aseguran que no cuentan con datos y no quieren hacer valoraciones al respecto. Del mismo modo, la Asociación de Apartamentos Turísticos de Barcelona (APARTUR) también prefiere mantenerse al margen a la espera de la recopilación de los datos pertinentes.

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