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Diego Domínguez, de la cantera del Madrid al bronce olímpico en piragüismo: «Disfruté con el fútbol»

El piragüista madrileño pasa revista al 2024 en OKDIARIO

Se declara afortunado por cumplir su sueño, relata su aventura en la cantera madridista y valora la figura de su padre

Seis medallistas olímpicos brindan en OKDIARIO por un 2025 lleno de "éxitos deportivos"

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Diego Domínguez camina con el aplomo de un veterano sobre la alfombra roja de la gala del COE. Paso firme y determinación. Bromea con Ayoub Ghadfa mientras se prepara para atender a OKDIARIO. Nada hace indicar que tiene 21 años. Sólo su rostro, imberbe, es la prueba de su juventud. Su primera actuación en unos Juegos, en los de París, fue bañada en bronce, el que consiguió junto a su pareja Joan Antoni Moreno en el C2 de piragüismo.

Una dupla que comenzó a entrenar junta hace un año y nació de la casualidad. Tocaron metal en su primer certamen olímpico, con remontada y final agónico incluido. Cruzaron la meta nueve centésimas antes que la dupla húngara, algo prácticamente indetectable. También para el marcador, que en primera instancia señalaba a la pareja magiar como terceros. La espera, de sólo unos segundos, se hizo eterna, pero se obró el milagro, España había llegado antes.

«Ha sido un año mágico. Un año de haber disfrutado y culminar mucho trabajo. He cumplido un sueño. Tengo la suerte de poder decir que a los 21 años he cumplido el sueño de mi vida, que no sé si lo puede decir mucha gente. Estoy muy feliz, especialmente por haberlo disfrutado en París con mi familia», recuerda Diego Domínguez durante su conversación con OKDIARIO.

Una medalla que culmina el trabajo a una vida, a cuando Diego le pedía a su padre entre lágrimas que le desapuntara de piragüismo cuando empezó a los seis años. «Mi padre es mi psicólogo, mi entrenador, mi amigo… Hablo todos los días con él varias veces por teléfono. Por desgracia no puedo vivir con él, pero me encanta hablar con él… Los disfruto muchísimo. Me ayuda en todo. Es mi consejero, todos los problemas que tengo se los cuento y me ayuda a solucionarlos», detalla a este medio.

Su relación con su padre es muy estrecha desde siempre. «Yo era muy pequeño y mi padre fue a correr la San Silvestre con mi hermano y unos amigos cercanos de la familia. Yo era tan pequeño y tan bicho que me tuvieron que atar a un cinturón. Y así corrimos la San Silvestre, atado a un cinturón con mi padre», rememora Diego Domínguez con una sonrisa nostálgica durante su conversación con OKDIARIO.

El porvenir de Diego Domínguez bien pudo ser otro. En lugar de dar paladas sobre el agua, pudo dedicarse a patalear un balón. De hecho lo hizo, o mejor dicho, compaginó ambas condiciones hasta que se decidió por la piragua. Jugó en las categorías inferiores del Real Madrid hasta los 12 años que se centró en el agua.

Compaginé piragüismo y fútbol bastantes años. Ojalá haber jugado en el Real Madrid, es el club de mis amores. Disfruté mucho en las categorías inferiores. Disfruté mucho del fútbol, me encanta. Es diversión. En la residencia organizamos pachangas entre todos los deportistas. Gente de atletismo, lucha, judo, triatlón… me lo paso como un niño pequeño», confiesa Diego Domínguez.

El estadio en el que pudo jugar lo homenajeó tras su hazaña en París. «Al 2025 le pido que todo siga igual, que mi familia siga igual, aunque me gustaría disfrutar un poco más de ellos. Deportivamente pido seguir igual, confiando, disfrutando de este proceso y seguir ganando, que al final es lo importante», asegura. Un bronce olímpico a los 21 años bien merece las lágrimas a un padre.

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