Economía
SEGÚN FEDEA

España ha reducido un 6% sus inversiones en I+D en los últimos seis años

Fedea o lo que es igual, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada, se ha especializado en sacar los colores al Gobierno sea del signo político que sea.

Un informe elaborado por el experto Juan Mulet confirma que la economía española no termina de apostar por el conocimiento como fuente de ventaja competitiva. Justo lo contrario de lo que hacen las economías más dinámicas del mundo.

En España sólo 5.000 empresas tienen departamento de I+D

Según los últimos datos armonizados de la OCDE para el periodo 2008-2014, mientras que países como Corea del Sur han aumentado sus gastos para crear nuevo conocimiento (I+D) un 57%, Alemania un 23%, Estados Unidos un 12% e incluso Japón un 7, a pesar de su delicada situación, España los ha reducido un 6%.

Lo más grave para nuestra amada patria ha sido que debido a la crisis el número de empresas innovadoras se ha reducido drásticamente. Por lo que se refiere a las empresas que han creado nuevos productos y servicios o introducido mejoras sustanciales han pasado de de ser 42.206 en 2008 a sólo 18.511 en 2014, un 56% menos.

La I+D empresarial también ha sufrido un descalabro importante entre 2008 y 2014. El número de empresas con actividad en este campo ha disminuido en un 32% y su gasto en I+D en un 16%. En este apartado las microempresas sólo han caído un 4%, seguramente porque hay todavía jóvenes innovadores cuya carrera profesional está directamente ligada a sus nuevas compañías.

En lo que se refiere al gasto público en investigación, el peor efecto de este periodo es que no ha sido posible la incorporación de nuevos investigadores, con lo que se ha agravado el problema de la elevada edad media de este colectivo. Esto dificulta el necesario relevo generacional y seguramente ha tenido efectos adversos sobre la productividad, que suele ser más elevada en los años posteriores al doctorado.

Si antes de la crisis, el sistema de innovación español ya era muy pequeño en comparación con los países de referencia, la crisis lo ha reducido todavía más, mientras que el resto de estos países ha seguido creciendo. Aunque resulta esperanzador que el sistema de innovación español no haya perdido su vitalidad, existe un claro peligro de que termine haciéndolo si no se convierte en una prioridad estratégica para España.

Por último, hay que desarrollar verdaderas políticas de innovación, que nunca hemos tenido en España. El objetivo es inducir a muchas más empresas a asumir el gran riesgo de la innovación. Nuestro país no puede seguir compitiendo, afirmó Mulet, con un sistema basado en los bajos costes. 

Para que se hagan una idea sólo 5.000 empresas españolas cuentan con un departamento propio de I+D.