Las dos caras del Ejecutivo

Calviño pide a las empresas que inviertan en España mientras Montero diseña su ‘hachazo fiscal’

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El Gobierno tiene dos discursos que no encajan entre sí, que son como el agua y el aceite: uno que apuesta por castigar a las empresas mediante la subida del Impuesto sobre Sociedades y otro en el que reclama inversión privada para poner en marcha un Plan Marshall que ayude a salir de la crisis más intensa que ha vivido España desde la Guerra Civil.

La vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, abogó este jueves en la mesa del Congreso de los Diputados en el que se está diseñando el Plan de Reconstrucción  que habrá que poner en marcha un Plan de Inversiones y Reformas capaz de impulsar el crecimiento y la transformación de la economía española a lo largo de los próximos dos años.

A su juicio, el plan requerirá «un importante volumen de inversión pública y privada» y se deberá enmarcar en el plan de recuperación de la Unión Europea, ha afirmado en la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados.

El problema es que mientras Calviño dice que sería necesario movilizar la inversión privada, la ministra de Hacienda y la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, afirmaba horas antes en el Senado que hay que hacer una revisión profunda del Impuesto sobre Sociedades, que en el lenguaje clásico de los ministros de Hacienda socialistas significa lo siguiente: subir este tributo.

Montero pide hacer una «profunda reforma fiscal» que analice con detalle el Impuesto de Sociedades, sugiriendo que la recaudación se ha reducido a la mitad desde 2008 mientras que las cifras de beneficio han crecido. «No puede ser que con cifras de beneficio similares a 2008 el Impuesto de Sociedades esté rindiendo la mitad», ha afirmado, ya que la propuesta del Gobierno de coalición es implantar un tipo mínimo del 15% para grandes empresas y del 18% para la banca y las empresas de hidrocarburos.

Durante su comparecencia en la Comisión de Hacienda del Senado, Montero ha repetido uno de sus mantras favoritos: que el objetivo debe ser que más aporten los que más tienen. Eso sí, se ha distanciado de la propuesta de Podemos de crear un Impuesto a la Riqueza. Según Montero, es preferible subir impuestos a través de una figura fiscal totalmente legitimada por la sociedad, que a través de otra que no goce con el mismo consenso, como el Impuesto de Sucesiones.

Montero ha incidido en que en el Impuesto de Sociedades se han introducido muchas deducciones fiscales, reducciones y beneficios que han alejado el tipo real del efectivo y ha criticado que las pymes contribuyan más que algunos grandes grupos consolidados. Una idea que desde el mundo empresarial se ha dedicado a intentar desmontar en numerosos informes -ya que el hecho de que las empresas grandes paguen menos se produce, en muchos casos, porque tienen negocio en otros países y, por lo tanto, tributan en otros lugares.

La ministra ha urgido la aprobación de unos Presupuestos Generales del Estado que no pueden seguir prorrogados y donde se redistribuya la riqueza. «Los que dicen que no a los impuestos predican el sálvese quien pueda», ha opinado, avisando que a su juicio las cuentas públicas necesitan alimentarse de nuevas partidas.

¿Cómo será el Plan de Inversiones que plantea Nadia Calviño?

Mientras que hay un ala del Ejecutivo proclive a subir impuestos -Montero quiere subir Sociedades mientras que Pablo Iglesias y Podemos quieren crear nuevas figuras-, Nadia Calviño intenta crear un plan de inversiones -con capital público y privado- que se basaría en seis «ejes o pactos»: la transición ecológica, la transformación digital, el empleo y la formación profesional, la ciencia -con el objetivo de lograr que la inversión en investigación y desarrollo sea de al menos el 2% del PIB-, los servicios públicos y la transformación del sector agroalimentario, en línea con el reto demográfico.

Este plan a medio plazo se enmarca en la agenda europea, ha dicho Calviño, que ha valorado la «ambiciosa» propuesta de la Comisión Europea de creación de un fondo aunque «queda mucho por hacer» y hay «resistencias formidables» por parte de algunos países, informa Efe.

En cualquier caso, ha reconocido que las medidas para afrontar las consecuencias de la epidemia de coronavirus generarán unos costes importante y lastrarán las cuentas públicas, aunque el objetivo del Gobierno es retomar la senda de consolidación fiscal -con un sistema fiscal sólido y mayor eficacia del gasto- cuando la economía vuelva a crecer.

En ese sentido, la vicepresidenta ha señalado que «si la desescalada continúa como hasta ahora» la economía evolucionará tal y como se preveía, en forma de uve asimétrica, con una recuperación «a partir de ahora» que sería más intensa el próximo año. No obstante, los principales analistas advierten de que la recuperación de los niveles de riqueza previos a la recesión del coronavirus no llegarán, al menos, hasta 2022.

Según Calviño, será necesario «el concurso de todos», es decir, partidos políticos, los agentes sociales, los trabajadores y las empresas.

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