Los datos que esconde el PIB: Sánchez disparó el gasto un 5,8% y la deuda un 2,9% en 2024
El incremento de la deuda fue de 45.207 millones de euros durante el 2024
La subida del Producto Interior Bruto (PIB) español durante el 2024 esconde algunas cifras relacionadas con el gasto y la deuda que muestran un panorama algo más preocupante que el que quiere pintar el Gobierno de Sánchez. Por un lado, en términos nominales, el gasto público se disparó un 5,8% durante el año pasado, siguiendo los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Por otro, la deuda pública, de noviembre de 2023 a noviembre de 2024, aumentó un 2,9%, según el Banco de España.
Es decir, el endeudamiento de las administraciones públicas aumentó apenas 4 puntos por debajo que el PIB en términos reales. Así, el incremento de la deuda, hasta noviembre, fue de 45.207 millones de euros, una cifra superior, incluso, al aumento del gasto público. Esta variable alcanzó los 1,6 billones de euros.
El gasto público en 2024 tocó los 311.517 millones de euros, 17.196 millones más que en 2023. En este sentido, casi el 20% del incremento del PIB español se debió a la contribución que tuvo el gasto de la Administración, por lo que el crecimiento económico dependió, en gran medida, de la demanda interna y del despilfarro del Ejecutivo.
De hecho, el propio INE ha mostrado su preocupación por el desplome de la demanda externa, cuya contribución a la economía del país ha sido «cercana a cero». Algo ya previsto por algunos analistas como los de la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas).
Y es que Funcas ya advirtió la semana pasada que el sector exterior se está ralentizando y que mira con preocupación el consumo público. Si esta última variable comienza a decaer, el PIB comenzará a debilitarse. Tanto es así que los analistas de la fundación auguran un crecimiento del 2,4% en 2025, lo que supondría desplomar el incremento en casi un punto porcentual con respecto al año anterior.
Datos preocupantes del PIB
Además, los datos del PIB de diciembre muestran otras señales preocupantes. Por ejemplo, el consumo de los hogares se ralentizó dos décimas con respecto al mes anterior y sólo aumentó un 1% en el cuarto trimestre.
Por otro lado, el crecimiento económico mensual lleva tres trimestres estancado en el 0,8% y depende demasiado de la demanda nacional (2,8 puntos de los 3,2, unos 1,1 puntos más que en 2023) y, tal como se ha mencionado, la externa sufrió al reducirse en seis décimas.
Además, el PIB no se repartió por igual en todos los sectores. Mientras los servicios -sobre todo los relacionados con el turismo dadas las cifras récord- y la construcción están de enhorabuena, el resto de actividades se resienten. Si bien es verdad que las constructoras venían de sufrir un gran retroceso del 1,6% en el tercer trimestre del 2024.
Por un lado, la industria creció tan sólo un 0,3% en el último trimestre, tres meses que, además, estuvieron protagonizados por un gran aumento de los costes energéticos que sufren estas empresas, unas alzas no vistas desde 2022. De hecho, las industrias españolas tuvieron que vivir un apagón de energía en diciembre que duró varios días, tal y como adelantó OKDIARIO.
Por otro lado, la agricultura ha sido la actividad que peor lo ha pasado en el cierre del año pasado. El sector agroalimentario sufrió un retroceso del 0,7% -tras haber crecido un 1,5% en el tercer trimestre-. Por tanto, el crecimiento económico de España no está siendo igual para todos.
Además, España se dirige de forma directa hacia el déficit comercial. Las exportaciones del país se estancaron con un leve crecimiento del 0,1% entre octubre y diciembre, tres décimas menos que en los tres meses anteriores. Sin embargo, las importaciones españolas se dispararon un 1,3%, cuatro décimas más que en el tercer trimestre.
Esto quiere decir que la economía depende cada vez más del exterior, pues es incapaz de superar la crisis de demanda externa y de mejorar el comercio de sus productos en el extranjero, algo que, de enquistarse, podría tener graves consecuencias en el futuro.