'Ciudadano' Imbroda: El ex seleccionador y ex entrenador de Real Madrid salta a la política

Javier Imbroda: «Pablo Iglesias representa la crispación y el liderazgo viejo en España»

Imbroda se sienta con OKDIARIO a escasas horas de la presentación de su libro, 'Entrenar para Dirigir', escrito junto con Javier de Miguel y Juanjo Martín en "un intento de aportar principios del deporte de alto rendimiento y trasladarlo al mundo organizativo", como él mismo asegura. Por el camino, se hace imposible no analizar su nueva faceta en la política como diputado por Ciudadanos en el Parlamento Andaluz y una trayectoria extensa y prolífica en el mundo del baloncesto.

Javier Imbroda
Javier Imbroda, junto a Albert Rivera en la presentación del libro 'Entrenar para Dirigir'.
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

A Javier Imbroda le distingue una característica por encima de todo: la valentía. Este valor le ha permitido asegurar en más de una ocasión que «no hay nada imposible» con la certeza de quien ha superado una de las mayores adversidades a las que se puede enfrentar el ser humano. Después de 25 años ejerciendo de entrenador en el baloncesto de élite, Imbroda se ha pasado a la política como «ciudadano» que se dedica a ello, no como profesional, y con el partido dirigido por Albert Rivera.

Pregunta. – Entrenador, doctor, coach de liderazgo y ahora también político.

Respuesta. – Mi historia siempre la divido en tres fases. La primera de alto rendimiento, donde estuve 25 años, después una fase empresarial en la que los proyectos me han ido bien, me ido formando –doctor por la Universidad de Málaga– y de alguna manera lo que me lleva a dar el paso a la política es la responsabilidad y trasladar ciertos principios que en este libro vienen reflejados.

P. –  ¿Quién le convence para embarcarse en este proyecto?

R. – Me convence Albert Rivera. Le conozco desde sus comienzos y me planteó que me uniera a su proyecto. Estuvieron un tiempo, porque yo me resistía (risas), pero finalmente después de cuatro años de meditación me decidí a dar el paso. Me identifico plenamente con el liderazgo de Albert y con este proyecto. No estoy afiliado, soy independiente y trato de aportar mi conocimiento en la medida de mis posibilidades.

P. – Está llamado a ser un líder político desde el deporte.

R. – Siempre digo que la alta competición para mí ha sido una escuela de vida, y ahí he podido aprender muchísimas situaciones y reacciones de todo tipo. El deporte y el éxito de los equipos te enseñan que no depende exclusivamente de las cualidades técnicas, sino de las cualidades personales. Esa enseñanza servirá muchísimo a la política.

P. – Su llegada a la política ha venido de la mano de un resultado histórico en Andalucía. 

R. – Yo llevo escasamente cuatro meses en política, muy intensos. Dí el paso en agosto pensando que las elecciones serían en marzo como estaba estipulado. El resultado yo lo comparo a cuando ganamos a Estados Unidos en Indianápolis, sacar al partido socialista después de casi 40 años de Andalucía es algo que parecía inverosímil.

P. – ¿Cómo define al Albert Rivera líder?

Albert es un líder del siglo XXI. Cuando yo iba a ver baloncesto y los veía jugar, me preguntaban qué me parecía y yo decía que regular. Albert Rivera es un líder del siglo XXI y los otros ejercen un liderazgo viejo, desfasado. El liderazgo del siglo XX genera seguidores y el del siglo XXI genera líderes, en esto Rivera es un crack. Él ha abierto la organización al talento, no es necesario tener el carnet en la boca aunque no sepas amagarte una boca. Este es el liderazgo actual, con una visión global, moderna y reformista.

P. – Entonces, ¿cuál es el liderazgo que se ve en Podemos?

R. – Yo veo a Pablo Iglesias y veo liderazgo viejo. Sería el liderazgo viejo  y la política vieja de partidos y líderes jóvenes. Hoy en día la vida va por otros caminos a los que esos partidos nos van tratando de promulgar, están en el pasado.

