Tecnología

El centro tecnológico IMDEA ve insuficientes los 95,25 millones del Gobierno para investigar el 6G

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Fibra óptica.

Aunque aún hay un largo recorrido para el desarrollo del 5G, que se podría decir perfectamente que en España está en pañales, el Gobierno desde el pasado noviembre contempla destinar 95,25 millones de euros para investigar y desarrollar un 5G más avanzado y su evolución, el 6G, una cantidad que para Ignacio Berberana, investigador sénior del centro tecnológico IMDEA Networks, es escasa, aunque sea incluso para dar los primeros pasos.

Para los neófitos en la materia, entre los avances que traerá el 6G está el de permitir reducir la brecha digital y llevar la banda ancha a sitios donde ahora mismo no se soporta, establecer comunicaciones directas entre vehículos, desarrollar la realidad aumentada o el metaverso, y disminuir el consumo de energía mediante redes más verdes que ayuden a la descarbonización.

Su aplicación implicará el uso de frecuencias más elevadas que el 5G para conectar a los dispositivos, dado que integrará en las comunicaciones tecnologías como la inteligencia artificial, el big data o el machine learningA efectos prácticos, el usuario podrá realizar actividades normales sin ser consciente de que, por ejemplo, escribe en el teclado sin que haya un cable que lo una al ordenador gracias a un enlace de 6G. Pero para que toda esta revolución se convierta en una realidad hará falta mucha inversión, advierte Berberana.

«Dar este salto cualitativo de alcanzar algo que marque un antes y un después es muy complicado y exige invertir en I+D», asevera este experto. «Si queremos ser actores principales en el desarrollo de la tecnología, a lo mejor nos quedamos cortos» con los 95 millones, afirma.

En este sentido, destaca que sufragar los primeros pasos como el desarrollo de tecnologías o experimentos para comprobar si utilizar el 5G o el 6G es ventajoso respecto a otras soluciones tecnológicas cuesta dinero, y estamos hablando solo de la fase inicial. Además, subraya que el coste de los equipos debe ser «razonable»ahora que las frecuencias en vez de ser milimétricas como en el 5G serían micrométricas.

La dificultad de encontrar científicos encarece el presupuesto

Pero quizá el escollo más importante será encontrar el personal cualificado para explorar esta tecnología. «Tiene que haber una base de técnicos, científicos, gente que esté preparada para sacar adelante proyectos que generen patentes, todo lo que después podamos a largo plazo rentabilizar», explica. Y reclutar a profesionales de esa valía cuando obtienes una subvención para llevar a cabo un proyecto concreto muchas veces es muy difícil porque la competencia para atraer talento es muy fuerte, apunta.

«Conseguir que alguien se interese por el 6G y no por el metaverso y decida irse a trabajar a Amazon o decida dedicarse a una consultora es complicado. Hay actividades que te dan un retorno a lo que tú has estudiado más elevado», señala. En otras palabras, las expectativas de estos trabajadores pasan por no ser mileuristas ni estar años con una beca de formación: hay que pagarles bien para evitar la fuga de cerebros.

Pese a que su implantación no está prevista al menos hasta 2030, ya se trabaja en el concepto del 6G. El Gobierno ha canalizado ayudas a 13 centros -entre ellos el IMDEA Networks-, fundaciones públicas de investigación y universidades públicas españolas. En total, se emprenderán 115 proyectos para que España sea un referente en los nuevos estándares que llegarán con el 5G y el 6G. Sin embargo, el objetivo de atraer talento con estos fondos está, por tanto, en entredicho, máxime cuando es una tarea de comenzar de inmediato.

«Si quieres que tu tecnología sea la base para ese estándar tienes que empezar a trabajar desde ya», opina Berberana. «A efectos de rentabilidades la inversión en I+D podría ser prematuro, pero si no lo haces…», advierte. Además, cree que si Europa quiere que el 6G lleve su impronta y no la de los chinos o los estadounidenses, es preciso empezar ya a trabajar. «El 5G es lo que es porque los americanos lo definieron», destaca.

Este experto confía en que «para 2030 algo habrá, eso es seguro» e incluso espera que «probablemente, veamos cosas que llamen 6G antes de 2030, aunque solo sea corregir lo que se ha detectado que está mal definido en el 5G» mientras que «aprovechar las nuevas tecnologías que han ido surgiendo durante todos estos años de microelectrónica te da la posibilidad de tener algo que puedas llamar 6G».

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