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Reduce el presupuesto a las federaciones más pequeñas, pese al incremento de los ingresos

Ceferin frena a la Superliga a costa del fútbol modesto

La UEFA de Ceferin y la ECA de Al-Khelaifi quieren frenar a la Superliga con un multimillonario acuerdo, con el que se castiga al fútbol modesto

La partida destinada al desarrollo del fútbol en las federaciones de menor nivel quedará reducido a la mitad desde 2024, a pesar del incremento del 40% en los ingresos por la venta de los derechos televisivos

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La UEFA se olvida del fútbol modesto en su nuevo acuerdo conjunto con la ECA para evitar la Superliga. El máximo organismo europeo y la asociación de los clubes han logrado un acuerdo histórico de cara al próximo trienio, por el que obtendrán hasta 15.000 millones de euros por la venta de los derechos televisivos de las competiciones continentales. El tándem formado por Ceferin y Al-Khelaifi destinará una cantidad nunca vista para los participantes en las cuatro competiciones organizadas por la UEFA buscando acabar con la Superliga, pero será a costa de la reducción significativa de la partida destinada al desarrollo del fútbol en la región.

Mientras que el presupuesto del ente continental aumentará durante el próximo trienio en un 40%, pasando de cerca de 3.500 millones de euros por temporada actuales a los 5.000 millones a partir de la 2024-25; el reservado para las asociaciones más modestas cae más de la mitad. La UEFA se guarda en la actualidad cerca de 770 millones de euros que destina a la «promoción de sus competiciones y al desarrollo del fútbol en Europa», una cifra que quedará reducida a 325 millones.

En la actualidad, Ceferin destina un 78% de la montante total a los clubes participantes en Champions, Europa League, Conference y Supercopa. A partir de 2024, con el fin de satisfacer a los grandes, los regará con un total de 4.675 millones por temporada, lo que supone casi doblar los 2.732 millones que percibirán el presente curso. Una cantidad que supondrá el 93,5% del total de 5.000 millones por temporada.

Con esta medida, Aleksander Ceferin, apoyado por su nuevo socio Nasser Al-Khelaifi, busca evitar la amenaza de una Superliga que cada vez era más inevitable. El presidente se escudó en su día, para defender a la UEFA como actor principal y necesario en el fútbol europeo, en que la Superliga era un modelo elitista que dejaba de lado a los más pequeños. Sin embargo, ahora es él quien, para mantener el predominio de la institución, castiga a las federaciones y clubes más modestos.

La desigualdad aumentará a partir de 2024. Aunque aquellos clubes que logren entrar en competiciones europeas verán aumentar sus ingresos de forma considerable, los pertenecientes a ligas menores, que dependen sobre todo de las subvenciones de la UEFA, tendrán muy complicado acercarse ya no sólo a las federaciones de nivel medio, si no a los equipos dominantes en sus respectivos campeonatos.

Menor presupuesto que la Superliga

A pesar de que la UEFA ha cerrado un acuerdo sin precedentes, los ingresos que recibirá serán menores a los que tendría la Superliga. El proyecto de la nueva competición nació con unos números que ponían fin de una tacada a los problemas económicos por los que atraviesan en la actualidad la mayoría de los grandes del continente, a excepción de los clubes-Estado, cuya financiación es ilimitada y que cuenta, además, con el beneplácito de Ceferin en términos de fair-play financiero.

Los 12 equipos fundadores iniciales, que a excepción de Real Madrid, Barcelona y Juventus terminaron plegándose a las presiones del máximo organismo europeo, anunciaron una competición que contaría de inicio con 3.500 millones de euros para paliar los efectos de la pandemia en los clubes. A ellos, se sumaba un mínimo de 4.000 millones de euros en su primera campaña, por la venta de los derechos televisivos. Por lo que en su primer trienio de actividad conseguirían un total de 15.500 millones de euros, superando la cantidad lograda ahora por UEFA y ECA.

Cabe recordar que, en el momento de su presentación, Florentino Pérez, líder del proyecto de la Superliga, anunció que se regaría al resto de clubes y federaciones continentales de manera proporcional al incremento de ingresos. El crecimiento de los grandes serviría para que los más modestos dispusieran de más recursos, algo que la UEFA ha olvidado por completo, al centrarse exclusivamente en complacer a los posibles rebeldes.