Vivienda

Miles de propietarios podrían quedarse sin vender su piso por no tener este requisito que ahora es obligatorio

Vender un piso
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

El mercado inmobiliario se enfrenta a una transformación significativa marcada por la urgencia de adaptarse a las nuevas exigencias en materia de eficiencia energética. A medida que las normativas europeas avanzan hacia un modelo más sostenible, los propietarios que deseen vender sus viviendas tendrán que cumplir requisitos cada vez más estrictos. En este contexto, disponer de una calificación energética adecuada ya no será sólo un valor añadido, sino una condición obligatoria para vender un piso a a partir de 2030.

Así, la etiqueta energética se convierte en un factor determinante. Ésta nueva regulación busca garantizar que los inmuebles ofrezcan un rendimiento energético aceptable, reduciendo el consumo y las emisiones contaminantes. Por tanto, si una vivienda no alcanza la categoría mínima exigida (la letra «E»), no se podrá vender. Esto supone un reto para muchos propietarios, especialmente aquellos con inmuebles antiguos, que deberán hacer reformas para mejorar la eficiencia energética si no quieren perder valor de mercado ni ver paralizada su intención de venta.

El requisito obligatorio para vender un piso

La eficiencia energética de una vivienda ya no es simplemente una cuestión de ahorro económico o responsabilidad ambiental. En pocos años, pasará a ser un requisito legal para poder vender un inmueble en España. A partir de 2030, la legislación exigirá que toda vivienda que se quiera poner en venta cuente, como mínimo, con una calificación energética de tipo «E». Esta letra, ubicada en el centro de la escala que va desde la «A» (máxima eficiencia) hasta la «G» (mínima), marca un punto de inflexión en la normativa europea que busca un parque inmobiliario más sostenible y comprometido con los objetivos climáticos.

Con la mirada puesta en 2033, la exigencia será todavía mayor. A partir de esa fecha, sólo se podrán vender viviendas con calificación «D» o superior. Esto implica que muchos propietarios tendrán que invertir en mejoras sustanciales para adecuar sus inmuebles a los nuevos estándares si no quieren ver su propiedad inmovilizada en el mercado o depreciada frente a otras opciones más eficientes.

¿Qué es la calificación energética?

El certificado energético es un documento oficial que indica el nivel de eficiencia de una vivienda en cuanto al consumo de energía y las emisiones de CO₂. Se representa mediante una escala de siete letras (de la «A» a la «G») acompañada de un código de colores. Cuanto más cerca de la letra «A», menor será el gasto energético y menor el impacto ambiental del inmueble.

Esta evaluación tiene en cuenta aspectos como el aislamiento térmico, el tipo de cerramientos, la eficiencia de los sistemas de calefacción y refrigeración, y el uso de energías renovables. El objetivo es informar de forma clara al comprador sobre las características energéticas de la propiedad, permitiéndole valorar mejor su inversión a largo plazo.

Cómo obtener el certificado energético

Para obtener el certificado y poder vender el piso, es imprescindible ponerse en contacto con un técnico autorizado: arquitectos, ingenieros o aparejadores habilitados para realizar este tipo de inspecciones. Este profesional debe visitar la vivienda, tomar mediciones, analizar materiales y sistemas de climatización, y posteriormente elaborar el informe que determinará la calificación obtenida.

Es muy importante que el propietario se asegure de que el técnico realiza una inspección presencial y detallada. En algunos casos, se ofrecen certificados a precios muy bajos sin que el profesional acuda físicamente al inmueble, lo cual no sólo es fraudulento, sino que puede acarrear sanciones y la invalidez del certificado.

Además, se recomienda pedir presupuesto por escrito, donde se detallen los honorarios con IVA incluido, solicitar factura una vez realizado el trabajo y, si es posible, contratar a través de colegios profesionales o empresas registradas en los listados oficiales de técnicos certificadores.

¿Qué pasa si no se cumple la normativa?

La entrada en vigor de estas nuevas exigencias supondrá que, desde 2030, no se podrán formalizar ventas de viviendas que no cumplan con la letra «E». A partir de 2033, este mínimo subirá a «D». Las operaciones que no cumplan este requisito no podrán inscribirse legalmente en el registro de la propiedad, y los notarios estarán obligados a comprobar la validez de la calificación energética en el momento de la firma.

El futuro del mercado inmobiliario está íntimamente ligado a la eficiencia energética. Lo que hasta hace poco era un aspecto secundario, se convierte ahora en una obligación legal que condicionará la compraventa de viviendas a partir de 2030. Quienes quieran vender su piso deberán asumir que, sin una calificación energética mínima, simplemente no podrán hacerlo. Lejos de ser una carga, esta exigencia representa una oportunidad para revalorizar inmuebles, reducir consumos energéticos y contribuir a un modelo de desarrollo más sostenible.

La clave está en anticiparse. Evaluar el estado actual del inmueble, informarse adecuadamente, evitar fraudes y planificar mejoras energéticas son pasos necesarios para adaptarse al nuevo marco legal. Vender una vivienda en los próximos años implicará no solo conocer el mercado, sino también respetar el compromiso medioambiental que demandan las nuevas generaciones de compradores y las directrices europeas.

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