Los datos que no querrá que sepas el lobby del cine español
Un año más, y ya van 31, en la que se celebra la fiesta del cine español. Los Premios Goya han adquirido gran importancia en los últimos años, más allá de nombrar a las mejores películas y actores del panorama cinematográfico nacional, debido a sus continuas quejas ante el Gobierno dirigido por Mariano Rajoy, por asfixiarlos con el incremento del IVA al 21% y reducir las subvenciones que perciben.
De hecho, en la edición de este año ha habido cierta innovación en las críticas al ejecutivo, el vicepresidente de la Academia del Cine, Mariano Barroso, le recordó al ministro de Hacienda que ellos son los que subvencionan al Estado, puesto que aportan en concepto de IVA 105 millones de €, frente a los 77 millones de € que tiene como presupuesto para cine el Estado.
Es curiosa esta última crítica, al parecer, desde la Academia del Cine dan a entender que están en desventaja porque tienen que aportar más de lo que reciben por parte del Estado, cuando, por ejemplo, nuestras empresas soportan un tipo efectivo del 32,6% —el segundo mayor de Europa— y el día de la liberación fiscal no llega hasta el 29 de junio. Si todo el mundo recibiera por parte del Estado lo mismo que aporta sería imposible realizar una redistribución de la renta hacia los que menos tienen, tal como defienden una parte importante del sector cinematográfico nacional.
Otra crítica más recurrente es a la que se refiere a la del IVA al 21% que soportan los espectadores que acuden al cine, según ellos, tener un impuesto tan elevado perjudica seriamente a su actividad económica. Curioso cuanto menos, puesto que la mayor parte de los trabajadores de este gremio no defienden impuestos bajos para todo el mundo, sino que solo para ellos mismos. Además, suelen añadir que el IVA tan alto perjudica a las personas con menos recursos, a los que se le ha convertido en prohibitivo acudir al cine debido al incremento de este tributo.
Pero, según un trabajo publicado por FUNCAS elaborado por Desiderio Romero-Jordán y José Félix Sanz-Sanz, precisamente son las rentas altas las que más ocio —cine, teatro y otros espectáculos— consumen, en concreto, gastaron 5 veces más que las rentas más bajas entre los años 2008 y 2013 —482,1€ frente a 97€—. De hecho, el gasto en ocio de las rentas más bajas en el año 2013 es cercano al gasto medio de los años comprendidos entre 2008 y 2013, cuando gastaron 93,8€; en cambio, las rentas altas se han visto más afectadas en cuanto a su gasto en ocio, puesto que en el año 2013 consumieron una cantidad de 416€. Por lo que una bajada del IVA cultural acabaría beneficiando, con toda probabilidad, a las personas con mayores rentas.
Otro punto esencial en las críticas al Gobierno del Partido Popular es en lo relativo a las subvenciones. Una empresa que precisa de subvenciones para sobrevivir no las merece, ¿por qué debemos pagar de forma coactiva a través de impuestos películas que no vemos? ¿No deberían ser los espectadores que si valoran las películas españolas los que deberían pagarlas? Si es por interés general, precisamente, si hay películas que sin las subvenciones no serían rentables, es que no son de interés para los españoles, puesto que consideran más valioso ver otro tipo de películas o disfrutar de otro tipo de ocio.
Aun así, como se advierte en la gráfica siguiente, la cantidad percibida en subvenciones se ha reducido a partir del año 2011, con el Gobierno liderado por José Luis Rodríguez Zapatero, cuando las exigencias por parte de Bruselas y la posibilidad de entrar en quiebra hizo necesario un ajuste del presupuesto público vía ingresos y gastos. Pero, ¿ha afectado de forma negativa esta reducción en las cantidades percibidas por el sector cinematográfico nacional? Veamos lo que dicen las siguientes gráficas:
1. Subvenciones al sector cinematográfico.
2. Películas exhibidas por nacionalidad.
3. Número de espectadores por nacionalidad
4. Recaudación por nacionalidad
5. Películas exhibidas, espectadores y recaudación del cine español sobre el total.
Como muestran las gráficas anteriores, en cuanto al número de películas exhibidas, a los espectadores y a la recaudación, la evolución es la misma, el sector nacional se mantiene estable para estos conceptos durante los años en los que las subvenciones son menores, en cambio, son las películas que provienen de fuera las que se ven más perjudicadas por la crisis. De hecho, es destacable ver como el porcentaje de espectadores y de la recaudación de las películas nacionales sobre el total de películas es inferior al porcentaje de películas nacionales exhibidas sobre el total, esto es, en proporción el cine español saca más películas, pero son menos rentables. Solo el año 2014, en el que el cine español bate récord de recaudación y de espectadores, vemos un comportamiento como le correspondería, esto es, el porcentaje de películas exhibidas sobre el total es similar al porcentaje de espectadores y recaudación sobre el total.
En definitiva, en la última edición de los Premios Goya hemos podido asistir, una vez más, a la demagogia del sector cinematográfico nacional. Pero observando los datos, podemos ver como la subida del IVA y la caída en las subvenciones no les ha afectado tanto como insisten. Quizás, las quejas sean porque no desean perder los privilegios que hasta hace bien poco disfrutaban y que no debieran recuperar, a saber, si quieren sobrevivir, deben hacer buenas películas, es la mejor manera de contribuir a la prosperidad de nuestro país, no parasitándolo a través del presupuesto.
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