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El Atlético sigue en racha

Suma tres puntos en Pamplona, pero pierde a Morata, expulsado

El domingo no tiene ningún delantero centro para jugar ante el Cádiz

La jugada clave fue un gol anulado a Osasuna con 0-1 en el marcador

El Atlético sigue en racha, con los tres puntos pero con nuevas bajas, después de una master class defensiva del equipo de Simeone, que exprimió al máximo su buen inicio de partido para mantener después una ventaja que valía su peso en oro, y que acabó ampliando Riquelme cuando peor pintaba el panorama. Marcó Griezmann su tercer gol de la temporada ante un Osasuna voluntarioso que lo intentó todo pero que no consiguió nada, aunque mereció un premio mejor y estuvo a punto de lograrlo si el árbitro no le anula un gol de David García por falta previa sobre Witsel.

Con 13 puntos ya en la clasificación, a seis del líder Girona, pero con un encuentro menos, los rojiblancos esperan cerrar la semana con un triunfo ante el Cádiz para preparar desde la tranquilidad el decisivo choque de Champions del miércoles siguiente ante el Feyenoord, pero de momento se van a encontrar con serios problemas, para no perder la costumbre, porque la lesión de Memphis y la expulsión de Morata dejan a Simeone sin ningún delantero centro hábil.

Consciente de la tremenda importancia de adelantarse en el marcador para no verse obligado a remar contra corriente, el Atlético salió con un cuchillo entre los dientes dispuesto a intimidar a un Osasuna que ya esperaba un arranque parecido, y que por supuesto lo que intentó fue protegerse de un vendaval que acabó derrumbando las estructuras navarras al paso por el minuto 19. Todo surgió tras un centro de Lino que no sujetó Aitor, permitiendo que Griezmann cazase el rechace y  rematase cruzado para silenciar El Sadar.

Pletórico de confianza tras el derbi y aupado por su ventaja en el marcador, que era precisamente lo que había imaginado Simeone en la previa del partido, el Atlético dejó que Osasuna llevara el peso del partido mientras aguardaba con paciencia su oportunidad para volver a clavar las uñas. Arrasate cargó por la izquierda con Mojica y Cruz y a los 36 minutos el colombiano creó la mejor ocasión de su equipo en un disparo sin ángulo en el área que golpeó con violencia el poste, aunque Oblak estaba cubriendo bien el primer palo. El Cholo no tardó en levantarse para insistir a Nahuel y Llorente que aumentaran su nivel de concentración.

La cholina surtió su efecto porque el Atlético llegó home and dry al descanso, sobre todo porque Hermoso estuvo muy rápido en un cruce ante Aimar, pero también es cierto que el equipo no tuvo presencia arriba más allá de un remate en fuera de juego de Morata. El 0-1 era el premio al que se aspiraba en el intermedio, pero la necesidad de Osasuna vaticinaba un segundo acto lleno de curvas.

Consciente de la necesidad de caminar sobre al alambre como única alternativa, el equipo navarro tiró aún más arriba la línea de presión y no tardó en desenvainar en la segunda parte. A los 49 minutos Aimar se fue por la derecha y su pase atrás lo remató con violencia, pero sin puntería, el Chimy Ávila. Arrasate hizo rechinar los dientes en el banquillo y Simeone miró a Vivas mientras le pedía a los suyos que salieran de la cueva. Fue en vano. El Atlético superó los primeros 10 minutos de la reanudación sin haberse dejado notar ni una sola vez en ataque.

A la vista del cariz que había tomado el partido el Cholo no tuvo más remedio que adoptar soluciones inmediatas. Azpilicueta sustituyó a Nahuel en busca de mayor contundencia defensiva y poco después Riquelme envió a Llorente al banquillo. También Osasuna movió pieza pero antes, a los 65 minutos, probó por primera vez a Oblak en un remate a bocajarro de Lucas Torró que el esloveno mandó a la esquina.

Osasuna no bajó los brazos y siguió picando piedra hasta que a los 75 minutos llegó una acción decisiva. David García cabeceó a bocajarro tras un saque de esquina batiendo a un impotente Oblak, pero Martínez Munuera anuló el gol por un desplazamiento previo de Aimar a Witsel. El Sadar montó en cólera y a Arrasate se lo llevaron los demonios y acabó expulsado.

La decisión arbitral provocó un desconcierto absoluto entre Osasuna y de eso se aprovechó el Atlético. A los 80 minutos Griezmann tocó para Lino y el brasileño se sacó de la chistera su segundo pase de gol de la tarde porque Riquelme, tras driblar a Aitor, acabó mandando el balón a la red ante la euforia absoluta de Simeone, que respiró aliviado.

La tarde acabó accidentada con la doble expulsión de Morata y Chimy Ávila, que se retaron en el túnel de vestuarios, pero el Atlético sumó una nueva victoria en Pamplona para no perder la costumbre y se engancha a la zona de arriba. Ahora, a pensar en el Cádiz y a ver quien marca los goles, pero esa será ya otra historia.