Alemania bloquea la Unión Bancaria Europea al rechazar el nuevo fondo de garantía de depósitos

Union Bancaria
Emmanuel Macron, Angela Merkel y Christine Lagarde en el G7 en Taormina (Foto: AFP)

La intervención y posterior resolución de Banco Popular con la nueva normativa europea no ha servido para acercar posiciones entre los socios de la eurozona sobre uno de los principales pilares sobre el que se edifica la nueva Unión Bancaria Europea: el fondo de garantía de depósitos comunitario que proteja las cuentas corrientes de los ciudadanos cuando haya que liquidar una entidad financiera con independencia del país en el que residan los afectados.

En medio de la polémica sobre la actuación de la Junta Única de Resolución (JUR) en la crisis del Popular, la Comisión Europea acaba de modificar su propuesta original para crear un fondo europeo de garantía de depósitos (EDIS, por sus siglas en inglés) que estuviera plenamente efectivo en el año 2024.

El Ejecutivo comunitario presentó en noviembre de 2015 su propuesta para crear el citado fondo a escala europea que proteja los primeros 100.000 euros de los depositantes en caso de quiebra de una entidad financiera. Sin embargo, el proyecto legislativo está bloqueado por la oposición de Alemania y otros estados, como los de los Países Bajos.

El guión que había elaborado Bruselas preveía que en 2024 la cuota de riesgo que asumiría el fondo europeo de garantía de depósitos alcanzaría el 100%. Sin embargo, el nuevo enfoque que se pone ahora sobre la mesa abre un nuevo proceso que se artículará en dos fases

En una primera etapa de reaseguro, el fondo europeo concedería un préstamo a los esquemas nacionales de garantía de depósitos en casos de quiebra de un banco una vez que hayan agotado sus fondos para cubrir las pérdidas de una eventual quiebra.

La Comisión Europea propone además que el dinero aportado por el fondo europeo como préstamos cubran el 30% de la falta de liquidez en su primer año (que establece en 2019) y se eleve hasta el 60% el año siguiente y hasta el 90% en el tercer año (2021 según los planes de Bruselas).

Posteriormente, en la fase de coaseguro, el EDIS y los sistemas nacionales cubrirían las pérdidas desde el inicio. El fondo europeo empezaría aportando un 30% de estas pérdidas y su contribución iría aumentando progresivamente, aunque el Ejecutivo comunitario no especifica hasta qué nivel ni en qué año. En cualquier caso, el paso a esta segunda fase está condicionado a los avances alcanzados en la reducción de riesgos, vinculados principalmente al nivel de créditos dudosos y otros activos tóxicos.

El objetivo de Bruselas con esta modificación es reconducir las negociaciones tanto entre los países del bloque comunitario como en el Parlamento Europeo, puesto que opina que el hecho de que no se haya puesto en marcha aún el EDIS puede hacer que al unión bancaria sea aún «vulnerable» a futuras crisis.

No obstante, a nadie se le escapa que todavía estamos lejos de tener una integración financiera que nos permita asegurar que la Unión Bancaria Europea esté a la vuelta de la esquina. El pasado septiembre en una jornada organizada por la APIE en colaboración con el Instituto de Analistas Financieros el socio Principal de KPMG Abogados y Responsable del Sector Financiero de la firma en España, Francisco Uría, que «el edificio de la Unión Bancaria quizá necesite algunas mejoras».

En la citada jornada el Catedrático de Economía de Finanzas de la Bangor Business School y del Colegio Universitario de Estudios Financieros, Santiago Carbó, consideró a la Unión Bancaria “una estructura inacabada”, precisamente en todo en lo referente a su tercer pilar: el fondo de garantía de depósitos. Para este experto es vital que el Fondo de Resolución europeo obtenga una capacidad propia financiera, algo que, con los 17.000 millones de euros actuales frente a los 50.000 previstos, aún está lejos de conseguirse.

Para el catedrático, una de las mayores carencias de la Unión es que no está consiguiendo el objetivo de una mayor homogeneización de las inversiones entre países: “todas las circunstancias que hemos vivido desde 2008 han llevado a un retraimiento de las soluciones cruzadas, y eso es preocupante, porque el proyecto europeo se tambalea”. El objetivo, añadió, sería que el capital obtenido en un país pudiera ser invertido en otro de la misma manera que ocurre entre las diferentes regiones, pero el número de operaciones en este terreno entre 2008 y 2016 deja claro que este proceso “se ha jibarizado”.

Por su parte, el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha insistido tras participar en las reuniones del FMI en Washington, en que la Unión Bancaria debe contar son sus tres pilares fundamentales: una supervisión única, una resolución única y un fondo de garantía de depósitos único, en relación a la supresión, por parte de la Comisión Europea, de la previsión de mutualización completa del fondo de garantía de depósitos a partir de 2024 que incluía su propuesta original y que ahora está en entredicho.

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