La historia de McLaren-Honda y Alonso continúa: este es el MP4-31
Bienvenidos a la, como canta Izal, pequeña gran revolución de McLaren-Honda. Sin excentricidades ni presentaciones heroicas aterrizó el ‘caballero oscuro’ de Woking a altas horas de la madrugada del sábado al domingo. Una web inglesa se encargaba de filtrar imágenes del nuevo MP4-31 y revolucionar un patio que nunca duerme del todo. Toda una semana de vídeos, tensión y emoción tiradas a la basura en cuestión de segundos. No hubo ‘business’ para McLaren-Honda.
Vista la revolución social, McLaren optó por la vía más rápida: adelantar la ansiada presentación que databa de las 11:00 de la mañana. Así las cosas, y si uno se despega de las sábanas todavía pensando en Morfeo, el primer vistazo al nuevo monoplaza MP4-31 puede provocar un «vaya, es igual que el del año pasado». Los colores, grafito y destellos rojos, el morro corto y el diseño compacto provocan esta sensación que nada tiene que ver con la realidad.
MP4-31: continuista pero revolucionario
El MP4-31 es de diseño continuista con su predecesor, tal y como ya decían los británicos en mayo. No significa que esta percepción tenga una base científica. Lavado de cara, legañas fuera y un nuevo vistazo a ese morro que tiene algo que ni Angelina Jolie. Explorando el trabajo de Peter Prodromou se dibuja otra obra de arte, compacta como un bocadillo de colegio y bonito como cualquier Van Gogh. El trabajo en el morro corto, los estrechos pontones, la tapa motor, mayor que la del año pasado pero lejos de la media en la parrilla, le convierten en único desde el punto de vista aerodinámico.
Si consiguen que el «exclusivo» Honda RA616H ruja en su interior como un león curado de sus heridas, no es un disparate pensar en la foto que se marcaron Button y Fernando Alonso en el podio de Brasil. Arriesgado, agresivo, size-zero, estrecho, revolucionario y mañana, sabremos si rápido. Crucen los dedos, esto comienza. De la pesadilla al sueño hay un sólo estadio y ese pasa por las piezas del MP4-31. Un monoplaza que, al igual que su patrocinador, Chandon, ya empieza a soñar en champán.