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Economía
Agricultura

Revolución en la agricultura española: los huesos de aceituna permiten regenerar los olivos y eliminar fertilizantes

  • Manuel Morera
  • Periodista y fundador del pódcast V9, el programa de F1 más escuchado de España. Universidad de Valencia y Radio 3. Anteriormente en ElDesmarque, Levante TV y Las Provincias.

Cada campaña del olivar deja tras de sí un residuo masivo que durante años fue visto como un problema ambiental: el alperujo. Pero en una época donde los agricultores no paran de buscar nuevos fertilizantes naturales, podrían darle una segunda vida en las campañas de la aceituna.

Durante años el alperujo llenó balsas y se consideró que tenía un impacto contaminante, pero podría revolucionar el sector de la aceituna en España. Al menos eso es lo que piensan en un estudio publicado en el Journal of Environmental Management.

Según sus investigaciones, este subproducto del aceite puede convertirse en un fertilizante orgánico capaz de mejorar los suelos y reducir emisiones contaminantes.

El residuo de la aceituna que puede transformar la agricultura española

Tras la extracción del aceite de oliva, queda una mezcla pastosa formada por agua, huesos triturados y restos orgánicos conocida como alperujo.

Para entender su magnitud hay que tener en cuenta que representa alrededor del 80% del peso total de la aceituna molturada y tiene un contenido de humedad muy elevado, entre el 60% y el 70%.

Por si fuera poco, también contiene compuestos fenólicos que pueden resultar tóxicos para las plantas si no se tratan adecuadamente. Eso hizo que durante décadas el único objetivo fuera evitar su efecto contaminante.

Sin embargo, ahora el foco se ha desplazado hacia su posible aprovechamiento como fertilizante natural a través del compostaje. El estudio analizó cómo influye el tiempo de almacenamiento del alperujo antes de ser compostado, comparando material fresco con aquel almacenado durante tres y seis meses.

Los resultados fueron esperanzadores. El mejor rendimiento se obtiene cuando el almacenamiento es corto. Este alperujo conserva más materia orgánica útil y genera un compost de mayor calidad agronómica.

En cambio, cuando se almacena durante periodos prolongados, se pierde parte de ese potencial fertilizante y se alteran las propiedades del residuo.

Los verdaderos culpables de que el residuo de los olivos sea un buen fertilizante orgánico

El compostaje del alperujo no sólo es una cuestión química. Es un proceso biológico en el que intervienen millones de microorganismos que actúan como auténticas fábricas naturales.

Estos son los verdaderos culpables de que el proceso funcione. El estudio analizó las comunidades microbianas a través de técnicas de secuenciación de ADN y detectó diferencias claras según el tiempo de almacenamiento del residuo.

Los alperujos más frescos conservaron una microbiota más diversa y activa, lo que favorece la descomposición de la materia orgánica compleja.

En las primeras fases del proceso, cuando las temperaturas oscilan entre los 20 y 35 grados, dominan bacterias mesófilas que degradan compuestos fácilmente biodegradables como azúcares y proteínas.

A medida que avanza el compostaje, la actividad microbiana eleva la temperatura hasta unos 45 grados, un punto en el que entran en juego bacterias termófilas capaces de descomponer materiales más resistentes, como la celulosa y la lignina.

Cuando el proceso se aproxima a su fase final, la temperatura desciende y reaparecen bacterias adaptadas a condiciones más suaves que consolidan la formación de humus estable.

En resumidas cuentas, durante todo el proceso, los compuestos fenólicos que causan fitotoxicidad se reducen casi por completo, dando lugar a un compost seguro para su aplicación agrícola.

Esto es especialmente relevante en España debido a la situación del campo. Hay que recordar que la competencia extranjera, la falta de ayudas y las malas cosechas han provocado que muchos agricultores decidan talar los olivos.