Economía

Los cereales seguirán disparados en los próximos meses: la guerra arrasa el 30% de los campos ucranianos

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Trigo

La guerra ha disparado en las últimas semanas el precio de los cereales, pero lo cierto es que lo peor esta por llegar. El 30% de los campos de cultivo de trigo y de maíz ucranianos han quedado devastados por el conflicto, impidiendo su plantación y cosecha hasta mediados de 2023. Esto ha tenido un impacto directo en el precio de estos productos para entrega el próximo año, que ya superan los 300 euros.

En concreto, Rusia es el mayor exportador mundial de trigo y Ucrania es el quinto. Juntos, proporcionan el 19% del suministro mundial de cebada, el 14% del trigo y el 4% del maíz, lo que representa más de un tercio de las exportaciones mundiales de cereales. Además, cerca de 50 países depende de ellos al ser el origen de un 30% o más de sus importaciones de trigo. Según los futuros de Euronext, el precio de trigo de entrega en marzo de 2023, se han incrementado más de un 20% hasta alcanzar los 315 euros/tonelada. Por su parte, los futuros del maíz para entrega en el mismo periodo han alcanzado los 265,50 euros cada tonelada, un 15 más que a principios de este año.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lleva días alertando de que la guerra en Ucrania entraña «graves riesgos» para la seguridad alimentaria a nivel global debido al «papel fundamental» que juegan tanto Rusia como Ucrania en la producción y el suministro de alimentos a nivel mundial. En 2021, Rusia, Ucrania, o ambos, figuraron entre los principales exportadores mundiales de cereales, mientras que Rusia también se situó como el principal exportador mundial de fertilizantes nitrogenados y el segundo proveedor de potasio y fósforo.

Desde la organización alertan de que las interrupciones logísticas y de la cadena de suministro en la producción de granos y semillas oleaginosas de Ucrania y las restricciones a las exportaciones de Rusia tendrán repercusiones significativas y podrían aumentar gravemente la inseguridad alimentaria a nivel mundial, cuando los precios internacionales de los alimentos y los insumos son ya altos y volátiles.

Por otro lado, Rusia y Ucrania también son proveedores líderes de colza y representan el 52% del mercado mundial de exportación de aceite de girasol. La FAO ha alertado de que entre los riesgos se encuentran los relacionados con el flujo de comercio a nivel internacional, la inflación, la capacidad productiva de Ucrania y Rusia y el efecto del tipo de cambio. Con respecto al alza de precios, la FAO ha alertado de que la guerra en Ucrania podría agravar la situación, ya que los precios de los alimentos ya venían subiendo desde la segunda mitad de 2020 y alcanzaron su máximo histórico en febrero de 2022. De hecho, en 2021 el precio del trigo y la cebada creció un 31%, mientras que el del aceite de colza y girasol repuntó un 60%.

La alta demanda y los precios volátiles del gas natural también han elevado el precio de los fertilizantes. Por ejemplo, el precio de la urea, un fertilizante nitrogenado, se ha triplicado en el último año, según los datos de la agencia de Naciones Unidas. En este contexto, la FAO ha recomendado a los países garantizar el comercio mundial de alimentos y fertilizantes, así como valorar con detenimiento cualquier efecto en los mercados internacionales antes de aprobar cualquier sanción que pueda afectar al suministro de alimentos.

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