Especie invasora

Parece inofensivo, pero este adorable pajarito es una especie invasora que se está cargando los cultivos en España

Pájaro, animales, especies invasoras
Bengalí rojo. Imagen: Sudipta Maulik.
  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

En el mundo animal, hay criaturas diminutas y adorables que, aunque parecen inofensivas, la realidad termina siendo muy distinta. En España, más de 200 especies invasoras han llegado, se han instalado como si nada y, desde ahí, han empezado a cambiar el equilibrio natural. Algunas lo hacen de forma silenciosa, mientras que otras mueven todo a su paso, dejando cambios incluso en la economía.

Entre las especies invasoras en España que pocos identifican, están la cotorra argentina, el galápago de Florida, y en este caso, un pájaro muy simpático que cualquiera quisiera ver en su jardín o balcón, pero que va acabando con los cultivos y ecosistemas. Ese es el bengalí rojo.

Esta es la especie invasora más adorable de España

Originario del sur de Asia, el bengalí rojo (Amandava amandava) llegó a España alrededor de los años 70, escapando de barcos mercantes que transportaban aves ornamentales en el puerto de Motril. Este pájaro fue perseverante: se escondió, se alimentó de las semillas de los cultivos y terminó multiplicándose.

Este pajarito, de apenas 10 centímetros, tiene un plumaje rojo intenso salpicado de motas blancas (que se ven más en los machos durante la época de cría) y habita en regadíos de Andalucía, vegas de Extremadura y ciertas zonas del Levante.

Actualmente, se le considera especie establecida en varias provincias. Vive, cría y sobrevive sin ayuda humana. Este pájaro no está en los bosques ni en los montes, sino que está en los arrozales de Badajoz, en los maizales de Madrid, en los cañaverales de Málaga.

Además, ha mantenido el calendario reproductivo de su tierra natal, criando entre julio y noviembre, justo cuando el calor y la humedad de los cultivos españoles imitan el clima monzónico asiático.

¿Cómo puede hacer tanto daño un pájaro tan pequeño?

A simple vista, el impacto del bengalí rojo puede parecer menor. Al fin y al cabo, no está desplazando a otras especies en hábitats protegidos ni amenaza con extinguir a nadie. Sin embargo, su presencia tiene varias consecuencias claras, pues se alimenta en grupo, en zonas agrícolas, y arrasa con semillas de forma constante.

Su dieta, mayormente granívora, lo convierte en una plaga para los cultivos de regadío, donde encuentra alimento todo el año y termina afectando a los agricultores que dedican su dinero y tiempo a esta labor.

Además, su reproducción tardía, fuera del calendario de las especies autóctonas, le da ventaja. Mientras muchas aves locales ya han terminado su ciclo reproductivo, el bengalí rojo apenas empieza a poner huevos. Se ha observado que puede hacer hasta dos puestas por temporada, con nidos escondidos en arbustos bajos o directamente en el suelo de los cultivos.

Por otro lado, la falta de depredadores naturales en su nuevo entorno también juega a su favor. Al final, sin enemigos permanentes y con abundante agua y comida, el bengalí rojo ha encontrado un paraíso en España.

Es por todas esas razones que, a pesar de ser precioso, los expertos lo han incluido en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, y se recomienda un control riguroso de sus poblaciones.

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