El BCE pide a los bancos españoles que se preparen para un aumento de la morosidad tras el verano
El frenazo económico que se avecina ha puesto en guardia a la banca española y al propio BCE. Según fuentes del sector, el banco central ha pedido a las principales entidades que se preparen para un incremento de la morosidad en los próximos meses, a pesar de que todavía se encuentra en niveles muy bajos.
El comportamiento de la mora hasta este verano ha sorprendido positivamente, puesto que se esperaba un incremento mayor a consecuencia de la fuerte subida de los tipos de interés del BCE y al vencimiento de los créditos ICO concedidos durante la pandemia a muchas pymes que no han sobrevivido.
La buena marcha de la economía y las refinanciaciones de las deudas de los clientes con más problemas (incluyendo las hipotecas) es lo que ha permitido que el nivel de morosidad se mantenga contenido. Pero si la actividad se frena como está ocurriendo en los principales países europeos -incluso algunos como Italia han entrado en recesión-, será inevitable un aumento de los impagos. A lo que hay que sumar la reducción del gasto público a la que se verá obligado el nuevo Gobierno por imposición de Bruselas.
Con estos nubarrones en el horizonte, el supervisor bancario europeo ha incrementado las llamadas a la prudencia que lleva meses lanzando, según las fuentes. En primer lugar, ha pedido a los bancos que no liberen las provisiones (dinero que se aparta de los resultados para cubrir posibles pérdidas) que han dotado en exceso en los últimos años anticipando de ese aumento de la morosidad que todavía no se ha producido.
Y, en segundo lugar, les pide que doten más si efectivamente empieza a incrementarse el número de impagos. De hecho, el Banco de España ya ha alertado del aumento de créditos en «vigilancia especial», es decir, con alta probabilidad de entrar en mora.
Preocupación interna
Las fuentes añaden que no se trata sólo del BCE, cuyo papel es asegurar la solvencia del sector, sino que internamente las entidades también están muy preocupadas por esta contingencia; va a ser el tema dominante en las reuniones de directivos a la vuelta de las vacaciones. Evitar un fuerte aumento de la mora será la prioridad del sector financiero, que ya ha empezado a reducir la concesión de crédito -en especial de hipotecas- por la menor demanda derivada de la subida de los intereses y también por la necesidad de reducir el riesgo.
La morosidad es el mayor peligro para el sector financiero; es lo que llevó a la quiebra a las cajas de ahorros en la crisis financiera de 2008-2012. Cuando los clientes no pagan las cuotas de sus préstamos, el banco tiene que provisionar un porcentaje creciente de los mismos (restando el valor de las garantías, el inmueble en el caso de las hipotecas) en el tiempo hasta llegar al 100%. Esas provisiones suponen una pérdida para la entidad. Y si son muy grandes, como sucedió en dicha crisis, no sólo se comen el beneficio sino también el capital, con lo que los bancos son insolventes.
Ahora no estamos ni mucho menos en una situación parecida, pero un aumento de la morosidad puede acabar con los buenos resultados que ha obtenido el sector en los dos últimos años gracias a las subidas de tipos. Unos beneficios que, no obstante, aún no han servido para que la rentabilidad del sector supere el coste de capital, es decir, lo que les cuesta atraer nuevo capital para su negocio.
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