Carlos Moro: «Fundé Matarromera vendiendo un apartamento y poniendo todo lo que tenía ahorrado»

Carlos Moro: «Fundé Matarromera vendiendo un apartamento y poniendo todo lo que tenía ahorrado»
Carlos Moro

Carlos Moro es uno de los empresarios vinícolas más importantes de nuestro país y ha querido compartir con OKDIARIO sus vivencias profesionales así como, la vida de un emprendedor en su lucha diaria contra los elementos.

Carlos se define como un hijo, nieto, biznieto y tataranieto de agricultores de la zona de Valbuena de Duero. Casi desde la época de la Reconquista, dice entre risas. Asegura que cuando terminaba el colegio iba corriendo a la bodega de su padre a aprender y que ya con 6 años hizo su primer negocio vendiendo la madera del barbecho.

Estudió en los jesuitas de Valladolid, de los que guarda un magnífico recuerdo, y se fue a Madrid a sacarse la carrera de ingeniero agrónomo. Que después complementó con un doctorado en Enología y una diplomatura en Economía de la Pyme. También tuvo tiempo para ingresar en el Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado.

A finales de los 80 y después de compaginar su vida como funcionario y la creación de la patronal FIAB decidió fundar Matarromera, una de las firmas bodegueras más exitosas de nuestro país presente en 6 D.O. a través de sus 8 bodegas. «Vendí un apartamento y puse todo lo que tenía ahorrado», asegura a este diario. Mis padres me ayudaron dándome una parcela cuya propiedad la mitad era de su padre y la otra mitad de su madre.

Aunque en su casa la tradición bodeguera era importante, ellos vendían sólo a granel y Moro tuvo claro desde el primer momento que quería hacer el mejor vino del mundo. Para ello se fijó en lo que hacían sus vecinos de Vega Sicilia pues quería mezclar la tradición de la zona con su propio criterio. «Aunque todo lo que he hecho es nuevo, he mirado siempre a lo antiguo, pues sólo así se consigue un producto de calidad. Esmerándote en los detalles», cuenta este empresario. Recuerda lo duro que fue el inicio en el que él prácticamente hacía todo, desde el proyecto de la bodega, el cuidado de la tierra y la negociación con el Ministerio. A principios de los 90, llevó a cabo una ampliación de capital a la que se sumaron un grupo de amigos para que aportaron sus conocimientos en marketing, comunicación, distribución, para conseguir cubrir todos los ámbitos que a Moro se les escapaban.

Las cosas fueron tirando bien (entró en el accionariado de Protos), fundó otras marcas como Emina, teniendo un objetivo claro; más importante que los beneficios económicos está que su región, la gente que allí trabaja y todo el entorno se beneficie de este proyecto. «Ahora 300 personas trabajan en mi empresa cuando antes esto era un campo de cebada. Ésa es mi filosofía y lo que me hace sentirme orgulloso al ver lo que he conseguido crear», remata.

«Los empresarios no son gente que fuma puros y lleva sombrero de copa. Muchos están de sol a sol ocupándose del negocio y de la gente con la que trabajan y en demasiadas ocasiones, se encuentran barreras burocráticas que sólo les dificultan las cosas», dice Moro. Ahora en mi pueblo hay ingenieros, enólogos, comerciales que hablan varios idiomas que promocionan los productos españoles porque les gusta lo que hacen y esto hay que valorarlo.

Carlos tiene dos hijas que se preparan en el extranjero para seguir en el negocio pero dispone de un director general autónomo que ha profesionalizado la gestión. A día de hoy, preside APD Castilla y León y vicepresidente de la FEV y de la Fundación Riojana para la Innovación.

Su pasión por la Investigación, el Desarrollo y la Innovación se tradujo en la creación de la empresa Abrobiotec, S.L., dedicada a la biotecnología especialmente aplicada al sector alimentario, parafarmacéutico o cosmético, y la empresa Esdor Cosméticos dedicada a la investigación, desarrollo y producción de cosméticos naturales de alta gama.

En 2012 fue nombrado Vocal del Consejo Social de la Universidad de Valladolid y en 2013 ha sido nombrado Presidente de la Ruta del Vino de Rueda. Recientemente le han concedido el Premio Nacional de Innovación 2016 en la categoría “Trayectoria Innovadora” que reconoce el trabajo de toda una carrera dedicada a la investigación para seguir creciendo y mejorando como profesional.

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