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Economía

La razón por la que los expertos prefieren donar dinero en lugar de una casa a sus hijos: «No compensa»

Con una situación de la vivienda bastante crítica, cada vez más padres quieren ayudar a que sus hijos puedan tener una casa propia, pero no todos lo hacen del mismo modo. Y es que si bien antes parecía buena idea lo de donar una casa, hoy ya no lo es tanto. Los notarios y asesores lo repiten: regalar o dinar dinero a los hijos mucho más sencillo y rentable que donar un inmueble. La diferencia no está sólo en los papeles, sino en los impuestos y los dolores de cabeza que puede traer.

El acceso a la vivienda se ha vuelto una carrera de obstáculos, sobre todo para los jóvenes. Por eso muchos padres deciden adelantar parte de la herencia en vida. Sin embargo, los expertos avisan de que la forma de hacerlo marca la diferencia. El decano del Colegio Notarial de Castilla y León, Leopoldo Martínez de Salinas, lo resume así: «Cuando se dona dinero no hay consecuencias tributarias…. Cuando lo que se dona es un inmueble la cosa es algo más compleja». El mensaje es claro: donar una casa puede salir caro. Y no sólo por el valor del inmueble, sino por los impuestos que se activan en cuanto se firma la escritura. En cambio, donar dinero suele ser rápido, limpio y más equitativo entre los hijos.

Donar dinero en lugar de una casa

Quien decide regalar una casa debe saber que no se trata sólo de un gesto familiar. Entrar en ese terreno significa enfrentarse a tres impuestos. El primero es el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, que en muchas comunidades está bonificado, pero exige trámites. El segundo es la plusvalía municipal, que grava el aumento de valor del terreno desde que se compró. Y el tercero, y quizá el más desconocido, es el IRPF, que interpreta la donación como una ganancia patrimonial.

El notario lo explica con un ejemplo sencillo: «si yo compro por uno y vendo por dos, por que hoy el valor es de dos, tengo obligaciones fiscales». Ese pago, además, corresponde a quien dona, no al hijo que recibe la vivienda. Por eso, muchos padres acaban renunciando a esta fórmula y optan por la más práctica: una transferencia directa. En esos casos, si se justifica bien, el dinero apenas tributa y evita complicaciones.

La igualdad entre hijos, otro motivo de peso

Más allá de lo fiscal, hay un motivo emocional que pesa tanto o más: la equidad. En Castilla y León, donde muchas familias solo tienen una vivienda, donar un inmueble a un hijo es casi imposible sin generar desequilibrios. Con dinero, en cambio, se puede repartir por igual. «…no es posible igualar a los hijos con viviendas y con dinero sí», recuerda Martínez de Salinas.

Lo habitual es ver a padres que donan una cantidad para la entrada de una hipoteca, algo que en muchos casos resulta decisivo. Ahorrar el 20 % del valor del piso es una barrera enorme, y un empujón de 10.000 o 15.000 euros marca la diferencia. Además, es una ayuda que no obliga a nadie a desprenderse de su vivienda principal ni a pasar por procesos notariales complejos.

Herencias y donaciones: el relevo generacional

El fenómeno va en aumento. Entre 2018 y 2024 se registraron más de 157.000 herencias en Castilla y León, la mayoría con una o varias viviendas incluidas. Las donaciones también crecen, aunque la mayoría son de dinero. En el primer semestre de 2025 se firmaron más de 11.000 herencias, casi 9.000 con inmuebles. Sin embargo, muchas de esas casas se acaban vendiendo. Cuando hay varios herederos, mantener la propiedad no suele ser viable y resulta mejor obtener el dinero de su valor, para poder repartirlo.

El envejecimiento de la población y la jubilación de la generación del baby boom están detrás de esta tendencia, aunque el propio decano reconoce que la verdadera oleada aún no ha llegado, lo que sí está cambiando es la forma en que las familias piensan el relevo patrimonial: menos ladrillo, más liquidez y con ello, menos quebraderos de cabeza y en definitiva, poder evitar algo que suele temerse mucho: el cobro de impuestos.

Donar dinero: la opción que es la más práctica de todas

Los expertos lo resumen de forma sencilla: donar dinero evita líos, conflictos y sorpresas con Hacienda. Pero también permite a los padres conservar su casa y su independencia. En muchos casos, ese gesto de ayuda económica se convierte en una forma de adelantar la herencia sin perder estabilidad ni justicia entre hermanos.

Al final, la decisión no tiene tanto que ver con el patrimonio, sino con el sentido común. Si la intención es ayudar, lo mejor es hacerlo sin complicaciones ni costes ocultos. En palabras de este experto y de muchos otros, «no compensa donar una casa». Y quizá tenga razón: a veces, el mejor legado no son paredes, sino la oportunidad de empezar sin cargas.