El peor error que puede reventar las herencias: lo hacen casi todos los padres en el testamento
Te explicamos cuál es el problema que surge cuando una vivienda se deja a varios herederos
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Puede ser un buen gesto que se hace por el bien de los herederos, pero lo cierto es que se puede convertir en el peor error que puede hacer reventar las herencias. Dejar la casa familiar a todos los hijos es algo que muchos padres ven como una forma justa y equilibrada de legar su patrimonio, convencidos de que así evitarán disputas entre hermanos. Pero, en la práctica, este acto tan habitual puede convertirse en una auténtica bomba de relojería que estalle justo cuando la familia más necesitaría unidad.
Los despachos de abogados especializados en herencias conocen bien esta historia. Todo comienza con la lectura del testamento y la ilusión de recibir una parte de la vivienda. Pero pronto llega la cruda realidad: uno de los herederos quiere vender, otro quiere conservarla, un tercero no puede hacerse cargo de los gastos y nadie se pone de acuerdo. La convivencia legal, que parecía sencilla sobre el papel, se transforma en una fuente constante de conflicto. Detrás de esta situación está una figura legal con nombre propio: el proindiviso, o lo que es lo mismo, la propiedad compartida entre varios herederos. En teoría, se reparte el bien, pero puede que en la práctica, sea un grave error para las herencias, ya que lo que muchos padres no saben es que este mecanismo puede arrastrar a los hijos a años de disputas, decisiones bloqueadas e incluso procesos judiciales costosos. Por eso, cada vez más expertos coinciden en que este es el gran error que debemos evitar a toda costa al hacer testamento.
El peor error que puede reventar las herencias
Cuando en un testamento se deja una casa a varios herederos sin especificar cómo deben gestionarla, se crea automáticamente una situación de copropiedad o proindiviso. Eso significa que todos los beneficiarios tienen el mismo derecho sobre el bien, pero también la misma obligación de ponerse de acuerdo para cualquier decisión importante. ¿Y qué pasa cuando uno quiere vender y otro no? Que el conflicto está servido.
El problema no es tanto la legalidad de esta figura como su aplicación práctica. Tal como explican los expertos en derecho sucesorio, convivir legalmente con hermanos, cuñados, madrastras o incluso sobrinos a la hora de gestionar una propiedad no es nada sencillo. Las emociones se cruzan con los intereses económicos, y las decisiones se vuelven lentas, tensas y, muchas veces, imposibles. Por eso, el Código Civil contempla formas de disolver estas comunidades, porque, tarde o temprano, casi todas acaban mal.
Cómo evitar que la herencia se convierta en un campo de batalla
La mejor solución, según los juristas, es anticiparse. Si se desea dejar un bien inmobiliario a los hijos, lo más recomendable es establecer una fórmula que permita dividirlo de forma efectiva o adjudicarlo a uno solo, compensando al resto con otros bienes o dinero. Otra opción válida es indicar en el testamento que la vivienda se venda tras el fallecimiento del testador y que el dinero obtenido se reparta entre los herederos. Así se evita el atasco del proindiviso desde el primer momento.
En caso de que ya se haya heredado una vivienda de forma compartida, la clave está en llegar a un acuerdo lo antes posible. Si los herederos deciden vender el inmueble y repartirse el dinero, o si uno de ellos puede comprar la parte de los demás, el problema puede solucionarse de forma rápida y pacífica. Pero si no hay consenso, las alternativas se complican. La extinción del condominio es posible, pero exige el consentimiento de todos. Y si eso no ocurre, solo queda el camino del juzgado.
Los impuestos y trámites que implica
Muchos herederos desconocen que salir de un proindiviso tiene también implicaciones fiscales. Por ejemplo, si uno de los herederos se queda con la vivienda y compensa económicamente al resto, tendrá que pagar el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados, cuya cuantía depende de cada comunidad autónoma. Si, en cambio, se vende a un tercero, entra en juego el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales.
Además, la operación puede generar una ganancia patrimonial que se reflejará en la declaración del IRPF, lo que conlleva un pago adicional. Es decir, no solo hay que ponerse de acuerdo entre los herederos, sino también estar preparados para asumir los gastos derivados de esa decisión. Por eso, los abogados insisten en que todo proceso de extinción de condominio debe ir acompañado de asesoramiento legal y una valoración objetiva del bien.
Ir a juicio: el camino más lento, caro y doloroso
Cuando los herederos no logran ponerse de acuerdo y nadie quiere ceder, solo queda una salida: acudir a los tribunales. El procedimiento judicial para dividir la cosa común implica presentar una demanda, pasar por un proceso largo y costoso, y aceptar que será un juez quien decida qué hacer con el bien heredado. No es raro que el inmueble acabe en subasta, vendiéndose por debajo de su valor, con un resultado insatisfactorio para todos.
Además del desgaste emocional, hay que tener en cuenta los honorarios de abogados, las costas judiciales y los años que puede prolongarse el conflicto. Por eso, la recomendación unánime de los expertos es evitar este escenario a toda costa. Cualquier acuerdo, por difícil que parezca, suele ser mejor que dejar que el pleito lo resuelva un tercero.
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