Alcaraz roza el milagro pero cede la corona de Río a Norrie tras caer lesionado
Carlos Alcaraz cedió el trono de Río de Janeiro ante Cameron Norrie después de caer en tres sets en una final que acabó lesionado
Alcaraz se mete en su segunda final de 2023 tras batir al gigante Jarry
Carlos Alcaraz no pudo defender su corona de campeón en Río de Janeiro. El tenista español cayó (5-7, 6-4, 7-5) en la final del torneo de categoría ATP 500 ante Cameron Norrie después de dominar y caer lesionado mediado el segundo set, en lo que supuso una losa insalvable para sus opciones de triunfo. Norrie supo esperar su momento y remontar ante un rival que siguió peleando pese a estar mermado físicamente e incluso rozó el milagro en un tercer set que significó uno de los momentos más épicos de lo que va de 2023. Finalmente, el británico se proclamó campeón en Río, mientras que Carlos se marcha con la sensación de haberlo dejado todo en pista y viendo de vuelta de nuevo a las lesiones.
En algo más de dos horas y media de partido de máxima exigencia en lo físico y lo psicológico, Norrie pudo levantar los brazos y apuntarse su primer título del año 2023, ante un Alcaraz exhausto y de nuevo con problemas físicos visitándole hasta conseguir apartarle de su mejor amiga: la victoria. Carlos, que es seria duda para jugar la semana que viene en Acapulco, no podrá igualar a Novak Djokovic en lo más alto del ranking ATP como hubiera sucedido en caso de haberse coronado por segundo año consecutivo en Río. Sin embargo, y si las lesiones lo permiten, la joya de El Palmar deja una nueva muestra de que aprovechará cualquier momento para imponer su monstruoso talento en su asalto al número uno del mundo.
Norrie llegaba a la final después de sufrir lo indecible en el choque de semifinales ante el español Bernabé Zapata, quien sólo cedió ante el número 13 del ranking ATP en el tie-break del tercer set. Algo similar le sucedió a Alcaraz, quien si bien pudo resolver con un rosco en el tercer set ante Jarry, a punto estuvo de caer eliminado en los dos anteriores. Carlitos, el hombre de las mil vidas, intentó resistir al igual que hiciera anteriormente ante Lajovic y Fognini y así se dispuso a aplicar su máxima de ‘las finales no se juegan, se ganan’. Sin embargo, el destino tenía otros planes para él, de nuevo en forma de lesión.
La obligación de Norrie pasaba por competir más y mejor que lo que hiciera en Buenos Aires, donde Alcaraz, más sólido que ningún día, no le dio opción a la victoria. El murciano, por su parte, contaba con el precedente más reciente a su favor, además del público y de un talento que se entiende superior, también en tierra batida. Sin embargo, la irregularidad mostrada en rondas anteriores dejaba resquicios a la duda en una final que podía llevarle a su segundo título del año sin pasar aún por el aro de la derrota.
Los juegos fueron sucediéndose en el partido sin demasiada brillantez, pero casi siempre con la igualdad por bandera independientemente de quien sacara. Norrie fue el primero que contó con opciones de break, pero Carlos las paró cual cancerbero de talla mundial. Alcaraz, poco tiempo más tarde, tiraba de potencia de fondo para poner en jaque al británico, quien también levantaba el momento complicado, demostrando un nivel mayor que el de Argentina.
Así las cosas, la diferencia debía ser marcada en el tramo clave y si bien Norrie opositó a ella con claridad, con una pelota de break y set al resto, Alcaraz resistía y se ponía en la misma disposición con 6-5 favorable. El español, determinante de manera casi inexplicable a su edad, no iba a fallar y se apuntaba la primera manga de un partido al que aún le quedaba mucho por contar.
Las condiciones físicas de ambos jugadores, en un tramo temprano de la temporada y después de dos semanas consecutivas de partidos sobre tierra batida, estaba lejos de ser la mejor, y ello llevó a varios escenarios de complicada explicación dentro del segundo parcial. Espoleado por la victoria en el primero y por las dudas de su rival, Alcaraz consiguió, sin demasiado esfuerzo, instalarse en el mando con un 3-0 que dejaba el encuentro a un nuevo fallo de Norrie de estar visto para sentencia.
Era prácticamente un match-ball para el británico, pero resultó que el que estaba exhausto en ese momento era Alcaraz, quien se diluía como un azucarillo para, con dos pérdidas de saque consecutivas, pasar del 3-0 al 3-4 y solicitar la visita express del fisio, que le atendió brevemente en su pierna derecha. Norrie llegaba sin buscarlo demasiado a dominar el segundo set, pero Alcaraz iba a sostenerse con un nuevo break dentro del toma y daca que no pararía en el siguiente. Cameron rompía de nuevo y se colocaba con 4-5 favorable, sirviendo para la manga.
La mala noticia para Alcaraz, más allá del proyecto de remontada de Norrie, era una dolencia física que le obligaba a ser atendido de nuevo. En la pierna derecha, la misma que se lesionó a comienzos de año, Carlos recibía un masaje y un vendaje que le permitiría seguir en pista mientras Norrie, esta vez sí, mantenía el saque y se apuntaba el segundo set de una final que ya había tornado en un thriller que revienta taquillas, aún con la tercera entrega por estrenar.
Las dosis de locura no eran suficientes y Alcaraz le añadió una dosis más con un obligado cambio de estrategia. Su merma física hacía que Carlitos tuviera que pegar casi cada pelota que le venía, lo cual, con una efectividad asombrosa que levantó al público, le otorgó la primera ventaja, break, mediante, en un tercer parcial que volvía a volverse –valga la redundancia– loco con una nueva remontada de Norrie ante el español, que no podía mantener el acierto.
Todo parecía perdido para el jugador murciano, pero doblando la apuesta, enganchaba cuatro puntos seguidos con winner, rompiendo el saque de un Norrie que no podía creer lo que le estaba tocando vivir. De nuevo partido empatado, con 4-4, y un rush final en el que las piernas –y brazos– de Norrie se enfrentaban al poderoso y mágico cañón diestro del número dos del ranking ATP.
Cada uno con sus armas, sus argumentos, pudieron mantener sus respectivos servicios para alargar la emoción en uno de los encuentros más épicos de lo que va de temporada. En la máxima igualdad, el jugador que llegaba más entero, más completo, tenía las de ganar y Norrie, que en muchos tramos del partido no demostró todo su nivel, sí que se puso las pilas en el momento clave para quebrar el servicio de Carlos y ya sí, después de dos horas y 43 minutos de drama, levantar los brazos y confirmar el relevo en la corona del ATP 500 de Río, con la duda de qué hubiera sucedido si las lesiones no hubieran vuelto a visitar el cuerpo de Alcaraz.
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