P. – Ciudadanos ha obtenido un resultado histórico en Andalucía, pero de quien habla todo el mundo es de VOX.

R. – Yo respeto la decisión de las urnas, como creo que cualquier demócrata normal haría. No entiendo al PSOE y a Podemos que se erigen como la pureza democrática y ellos deciden quién tiene que entrar en las urnas, eso tiene más tintes totalitarios que democráticos. Vox tiene que agradecer al PSOE, a Podemos y a parte de los medios de comunicación que le hayan hecho la campaña, debe ser la campaña más económica y efectiva del mundo occidental en la última mitad de siglo. No tener que moverte mucho y darlo todo.

P. – A nivel nacional, ¿puede sumarse VOX a los cuatro grandes partidos de la actualidad?

Todo hace indicar que estos resultados de Andalucía se pueden extrapolar a nivel nacional, sí. Ciudadanos está ante un momento histórico de convertirse en la fuerza política que pilote una segunda transición. Tenemos un PP y un PSOE agotados, pero que como han sido fuerzas que han vivido en el poder se resisten a entender que necesitan renovarse, tienen que ir al rincón de pensar y renovarse. Mientras se regeneran, Ciudadanos está llamado a ser el partido que pilote, no como una UCD que pilotó la primera transición y que fue breve, sino que España necesita un liderazgo más largo.

«VOX tiene que agradecer que Podemos y el PSOE le hayan hecho la campaña»

P. – Usted fue uno de los hombres del mercado, el PP también quiso hacerse con sus servicios. 

R. – Sí. Desde la dirección nacional. Quedó en una conversación privada, me hicieron un ofrecimiento que agradecí pero pedí que respetarán mi decisión. No sé quien filtró aquello. No era una cuestión de entrar en política por entrar, era entrar con Ciudadanos o no entrar.

P. – ¿En qué le ha cambiado el superar un cáncer?

R. – Cuando una enfermedad como es el cáncer te ataca con tanta virulencia como me atacó a mí y tu respondes a ese ataque, no es que valores más la vida, porque yo no he necesitado vivir un drama así para valorar que estamos aquí, pero sí he ganado en serenidad. Yo era una persona muy tranquila salvo cuando he estado en competición, pero la serenidad es otra cosa, va mucho más allá de una apariencia. Y doy gracias a la vida, porque sigo aquí.

P. – Rivera e Iglesias son los líderes de la nueva política en España, pero sus formas de gestión de este liderazgo no son las mismas. 

R. – Yo veo que hoy por hoy a Albert Rivera con mucha diferencia con respecto al resto. Veo a un hombre que abre su organización al talento, cosa que otros no hacen, tienden a encerrarse. Es difícil encontrarlo en medio de una situación de crispación. A pesar de su juventud es sereno, tranquilo y esto es fundamental para una sociedad. Necesitamos más liderazgo sereno que histriónico. Pablo Iglesias es una persona formada que ejerce un liderazgo histriónico y que transmite crispación. La vida no está para que los líderes transmitan esto.

P. – ¿Es Rivera el presidente que España necesita?

R. – Estoy convencido de que va a serlo, y yo le voy a ayudar en la medida de las posibilidades. Albert Rivera es el equilibrio que necesita España a día de hoy. Que esté alejado de los populismos, de recetas para problemas que requieren una respuesta global. Él sí aporta el equilibrio político y social que necesita España y Europa.

«El PP vino a por mí, pero en política era entrar con Ciudadanos o no entrar»

P. – ¿Cuánto tiempo permanecerá Javier Imbroda en política?

R. – No mucho, unos cuatro años. Me dicen que es poco, que tengo que aguantar ocho, pero me parece mucho. Vengo con ese pensamiento, aunque en la vida nunca sabes qué puede ocurrir. En una sociedad cívica hacer un servicio público como pretendemos hacer, sólo compensa si vamos a estar un corto periodo de tiempo. Sino te conviertes en un profesional de la política, y ese el el origen de la crispación. ¿Por qué? Porque se juega su plato de comida. Ahí provocas que no piense en nosotros, en la sociedad, sino que piense en sí mismo. Yo no sé si estaré cuatro años, ocho, pero un periodo concreto de tiempo.

P. – ¿Tiene tiempo de seguir la actualidad del baloncesto?

R. – No tanto como antes, pero sí lo sigo. Sigo los resultados de ACB, Leb ORO y EBA que juega uno de mis hijos. De Europa sigo a los equipos españoles. El baloncesto forma parte de mi vida, han sido 25 años en la alta competición, esto no se puede borrar. Es verdad que lo veo muy lejos, me da la impresión de que formé parte de la alta competición en otra vida.

