ANTICIPA LA NECESIDAD DE FUSIONES EN ESPAÑA

La banca destinará el 50% de su beneficio a pagar emisiones masivas de deuda para cumplir con la UE

Morosidad
El gobernador del Banco de España. (Foto: EFE)

La nueva normativa de resolución de entidades financieras va a suponer un quebradero de cabeza para la banca española, inmersa en un proceso de ajuste como consecuencia de la crisis de rentabilidad que está sufriendo el sector. Según las previsiones que maneja el Banco de España, las entidades deberán destinar hasta el 50% de sus beneficios a sufragar el coste de emisiones masivas de deuda para cumplir con la nueva regulación impulsada por Bruselas. Estos nuevos requisitos van a precipitar el proceso de fusiones en el sector bancario español.

El ya ex gobernador del Banco de España, Fernando Restoy, avanzó los temores del organismo supervisor en una conferencia hace unas semanas en el departamento de derecho mercantil de la Universidad Complutense de Madrid. En su intervención, avanzó que la normativa de resolución bancaria que se avecina “introducirá una presión significativa sobre la rentabilidad de una parte de la industria bancaria, llegando a cuestionar el modelo de negocio de un número no despreciable de entidades”.

“Diversas entidades tendrán dificultades objetivas para ajustarse al marco de resolución de la nueva normativa (…) que contribuye a reforzar la percepción de exceso de capacidad en el sector y, previsiblemente, contribuirá a promover un cambio en la estructura de la industria que lo corrija mediante procesos de consolidación del que emerjan entidades más capaces para cumplir las nuevas exigencias. El papel del supervisor consiste en poner los medios para que este proceso de ajuste, que parece inevitable, tenga lugar de la manera más ordenada posible”, indicó Restoy.

El entonces subgobernador puso como ejemplo de entidad perjudicada el de un banco que se financie sólo con capital y depósitos y que cumpla holgadamente con un superávit de sus necesidades de capital regulatorio, situándose en el 10% de los activos ponderados por riesgo. En el caso de que el nuevo requerimiento (MREL) sea del doble, del 20%, esta entidad necesitaría emitir deuda por un volumen equivalente al 8% de sus activos ponderados por riesgo.

“En un momento como el actual, suponiendo de forma optimista que el coste de la emisión no fuera superior a la rentabilidad del capital, es decir, el ROE, el gasto financiero adicional que supondría el nuevo requisito de MREL alcanzaría la mitad de su beneficio después de impuestos”, indicó Restoy.

Fuentes del Banco de España consultadas por OKDIARIO indican que este análisis sigue vigente y que resume la visión que tiene el departamento que ahora dirige Javier Alonso, en sustitución de Restoy, y que era director general de Operaciones, Mercados y Sistemas de Pago de la institución supervisora. No obstante, en el seno del organismo señalan que la decisión final sobre los requisitos que se exigirán a los bancos no está tomada aún, especialmente en lo referente a los tipos de activos exigibles.

Para los no iniciados en la materia, hay que recordar que el mecanismo de resolución pretende evitar (o reducir) el importe de dinero público que se destinará a rescates bancarios en futuras crisis. La intención de las autoridades europeas es facilitar la liquidación de las entidades que no sean sistémicas (aquellas cuya caída no contagia al resto del sector financiero) por el procedimiento de suspensión de pagos ordinario; mientras que en el caso de los grandes bancos será necesario que tengan un colchón de activos exigibles que permitan que sean los acreedores (bonistas y accionistas) los que rescaten a la entidad en caso de que sea necesario (lo que se conoce como bail-in)

La clave está, por tanto, en determinar el volumen mínimo de pasivos exigibles y fondos propios de los bancos con riesgo sistémico. Por el momento, los responsables de la Unión Bancaria europea han manifestado públicamente su intención de aplicar un enfoque exigente, que “puede suponer unas necesidades de emisión de instrumentos elegibles –como deuda subordinada o bonos convertibles en acciones– muy elevadas para numerosas entidades, que además se concentrarán en un corto espacio de tiempo para todos los bancos afectados, dificultando la absorción de la oferta por el mercado”, explicó Restoy en su conferencia.

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