El Clásico combate nulo
Barcelona y Real Madrid firmaron el Clásico combate nulo en el Camp Nou con un tiempo para cada equipo. Los de Solari, con un demoledor Vinicius, mandaron en la primera mitad, pero los azulgranas respondieron en la segunda. Lucas y Malcom hicieron los goles. Messi fue suplente y jugó la última media hora
Continuará. Barcelona y Real Madrid firmaron el Clásico empate y lo dejaron todo para el Bernabéu. La ida de las semifinales en el Camp Nou acabó con un 1-1 que deja un final abierto e incierto. Los blancos, superiores en la primera mitad con un genial Vinicius, se adelantaron con gol de Lucas Vázquez. Igualó el Barça con un tanto de Malcom en la segunda. Messi jugó la última media hora, aunque lo hizo a medio gas.
Era un Clásico un poco fake como la tesis de Pedro Sánchez. Vale, tanto no. Baste decir que Messi era suplente y Malcom titular en el Barça como si la alineación azulgrana la hubiera hecho Arbeloa, nuevo mito del madridismo millenial y azote culé en redes sociales. En el Real Madrid jugaba Vinicius y chupaba banquillo Bale, pero eso ya es menos extraño. Con el galés menguante y el brasileño creciente Solari tenía fácil la elección. Ganara o perdiera, nadie le iba a atizar por sacar a Vinicius y guardarse a Bale.
Bueno, menos preámbulos y más al turrón. En el Barcelona salían los siguientes once muchachos: Ter Stegen; Semedo, Piqué, Lenglet, Jordi Alba; Busquets, Rakitic, Arthur; Malcom, Coutinho y Luis Suárez. En el Real Madrid estos: Keylor Navas; Carvajal, Varane, Ramos, Marcelo; Marcos Llorente, Kroos, Modric; Lucas, Vinicius y Benzema. Con estos 22 de corto, más Mateu (que le gusta más una cámara que a Tom Cruise) y con De Burgos Bengoetxea en el VAR –pa’ habernos matao– empezaba el Clásico.
No se había llenado el Camp Nou y arrancó el Barcelona-Real Madrid. Presionaban con vigor y sin complejos los de Solari, mejor plantados que los azulgranas, que buscaban a Messi desesperadamente y, claro, estaba en el banquillo. Después de un aviso de Kroos que repelió Ter Stegen el Madrid dio primero a los cinco minutos.
La jugada la inició Vinicius con un buen regate y un centro algo pasado a Benzema. El francés la pinchó en el segundo palo, levantó la cabeza y la puso al área. Allí Lucas Vázquez le robó la cartera a Lenglet y logró el 0-1 para el Real Madrid en el Camp Nou.
Vinicius se exhibe, Lucas marca
Con el Real Madrid por delante Mateu se sacó de la manga una amarilla inventada para condicionar a Sergio Ramos para el resto del Clásico. Rondábamos la decena de minutos y el capitán del Madrid ya estaba amonestado. Pero lo peor para el Barcelona era que Vinicius estaba más enchufado que la mujer de Pedro Sánchez en el IE. El brasileño pecó de egoísta para perdonar el 0-2. Tenía solito a Kroos, pero quiso la gloria y se llevó un pelotazo Piqué.
La presión del Real Madrid asfixiaba la salida de balón del Barcelona. Sólo la imprecisión de Vinicius con el remate final –la asignatura que debe mejorar– impedía a los de Solari haberse puesto 0-3 en el primer cuarto de hora del Clásico. También perdonó Malcolm al filo del minuto 20 después de quedarse solito ante Keylor Navas. Le pegó al muñeco por suerte para los intereses madridistas.
El Real Madrid estaba destrozando al Barcelona por la izquierda. La pareja Marcelo-Vinicius campaba a sus anchas sin que ni Semedo ni Malcolm, ni siquiera Valverde, se dieran cuenta de que el Clásico se estaba decidiendo por ese costado. Baste decir que el mejor del Barça era Mateu, aunque fuera sin querer.
Una máquina de presionar… y Vinicius
Una incursión de Semedo provocó un pequeño sobresalto en el área de Keylor que despejó Varane. Después el Barça pudo lograr el 1-1. Se cruzó el larguero en su camino. Raudo, como siempre, respondió Vinicius, que volvió a asomarse un par de veces al área de Ter Stegen. No definió bien, pero volvió a dejar su impronta en el Camp Nou.
Como Luis Suárez, que decidió comparecer al Clásico pasada la media hora e hizo lucirse a Keylor Navas con una buena mano a córner. Se rehízo el Real Madrid y volvió a dominar y a presionar con un Vinicius sencillamente demoledor. Su exhibición era portentosa. No había manera de pararle. Velocidad, recursos, jeta… Todo un espectáculo en el Camp Nou. Sólo el descanso pudo pararle.
En la reanudación mejoró el Barcelona, que recuperó el dominio de la pelota como un padre que se hace fuerte con el mando a distancia. Replegaba el Real Madrid en busca de espacios a la espalda de la zaga azulgrana.
Los de Solari, incómodos pero no demasiado, buscaban a Vinicius para darse un respiro de defender. El Camp Nou se impacientaba y miraba a la banda a ver si salía a Messi. Calentaba Vidal, que es bullicioso pero no es Messi. a los 55 sí, a los 55 salió Messi a calentar para alegría de la parroquia azulgrana y susto de la madridista.
Peligro, calienta Messi… y sale
Sólo ver a Messi calentar en la banda espoleó al Barcelona, que logró el empate en una jugada mitad de rebote, mitad de churro que marcó Malcolm. Keylor abandonó la portería para tapar el remate de Alba, el rechace cayó a Luis Suarez, que remató al poste, el rechace, con media defensa del Real Madrid bajo palos, cayó en los pies de Malcom, que disparó y ni los defensas la sacaron ni al portero del equipo blanco le dio tiempo a volver a su portería. Empate a uno y partido nuevo.
El 1-1 dio lugar a cambios en ambos equipos. Casemiro salió por Llorente en el Real Madrid y Bale por un fundido Vinicius. En el Barça replicó Valverde con Vidal por Rakitic y Messi por Coutinho. Sí, salía Messi. La realidad es que el segundo tiempo estaba siendo de color azulgrana. Ni un tiro a puerta de los blancos ni un córner en los primeros 20 minutos de la reanudación.
Jugaba con fuego el Real Madrid y le dejaron una falta a Messi al filo del erótico 69 como se las dejaban a Fernando VII. La echó arriba el argentino y en seguida se echó las manos a la pierna. Reaccionó entonces el equipo de Solari y se asomó al área de Ter Stegen por primera vez en la segunda mitad. Mientras, Messi parecía emboscado en el campo, con malas sensaciones o disimulando como una tronista en una librería.
El tercer cambio de Valverde fue Aleñá por Malcom. Solari aguantaba el suyo aunque coqueteábamos ya con el 80. Bale perdonó el 1-2 poco después después de una jugada embarullada como la que dio a luz al gol del Barça. Al galés se le espera, pero no está, no está. Asensio por Lucas fue el último cambio del partido ya en el 84.
Murió el Real Madrid en el área del Barcelona, pero no le alcanzó para hacer más goles. Tampoco los recibió, así que el Clásico o al menos el nombre del finalista de la Copa del Rey que salga de esta semifinal se conocerá después de la vuelta en el Bernabéu. Fue el Clásico combate nulo. Pero continuará…