Empleo de junio: el turismo exterior está salvando a Sánchez
Las familias ven como la inflación derrite el poder de compra de sus salarios, ahorros y pensiones. Las empresas sufren, también por la inflación, subida de costes y menor rentabilidad. En ese marco, cabría esperar que el empleo también sufriera las consecuencias. Sin embargo, en junio se alcanzó un nuevo récord, con 20,35 millones de afiliados (+4,3% interanual). El número de parados bajó 20,3% hasta 2,88 millones, la cifra más baja desde octubre de 2008. ¿Cómo se explica?
El factor fundamental para cuadrar el círculo es la llegada de turistas extranjeros. Desde abril vuelven a llegar a nuestro país más de 6 millones de turistas por mes, algo que no pasaba desde octubre de 2019. En el trimestre abril-junio, visitó España un total de casi 19 millones de turistas; en igual período de 2021 fueron solo 4,2 millones. Ese aumento, de casi 15 millones más de personas, implica que ya entraron a la economía unos € 18.000 millones más (casi 1,5% del PIB).
En el segundo trimestre de 2021 estuvo todavía en ERTE una media de 542.700 personas, frente a 40.300, de media, entre abril y junio de 2022. Así, medio millón de personas vieron mejorados sus ingresos (cuando se está en ERTE se cobra, en general, el 70% de la base de cotización) con relación a hace un año. A eso hay que sumarle las 925.800 personas que ahora trabajan y hace un año no lo hacían (media del trimestre), que también tienen mayores ingresos que el año pasado. Este impacto ya sumó otros € 5.000 millones a la demanda.
El problema es que estos chutes actúan una sola vez: el turismo solo se normaliza una vez y solo se sale una vez de ERTE. Por lo tanto, a medida que pasen los meses, esos efectos se irán diluyendo y se hará inevitable la cruda realidad.
Cruda realidad que ya podemos atisbar cuando escarbamos en los datos recién publicados. En el sector primario, el empleo suma once meses seguidos de caída. En la Construcción, la ocupación tuvo en junio su menor avance (+2,8% interanual) desde que empezara la recuperación pospandemia. En la Industria, el aumento del empleo fue el menor en siete meses (+2,5%). Este solo crece con fuerza en los Servicios (+5,4%), que crea el 93% de todos los nuevos empleos, gracias al tirón del turismo.
La firma de contratos de jornada completa cayó en junio por tercer mes consecutivo. Esos mismos contratos fueron el 54,1% del total, que es la menor proporción que se registra. Eso quiere decir que se trabajan menos horas, que es lo contrario a lo que ocurre en una economía que prospera.
Yolanda Díaz está feliz porque un 42% de los contratos firmados en el cuatrimestre marzo-junio son indefinidos, frente al 12% del mismo período de 2021. Pero más de la mitad de los contratos indefinidos son fijos-discontinuos (se multiplicaron por 10) o de tiempo parcial (se multiplicaron casi por 4).
La realidad para el trabajador ha cambiado poco. En junio de 2021, los contratados de forma temporal firmaban, de media, 1,35 contratos cada uno; ahora firman 1,34. Al mismo tiempo, los contratados de forma indefinida, hace un año firmaban 1,02 contratos cada uno y ahora firman 1,05. No ha variado la rotación entre los temporales, pero ahora hay personas que firman más de un contrato fijo-discontinuo. Otra anormalidad que trajo la contrarreforma laboral es que crece el número de personas que firman, al mismo tiempo, contratos fijos y temporales: fueron más de 45.000 en cada uno de los últimos dos meses, casi 6 veces más que un año antes.
La alquimia socialista permite contar como ocupado a quien está en el paro (asalariados en ERTE), considerar fijo un empleo temporal (fijos-discontinuos) y hasta llamar “viaje oficial” a lo que es viajar con amigas. Nada de eso cambia la dura realidad que percibe la mayoría de españoles. Realidad que, tarde o temprano, también entrará en La Moncloa.
Diego Barceló Larran, director de Barceló & asociados @diebarcelo