Participa el Real Jardín Botánico

Más de 50 investigadores diseñan un protocolo para monitorizar los bosques del trópico

cambio climático

Más de 50 investigadores internacionales han participado en un proyecto internacional para desarrollar un método de trabajo para monitorizar los bosques más olvidados del trópico. El protocolo, que publica la revista ‘Plants People Planet’ permitirá realizar un estudio «más pormenorizado y eficiente» de los bosques secos y ofrecerá datos de interés sobre natalidad y mortalidad de árboles o los cambios en la composición de las especies, según informa la institución científica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Al pensar en bosques tropicales se piensa en vegetación exhuberante de todos los colores pero a veces esta imagen deja a un lado los bosques secos. Estos bosques ‘olvidados’ están adaptados a la estacionalidad de algunas áreas tropicales, de modo que permanecen verdes y exuberantes solo una parte del año, en la estación lluviosa. Durante el período seco los árboles pierden sus hojas y, en consecuencia, su exuberancia y verdor.

Además, según explica el Real Jardín Botánico que ha participado en el proyecto que ha durado diez años, al contrario que sus contrapartes, los bosques húmedos montanos y los lluviosos de tierras bajas, el área original ocupada por bosques secos en el trópico Americano ha sido reducida considerablemente por el uso agrícola y urbano, de modo que ahora solo quedan pequeños parches aislados a lo largo del continente.

Los investigadores, en su mayoría integrantes de la Red Florística Latinoamericana del Bosque Tropical Estacionalmente Seco han logrado un nuevo protocolo que consiste en establecer parcelas permanentes, que incluyen mediciones específicas para este tipo de bosques.

Ese protocolo permitirá expandir el estudio de los bosques secos y usar un método estandarizado para lograr una comparación más eficiente de las diferentes áreas de bosque seco neotropical.

La investigadora del RJB Ricarda Riina, ha explicado que aunque aún siguen los trabajos de exploración botánica para describir nuevas especies de los bosques secos, los 50 investigadores quieren contribuir al estudio de la salud de este «bioma olvidado».

«Los bosques húmedos tropicales han recibido siempre mucha mayor atención que los bosques secos. Pero, afortunadamente, esto está cambiando y con la publicación de este protocolo adaptado a las características del bosque seco, esperamos dar una dirección más clara para el estudio, la conservación y el manejo de estos bosques», ha celebrado.

El nuevo protocolo está disponible en español, inglés y portugués, las lenguas de la Red DRYFLOR y está diseñado para establecer parcelas permanentes con el fin de monitorizar el estado del bosque seco a lo largo del tiempo.

En media hectárea de bosque, cada árbol es etiquetado, medido e identificado. Esto, que a priori parece sencillo y simple, es un proceso lento y a menudo difícil, según explica el artículo.

Los bosques secos tropicales no son lugares fáciles para trabajar -altas temperaturas, vegetación espinosa y presencia de muchos insectos-, y a un grupo de cuatro personas le puede tomar más de una semana medir solo una parcela.

La investigadora apunta que con la monitorización de estas parcelas será posible ver tendencias temporales en las tasas de natalidad y mortalidad de árboles, obtener datos sobre los cambios en la composición de especies e información sobre si los bosques están liberando o capturando carbono.

«Estos resultados pueden proporcionar información crucial para la toma de decisiones, desde la planificación local de aspectos de conservación hasta el diseño de modelos globales de la dinámica de carbono», ha precisado.

El bioma del bosque seco es uno de los más amenazados de Latinoamérica, de ahí la necesidad de continuar con estudios para conocer su diversidad y entender su ecológica a nivel local y continental. Pero al mismo tiempo son necesarias acciones de restauración y conservación de lo poco que queda de este bioma en cada país.

Riina advierte de que se espera que las regiones tropicales se vuelvan más secas y calientes conforme van incrementando las temperaturas en el planeta. «Necesitamos entender cómo estos ecosistemas ya adaptados a un marcado régimen biestacional con un período seco y cálido reaccionarán a estos cambios», ha concluido.

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