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Granjas Villarreal: «Los precios están cambiando los hábitos alimenticios»

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Los precios de los pollos y huevos se dispararon en marzo; sin embargo, el sector se encuentra en uno de sus peores momentos a causa de la subida del precio de la luz, transportes y piensos, además de la escasez de determinados cereales y piensos, y los brotes de gripe aviar que ha obligado en este 2022 al sacrificio de aves y destrucción de productos de algunas granjas.

Si miramos los últimos datos publicados, en 2020 había en España 1.340 granjas de producción de huevos, con 1.256 millones de docenas, con una facturación de 1.154 millones de euros gracias a 47,1 millones de gallinas ponedoras. Por si se lo preguntan, según datos proporcionados por Aseprhu (Asociación que agrupa y representa a avicultores y empresas de toda España dedicados a la producción de huevos) de estos 47,1 millones: el 78% están alojadas en jaulas acondicionadas, el 13% en granjas en suelo, el 8% son gallinas camperas y el 1,4% ecológicas. Las granjas españolas en sistema en jaula son el 35% del total, las de suelo el 19%, las camperas el 32% y las ecológicas el 14%.

En España, la producción de huevos se reparte por toda la geografía española, aunque destacan principalmente Castilla-La Mancha y Castilla y León, con un 26% y un 16% de censo de ponedoras, seguidas de Aragón, Comunidad Valenciana y Cataluña. En los últimos 10 años, exportamos entre un 15% y un 20% de los huevos de mesa que producimos.

Si miramos cifras mundiales, la producción de huevos alcanza los 74 millones de toneladas de huevos al año. Asia, con China a la cabeza, es la región con mayor producción (45 millones de t), seguida de la Unión Europea en su conjunto, con 8 millones de t. y de Estados Unidos.

Aseprhu asegura que cada gallina descansa ocho horas en oscuridad y que no es cierto que en las granjas haya luz ininterrumpida para que las gallinas pongan más huevos porque supondría un estrés para las aves, además de un gasto disparado de energía. Cada gallina pone un huevo cada día como máximo (el tiempo necesario para que se forme el huevo completamente) y no puede poner más huevos, independientemente de las horas de luz.

Además, niega que las gallinas reciban hormonas o tratamientos artificiales para que pongan huevos. La calidad del huevo depende sobre todo de su frescura: objetivamente, un huevo es mejor cuanto más fresco. Factores como el tamaño, el color de la cáscara o de la yema, o el sistema de producción no son determinantes de la calidad objetiva.

Subjetivamente, un consumidor puede tener preferencias por un tipo de huevo concreto (blanco o moreno, más grande o más pequeño, de un sistema de producción u otro) y atribuirle una mayor calidad, en función de su experiencia personal de consumo. Estas preferencias son criterios subjetivos y particulares y no re relacionan con mayor valor nutricional ni con mayor seguridad o frescura del huevo.

Hemos visitado una granja a las afueras de Madrid y visto cómo es el proceso, desde que las gallinas ponen los huevos hasta que llegan a las cajas que compramos en el supermercado para conocer de cerca cómo trabajan y cuál es su situación.

Raquel Villareal, propietaria de Granjas Villarreal, nos cuenta que “los precios están cambiando los hábitos alimenticios” y pide que se apoye al mundo rural para que la alimentación de la gente sea lo más natural posible. Para ello, es fundamental que se puedan asumir los costes.

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