P. – Usted tuvo una etapa notable al frente de la selección, que sirvió como inicio a una generación histórica que ahora se va. ¿Podremos sobrevivir a ello?

R. – Esto que hemos vivido no lo vamos a tener, porque ha sido único. Seríamos injustos si comparamos a los que vienen ahora con los que tuvimos, porque esa generación ha sido única. Estoy seguro de que el baloncesto español va a seguir siendo competitivo, que estaremos en algún podio no tengo ninguna duda, pero no va a ser cada campeonato. Nos tendríamos que remontar a la URSS o la Yugoslavia de antes para ver un dominio a nivel europeo y mundial como el de España. Yo viví con ellos el comienzo, ganamos un bronce en Estambul, le ganamos a EEUU en Indianapolis al año siguiente y después se ha cambiado la historia del baloncesto español.

P. – Su etapa en el Madrid, sin embargo, no fue tan positiva…

R. – En el Madrid yo perdí. Las cosas no salieron como todos hubiéramos deseado, y un entrenador que no solventa esta situación, sale. En mi vida siempre he sido puro riesgo, firmé un contrato de dos años en el Madrid y estuve uno. Firmas cuatro y quizá a los seis meses te han echado. En el Madrid fue muy duro porque fue una época complicada en la sección, había mucho vacío y era vivir en soledad, a pesar de la exigencia de entrenar al Madrid. Pero para mí fue un honor, no lo habría pensado ni en mis mejores sueños, al igual que la selección. Siempre digo que le podré contar a mis nietos que Pau Gasol debutó conmigo.

P. – Convivir con la derrota no es fácil.

R. – La competición es una escuela de vida que te enseña a ganar y a perder. Esos valores me han acompañado a lo largo de toda mi vida, entonces he aprendido a ganar, a perder, he disfrutado. Pero cuando has estado 25 años en la alta competición, eso es lo que verdaderamente es grande.

P. – En cualquier caso, el Madrid que se encontró no puede compararse con este. 

Hay una sección de baloncesto más estructurada que la que yo me encontré. Entonces teníamos otros recursos que no son los de ahora, ahora son los que le corresponde a una entidad como el Real Madrid. Se ha ido construyendo una estructura con Herreros, un equipo técnico de máxima cualificación, un directivo muy cercano como Juan Carlos Sánchez… Todo eso yo no lo viví y tampoco teníamos los medios para fichar. Yo a Bodiroga le ofrecí un millón de dólares brutos y me contestó: «Coach, el Barcelona me da dos netos» . Y claro, se fue al Barça.

«En el Madrid perdí, pero para mí fue un honor»

P . – ¿Qué porcentaje de responsabilidad de éxito tiene Pablo Laso?

R. – Yo me considero admirador de Pablo Laso, se lo dije a él y nos reímos. Está haciendo un gran trabajo. Ha conseguido lo que yo hubiera soñado en el Madrid, que es devolverle la gloria a la sección de baloncesto del Madrid. Antes era difícil porque era un mercado casi cerrado, pero ahora encima existe la amenaza real de la NBA. Lo importante es que él no se agote porque con esa exigencia es fácil agotarse cuando la exigencia es ser campeón para todo.

P. –  ¿Ha cerrado definitivamente la puerta al baloncesto profesional?

R. – Todavía me cuesta que me llamen político. La política está muy denostada y hace falta renovación, que la política se dignifique. Si esto ocurre las instituciones también lo harán y es fundamental. Me veo como un ciudadano que va a hacer política un tiempo y ya está. El baloncesto siempre va a estar a mi lado, forma parte de mi vida, pero no creo que para volver.

P . – ¿Le ha servido la alta competición para sobrevivir a la crítica en política?

R. – Yo estoy entrenado. La alta competición te enseña a vivir con la presión y con la incomprensión, y yo siempre tengo responsabilidades importantes, y te hace ser, tanto en el deporte como en la política, un blanco fácil, una diana donde apuntan todo tipo de flechas, incluidas las envenenadas.

 

 

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