Coyuntura económica

¡El ocaso de Pedro Sánchez!

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

“La verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos, sino el hecho de rehusarse a adquirirlos”, Karl Popper

Lo impresionante por frío y por cruel es Wall Street. Llega el oro en ríos de todas las partes de la tierra y la muerte llega con él… Lo terrible es que la multitud que lo llena cree que el mundo será siempre igual, y que su deber es mover aquella gran máquina día y noche como decía Lorca, aunque ello diste de mis principios. Todos hemos aprendido en alguna etapa de nuestras vidas la gran lección que nos otorga el miedo, en momentos de incertidumbre el ser humano reacciona desproporcionadamente a sucesos que no logra comprender, y debemos aprender que sólo en los detalles se encuentra la verdad, comprendiendo de tal modo que la mentira es engaño y la verdad no, aunque ciertamente a mí me han engañado las dos, y gracias a esas bonitas cicatrices supe siempre que mi pasado fue real.

Con estas sensaciones comenzamos este dramático 2020, ninguneando a la primera pandemia a la que se ha enfrentado el mundo moderno derivada del SARS-CoV-2 y el covid-19, lo cual desencadenó a posteriori en pánico social e incertidumbre desbocada, y empujó a nuestra sociedad a vivir a merced de un confinamiento tardío y a convivir con un shock mediático sin precedentes.

Fue el miedo a lo desconocido más que la responsabilidad social lo que confinó al mundo entero durante el segundo trimestre de 2020. Sin embargo, a medida que la sociedad ha comprobado que el coronavirus podría no tocar de cerca a muchos y que el ‘boom’ mediático parece relajar la dramática situación, nuestra sociedad ha pasado a normalizar dicha pandemia y por ende, a reducir la incertidumbre sobre una situación que a día de hoy hemos normalizado, lo cual es peligroso ya que saber de algo no es comprenderlo. Podríamos saberlo absolutamente todo, pero no comprender nada. Por ello les suplico a todos que templen el miedo con la razón, el pánico con la paciencia y la incertidumbre con la educación.

Cada vez son más las personas que parten de la dura opinión de Boris Johnson. El conservador y primer ministro británico fue todo un pionero en comprender la pandemia. Aquello de apostar por hacer vida normal y asumir que esto sería muy duro, fue criticado por todo el mundo. Sin embargo, tras contener el virus en una primera oleada, el desenfreno que estamos viviendo en Israel o las dudas sobre los nuevos rebrotes de España, especialmente en Cataluña, me hacen temer lo peor.

El coste económico de salvar vidas es indiscutible, pero muchos ya han asumido que cohabitar con el virus es una realidad de largo plazo, y el esfuerzo económico de confinar el mundo entero tres meses para normalizarlo dos, tampoco es la solución. Aquellos que vaticinan una vacuna en 18 meses, también parten de expectativas ilusorias. El mundo en la década de los ‘80 y ‘90 aprendió a cohabitar con el VIH, o el SIDA en su última etapa infecciosa, un virus que también dominó la opinión pública y que a día de hoy sigue sin vacuna.

Sin embargo, el ser humano es maravilloso cuando quiere y la comunidad científica mundial ha colaborado como nunca antes se había hecho a través de la inmediatez de la red como canal para ayudar a todos los sanitarios del mundo a entender, y ejecutar la mejor manera de atacar el actual virus. Tener capacidad de ampliar unidades de cuidados intensivos en los hospitales, reservas de material y concienciar a la sociedad del uso de mascarillas e hidrogeles, es un avance que no teníamos hace 3 meses.

La reducción de la carga viral tiene que ver con ello, y el mayor conocimiento acerca del comportamiento del virus nos ayuda a tratar aquellos casos más graves, aplanando de tal modo la curva de fallecidos. Finalmente, las técnicas de rastreo y de prevención mediante test PCR también deberían ayudar a contener los contagios mediante confinamientos locales para no retornar a un colapso sanitario.

Para mí el miedo podría ser de la misma manera el principal motor que sentencia las paupérrimas políticas de Pedro Sánchez. El estrepitoso ridículo en cuanto al fracaso en la nominación de Nadia Calviño para el Eurogrupo tiene mucho que ver con la imagen que Europa tiene de nuestra España. Las negociaciones emprendidas este pasado fin de semana por los líderes europeos son sumamente vitales para poder contener la segunda pandemia; ¡la económica! Recordemos que en 2008 la rápida actuación de USA a la hora de implementar medidas económicas salvó a la economía americana, y recondujo el crash financiero ‘subprime’ en una recuperación en forma de V.

Por contra, las arduas y perezosas negociaciones de la aburrida Europa, llevaron a que el decrépito, viejo y burocrático europarlamento necesitara de 8 años para suplir la misma situación. Christine Lagarde ya ha advertido durante la semana pasada acerca de la necesidad de implementar ayudas fiscales comunes. ¡Si el Eurogrupo no apechuga, nos pilla de pleno el toro señores! Y es muy lógico, puesto que al fin y al cabo los más afectados como son restauradores, hoteleros, compañías aéreas, agencias de viajes, así como autónomos y pymes necesitan las ayudas urgente, no cuando lamentablemente ya hayan cerrado sus puertas.

Parece que en este país no acaban de comprender que una acción de choque implementada en una economía quebrada es inútil. Necesitamos fumata blanca, de lo contrario Europa requerirá de más de un milagro para salir viva de esta, incluido uno que contemple la lucha de dominio de poder del señor Sánchez, ya que se ha postulado prefiriendo menos ayudas para todos los españoles, que menos cuota de poder para él… ¿Interés individual por encima del interés común? ¡muy bonito! Y no es de extrañar, ya que el argumento bananero de acusar al PP de los recortes quedaría en agua de borraja.

Las reformas vienen siempre del acreedor, ni de la izquierda ni de la derecha, jamás lo olviden. España se enfrenta a un reto crucial que debe ser enfrentado con celeridad y liderazgo, de lo cual por cierto carecemos políticamente. Está claro que quien me conoce sabe que no me postularía en favor de una histórica bajada de pantalones, pero un ambicioso plan de reformas debería ser una necesidad impuesta por el propio gobierno y avalada por Europa, más que un problema estructural de fondo. No se engañen, el problema no son las ambiciosas reformas que necesita España, el gran problema es pasar con más pena que gloria por una legislatura que sólo se preocupa por mantener intacta su cuota de poder.

Como decía Popper, el conocimiento es uno de nuestros principales activos, y la verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos, sino el hecho de rehusarse a adquirirlos. No aprender de los errores del pasado tiene un coste moral que va más allá de lo numérico cuando las decisiones de unos pocos afectan a todos los demás. La semilla del fanatismo siempre brota al adoptar una actitud de superioridad moral que impide llegar a un acuerdo, y es por ello que espero que la intolerancia ideológica de este gobierno no les haga encontrar nuevamente en la historia una razón para arruinar el presente, ni olvidar que la memoria nos construye como seres morales. Como decía Balzac cuando terminaba de hablar de política y de suerte; ahora volvamos a las cosas serias.

Gisela Turazzini
CEO, Blackbird Bank

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