Curiosidades
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El desconocido dato sobre las cosquillas que nunca pudiste imaginar

Te contamos por qué las cosquillas no son tan intensas cuando nos las hacemos a nosotros mismos. ¡La razón no puede ser más curiosa!

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  • Helena Enrique
  • Publicista especializada en Marketing y Posicionamiento Digital. Redactora en temáticas de consumo y lotería en Ok Diario.

El cuerpo humano no para de sorprender, existen miles de incógnitas que los científicos llevan años intentando descifrar de los comportamientos de la mente y el cuerpo humano, dándole significado a preguntas que seguro que muchos nos hemos hecho alguna vez. Hoy te compartimos un desconocido dato sobre las cosquillas que nunca pudiste imaginar.

¿Por qué no podemos hacernos cosquillas?

Cuando alguien nos hace cosquillas nos reímos sin parar, en cambio, cuando intentamos hacernos cosquillas a nosotros mismos, la sensación no es la misma. Se conoce que esto sucede porque el cerebro se anticipa a este movimiento y cancela la información enviando la reacción cuando lo hacemos nosotros mismos. Este efecto es conocido como ‘copia eferente’.

Se ha demostrado que las áreas que responden en el cuerpo cuando se siente placer o tacto, se activan mucho menos si la estimulación proviene de uno mismo. Esta estimulación táctil a uno mismo no es tan intensa, por qué al hacer el movimiento, el sistema sensorial predice las sensaciones y las atenúa.

En cambio, si alguien externo aplica esos mismos movimientos en el cuerpo, eso sí que producirá cosquillas, ya que el sistema sensorial no tendrá tiempo de anticiparse, será una sensación inesperada y, por tanto, esta no se anulará. Eso hace que cuando alguien nos hace caricias o cosquillas, estas se perciban mucho más intensas y no podamos parar de reír.

La necesidad del factor sorpresa en el cuerpo

Hacernos cosquillas es una orden de doble vía, por un lado, el cerebro da la orden de realizar el movimiento y por otro, recibe el estímulo esperado del movimiento. En esta acción no hay factor sorpresa y este, parece un imprescindible para poder sentir la sensación de cosquillas que nos hace reír sin parar.

Los músculos que ejecutan la acción ya sabían lo que iba a pasar, por tanto, se anticipa la sensación, en cambio, si los músculos que ejecutan la orden son externos, es decir, de una tercera persona, la reacción del cuerpo es inesperada y ocurre como una sorpresa para el cerebro. Esta persona dará la orden en su cerebro, pero a ti te pillará completamente desprevenido y el cuerpo solo tendrá la orden de reaccionar al estímulo aplicado.

Ahora ya lo sabes, sin sorpresa, el cuerpo no genera la misma sensación de cosquillas y sin esa sensación, la risa no está asegurada. Una curiosidad más de todas las que quedan por descubrir sobre los comportamientos del cerebro con la realidad de su entorno. Es, sin duda, un tema donde aún se puede investigar en profundidad, por ahora, nos quedamos con este sorprendente dato.

La próxima vez que alguien te haga cosquillas ya sabrás por qué estas son tan intensas si tocan zonas con las que tú tienes contacto a diario sin reacción. Podrás compartir este interesante dato y seguro que sorprendes a más de uno con la respuesta. Es una de esas preguntas que tal vez nunca te habías preguntado, pero que una vez surge la duda, necesitas conocer la razón.