Agirrezabala ya es un héroe del Athletic como Iríbar
Con un penalti parado a Morlanes en la tanda de penaltis, el portero de 23 años fue el héroe de la final
Julen Agirrezabala ya está en los libros de la historia del Athletic Club. Como José Ángel Iríbar. Casi nada. La final se decidió en los penaltis y el joven portero vasco, con su penalti parado a Morlanes será recordado para siempre por los aficionados del conjunto vasco. Apunten el nombre. Julen Agirrezabala. Portero que estará más pronto que tarde en la selección española y el Athletic tiene un diamante con él.
Pero el encuentro no comenzó como el conjunto vasco habría deseado. En el minuto 19, el Mallorca se puso por delante gracias al gol de Dani Rodríguez. El Tigre de Betanzos cumplió su gran sueño, que era el de primero jugar una final de Copa, así se lo aseguró a OKDIARIO tres días antes de la final, y después hacer gol en ella. Hubo un primer rebote, un segundo y en el tercero, ahí estuvo el ’14’ para enviar el balón al fondo de la red. Era difícil silenciar a los miles y miles aficionados del Athletic, pero el bueno de Dani lo logró de un plumazo.
Y a partir del gol, el Mallorca expuso sobre el césped todos los registros habidos y por haber en este deporte para contrarrestar las habilidades del Athletic, que no eran pocas. Y no sólo eso. También fueron capaces de silenciar a los Leones de la grada, que no fue fácil.
Nico Williams silenció por milésimas de segundo a la afición del Mallorca y de esta manera desatar la locura en el fondo vasco con un golazo maradoniano, pero estaba en fuera de juego. Eso fue en torno al minuto 40, antes del descanso. Los de Javier Aguirre respiraron tranquilos y ya no se jugó más en los primeros 45′. Aunque no sin pasar por una ocasión más de Nico, pero que se fue fuera por el canto de un duro. El paso del tiempo era su mejor aliado de los hoy celestes y el principal verdugo de los rojiblancos.
Sancet desató la locura
El fútbol es capaz de lo mejor y de lo peor. En menos de media hora, Dani Rodríguez vivió las dos caras de la moneda. En este deporte y en la vida misma. En el 19′ abrió la lata para el Mallorca, y en el 49′ perdió una pelota en salida de balón y el Athletic esta vez no perdonó. Nico robó y dejó sólo a Sancet para que este pusiera las tablas en el marcador. Los Leones se volvían locos y lo festejaban por todo lo alto. ¿Cómo no iban a hacerlo? Pues pese a todavía queda casi toda la segunda parte ya se veían otra vez besando la lona.
Y de nuevo, un giro de guión. La afición del Mallorca, que hasta entonces no había parado de animar, se quedó helada; y los Leones de la grada no pararon de animar para llevar en volandas a su equipo 40 años después. El ruido en el estadio era ensordecedor. Así es el fútbol señores. Cuestión de estados de forma y de ánimo.
En la última media hora de partido se pudo apreciar el miedo de los dos equipos por el escenario, por el resultado, por todo. Unos y otros se respetaron y comenzaron a ver con muy buenos ojos la prórroga, especialmente el Mallorca. El Athletic no lo quería, pero era un mal menor. Y es que los 40 años de sequía pesaban en sus piernas. También en sus cabezas. Los del Txingurri Valverde lo intentaban con algo más de vehemencia, pero el equipo bermellón tampoco le perdía la cara al encuentro y en cada acercamiento a la portería de Aguirrezabala ponía en alerta a la defensa vasca.
Y con todo… prórroga
No fueron suficientes los 90 minutos para decidir el ganador. Por lo que nos fuimos a la prórroga. 30 minutos más de fútbol, de pasión, de fiesta… porque fue eso este 6 de abril de 2024, una auténtica fiesta del fútbol. ¡Qué partidazo oigan! Pero la realidad es que en la primera parte del tiempo extra se jugó más bien poco, por no decir nada. Calambres y más calambres y todos al suelo, como si de una guerra se tratara. Bueno, en realidad una batalla futbolística sí que fue. Cómo pelearon los futbolistas de los dos equipos.
La inercia de la segunda mitad lo conducía todo a los penaltis. Las fuerzas en las piernas de los jugadores brillaban por su ausencia. 15 minutos donde los futbolistas no podían literalmente más. Pero lo dieron todo hasta el final. Pero llegó la lotería de los penaltis… y todo podía ocurrir.
Agirrezabala, el héroe de la final
La Diosa Fortuna dijo que los penaltis se lanzaban en el fondo del Athletic, pero el Mallorca lanzaba primero. Y Muriqi no falló desde los once metros, tampoco Raúl García, pero sí Morlanes, cuyo penalti lo paró Agirrezabala. Muniain puso 1-2. Radonjic lo mandó a las nubes, por lo que el Athletic lo tenía todo de cara. Vesga hizo el 1-3. Antonio Sánchez recortó distancias, pero la suerte estaba echada. Llegó Berenguer para hacer el gol definitivo y darle al Athletic una Copa del Rey 40 años después.
Y mucha culpa tuvo de ello Agirrezabala, que con su penalti parado a Morlanes ya es historia de la entidad rojiblanca. El joven portero de 23 años ya puede ser comparado con uno de los grandes mitos de Bilbao, José Ángel Iríbar, que estuvo en las gradas de La Cartuja. Son palabras mayores, pero con total merecimiento, el bueno de Julen se ha ganado un lugar en la historia de club.