Los 7 pecados capitales en las empresas

pecados
Edificio de oficinas en Londres (Foto: istock)

Manel Reyes es ‘coach’. Eso que está tan de moda y no siempre significa lo que realmente es. Pero en su caso es un formador y entrenador de los de verdad.

Lleva 15 años enseñando a los líderes, jefes y empleados a ser mejores en su trabajo. Es socio y director de MRC International Training. Y ha querido plasmar su experiencia en dos libros: las 4 leyes de las oportunidades (Paidós, 2012) y los 7 pecados de la empresa (Paidós, 2013).

Las 4 leyes de las oportunidades

“Vendemos continuamente: cuando buscamos pareja, cuando educamos a nuestros hijos o cuando queremos que nuestro punto de vista sea tenido en cuenta. Por tanto, es un libro para todo el mundo”.

¿Cuáles son las 4 leyes?
1. Las oportunidades siempre están ahí
2. Vienen con fecha de caducidad
3. Si no las aprovechas tú, lo hará otro
4. En caso de duda, atrévete

Manel está convencido de que siempre hay oportunidades. Incluso en los momentos malos y en las situaciones de crisis. “El problema es que muchas veces no las detectamos. ¿Por qué? Porque si no tienes unos objetivos personales y profesionales, si no sabes qué quieres hacer con tu vida, aunque tengas la oportunidad delante no la vas a ver”.

El enemigo de la oportunidad es la resistencia a salir de la zona de confort. Y es que esta resistencia está en nuestra naturaleza: somos vulnerables. En la zona de confort no tenemos que pensar, solo hay que hacer.

¿Un consejo para atrevernos con las oportunidades?
“Interpretar el fracaso como un posible desenlace más de una situación. Si pensamos que un fracaso es una opción más, nos sentimos aliviados”.

Así lo hacen en algunos países, como Estados Unidos. El fracaso está bien visto: se incluye en el CV. Porque caerse es también aprendizaje. Como dice la conocida frase, ‘con las oportunidades se gana o se aprende’.

Los 7 pecados de la empresa

¿Cuál es el peor para la empresa?
“La envidia.
Impide valorar el talento de los demás y bloquea el compartir información que genera riqueza. La admiración contrarresta este pecado. Pero estamos poco programados para admirar, y cuando nos vemos obligados a hacerlo, utilizamos la expresión de ‘te tengo envidia sana’. Y la envidia sana no existe.

¿Y cuál es el más dañino para una persona?
«En mi opinión es la soberbia. Te impide escuchar, desarrollarte, aprender. Este pecado te frena a ser un mejor profesional. Tener la autoestima alta es bueno, pero la persona soberbia se dedica a desacreditar a los demás y dejarles en un segundo plano».

“Las personas soberbias no escuchan, interrumpen constantemente y cuando hay discrepancia de opinión desconectan o solo escuchan para rebatir”.

Manel Reyes
Manel Reyes

¿Cuál de los pecados es el más común?
«La pereza. Se da cuando el empleado se siente poco valorado, cree que es un número, una pieza sustituible. Entonces se pasa al modo de ‘bajo rendimiento’. En definitiva: trabajar lo mínimo aceptable para que no puedan decir que no haga nada».

¿Y cómo andamos de los 4 restantes?
«La avaricia es la que nos ha traído la a crisis. Es el éxito a cualquier precio. La gula, adaptada a una empresa, sería el consumo excesivo de trabajo, estar siempre conectados. Las empresas están confundiendo implicación y dedicación. Pasar muchas horas en el trabajo no quiere decir necesariamente que estemos implicados. La ira genera en los demás miedo y en consecuencia inhibe la creatividad y el atrevimiento. Y la lujuria, es otra adaptación personal, son las condiciones sexistas y desequilibrios por razones de género”.

¿Qué tienen en común un mal jefe y un mal empleado?
“Que por encima de ambos tienen un mal jefe. Y no es sorprendente, ya que el rendimiento y el ejemplo caen en cascada. Al final, el mal empleado y el mal jefe se retroalimentan. Sus relaciones se basan más en suposiciones que en certezas: no han entendido lo que esperan mutuamente”.

«Los malos jefes son aceptados pero no queridos. Te aceptan por el rol, por los galones. Pero para que la relación sea potente conviene que el jefe sea querido. Esto es lo que da el éxito a una organización».

«En España los jefes son sobresalientes en calidad humana; veo buenas personas pero que tiran la toalla rápidamente con sus empleados. Se frustran cuando las cosas no salen como ellos quieren. Pero el secreto está en que los jefes tienen que entrenarse en ser jefes. ¿Necesita Rafa Nadal cursos de tenis? No. Necesita entrenar 10 horas al día. Pues a un jefe le pasa lo mismo. Pero hay muchos que creen que al haber hecho un curso o un máster ya no tienen que entrenar. Y es un error».

Lo último en Economía

Últimas noticias