REAL MADRID 3-0 ALAVÉS: JORNADA 29 DE LIGA SANTANDER

Siesta y pegada

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Benzema celebra el 1-0 ante el Alavés. (AFP)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Ganó y sesteó. El Real Madrid tuvo que sacar el gato para encarrilar el partido ante ae Alavés con un solitario gol de Benzema. Los blancos completaron un partido gris, plano, sin chispa y acabaron desesperando al Bernabéu en la tarde del homenaje a Juanito. En las postrimerías del duelo Isco y Nacho, con sendos tantos, sellaron el 3-0 final, un marcador demasiado abultado para lo visto sobre el campo. La gran noticia, al margen de los tres puntos, fue la constatación de que Zidane tiene un gran portero en su plantilla. Y no es Keylor Navas. Es Kiko Casilla.

Como si fuera un Fórmula 1 que hubiera tenido un choque, Zidane cambiaba de golpe toda la parte de atrás del Real Madrid. Descansaba Keylor y con él los corazones del Bernabéu, porque verle sobre el césped es como ver a un flan con guantes. También rotaban Carvajal y Marcelo, los alas del líder, y Sergio Ramos, capitán, alma y jinete del apocalipsis de este Real Madrdi en ls situaciones más extremas.

Defendía Kiko la portería, con Danilo, Pepe, Varane y Nacho como escoltas por delante. Y a partir de ahí, pocas bromas. A falta de Casemiro Zidane apostó por un centro del campo plagado de toque y talento a partes iguales. Kroos en el eje, con Modric e Isco dispuestos a hacer volar su imaginación. Arriba, ni rotaciones, ni gaitas: la BBC al completo. No está la Liga como para reservar el mayor armamento bélico que tiene el Madrid.

En el Bernabéu latía el espíritu de Juanito, en el 25 aniversario del día que nos dejó, aunque su leyenda sigue entre nosotros y pervivirá eternamente. Y salió el Real Madrid a toque de corneta como en los tiempos del gran Juan Gómez. Se replegaba bien el Alavés con una defensa de tres centrales y plagando el área de Pacheco de jugadores para dificultar los ataques por dentro del equipo de Zidane.

Atosigaba el Real Madrid dispuesto a encarrilar el duelo por la vía rápida. Las malas noticias para Zidane empezaron antes de os diez minutos. Varane recaía de su lesión y tenía que entrar Carvajal. El técnico recomponía la zaga: Nacho pasaba al centro de la zaga y Danilo a la banda izquierda. Los blancos seguían madurando el partido, pero como Georgie Dann habían ido perdiendo el ritmo.

Aprieta el Madrid

Una buena maniobra de Benzema en la frontal del área, culminada con un disparo arriba, fue el primer aviso del Real Madrid al arco de Pacheco. Se cumplía el primer cuarto de hora. La BBC se movía entre los miles de defensores del Alavés en busca del gol perdido. Pero no era una tarea fácil, porque los de Pellegrino protegían el área de Pacheco con el mismo celo que Bárcenas la caja B del PP.

En el 26 Cristiano Ronaldo hizo estragos por la sombra. Rompió a su par con un precioso regate-sombrero y se plantó en el área de Pacheco. Su disparo, exigido y casi cayéndose, le salió demasiado centrado y el meta del Alavés atrapó abajo. El Madrid apretaba sin ahogar. Y fue así hasta que a la media hora el líder encontró el gol. Carvajal subió por la derecha. Tiró la pared con Benzema (que estaba en fuera de juego) y remontó la banda hasta el área. Luego se la puso al propio Benzema en el centro del área. Y miau. Karim la embocó ante un Cristiano que estaba por allí en el segundo palo.

El Real Madrid encarrilaba un duelo que se le estaba atascando como el tapón de un frasco de mayonesa que no lo desenrosca ni Thor con su martillo. El Alavés acusó el golpe, porque su planteamiento de esperar atrás se había venido abajo. Los de Zidane rondaron el segundo justo al filo del descanso tras una buena maniobra de Danilo. Bale remató cruzado, pero Feddal le hizo un penalti clamoroso que el árbitro no vio. Y con esa jugada nos fuimos al descanso.

Dormidos tras el descanso

El segundo tiempo nació trabado y futbolísticamente de nalgas. El Alavés se vino arriba y el Real Madrid entró en pérdida. La pelota no les duraba nada a los blancos y eso provocaba que el equipo de Pellegrino se asomara al área de Kiko Casilla. Deyverson se movía por todo el área y empezaba a ser una mosca cojonera para Pepe y Nacho.

Tonteaba el líder como un soltero en Tinder. Y no estaba ni el partido ni la Liga para estar tonteando. A filo del 60 tuvo el empate el Alavés, pero la volea de interior de Edgar no encontró ni portería ni compañero que la empujara en boca del gol. El Real Madrid pedía a gritos un cambio, aunque Zidane no parecía inmutarse. Y debía. Vive Dios que debía.

El Madrid podía morir ahogado en su propia pereza. Por fin, al filo del 70, Zidane se dio cuenta de que su equipo necesitaba un cambio y metió a Kovacic por Modric. El croata lleva un mes tieso y el Madrid lo nota una barbaridad. Seguía avisando el Alavés, como el profesor que advierte a los estudiantes bullicioso antes de echarlos de clase. Zidane recomponía a un 4-4-2 con Isco y Bale en las bandas.

El Alavés seguía acumulando méritos para empatar el duelo. Mientras, el Bernabéu se mostraba magnánimo con un equipo que llevaba media hora echándose la siesta. Un remate defectuoso en el área de Cristiano Ronaldo en el 76 fue el primer síntoma del Real Madrid de que sí, había saltado al campo tras el descanso.

Martillo de líder

A los jugadores de Zidane les faltaba sacar una silla de tijera y sentarse al solecito en el césped. El técnico sacó del campo a Benzema, el mejor del Real Madrid, para dar entrada a Lucas Vázquez. Cristiano y Bale se quedaban descolgados arriba. El Bernabéu silbó el cambio. El público tenía razón.

Un centro de Carvajal en el 82 lo remató muy forzado Bale en el segundo palo. Al Madrid se le escapaba un 2-0 que, a todas luces, habría sido inmerecido. Pero lo acabó logrando Isco en el 84 con el Alavés lanzado ya al ataque y descolocado atrás. Cristiano Ronaldo filtró el pase al malagueño, que se emboscó en el área, protegió la pelota con el cuerpo y se sacó un latigazo para batir a Pacheco por el palo corto. El tanto abrochaba una victoria gris pero eficaz del líder de la Liga.

Y aún le dio tiempo a Nacho para hacer el 3-0 en el 87 después de una falta que Bale estrelló contra el travesaño. Demasiado premio para el Real Madrid y demasiado castigo para un Alavés que dejó una gran impresión en el Bernabéu.

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