El templo de Lúxor: un lugar para descubrir en Egipto
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Los templos son uno de los principales atractivos culturales y turísticos con los que nos esperan esas antiguas ciudades que han logrado sobrevivir a guerras y todo tipo de fenómenos meteorológicos. Particularmente, el templo de Lúxor es considerado uno de los más importantes en su clase, un recinto con varias curiosidades que vale la pena repasar para identificar este carácter único.
En efecto, estamos hablando de uno de los templos más imponentes que pueden visitarse en Egipto, un país marcado por las tradiciones y la conservación de las viejas construcciones, que tiene en el templo de Lúxor el más relevante monumento de esa localidad, y uno de los mejor cuidados del continente africano todo. Bien vale la pena ver por escrito o, si se puede, en persona.
Origen del templo de Lúxor
Según los estudiosos, el origen se remonta a los años 1.400 a 1.000 a.C. Aparentemente, fueron los faraones Amenhotep III y Ramsés II quienes insistieron en este lugar, encargándose el primero de ellos de los detalles del interior y el segundo de asegurarse que el exterior fuera igual de majestuoso, con los obeliscos y colosos que caracterizan la fachada.
Dedicado a Amón, dios del viento y uno de los fundacionales para su sistema de creencias egipcio, este templo tiene unas dimensiones de unos 260 metros de largo, lo que lo convierte como uno de los más grandes del planeta, y solía comunicarse con el también magnífico templo de Karnak por el sendero conocido como “Avenida de las Esfinges”, un corredor flanqueado por esas figuras.
Estos templos supieron ser residencia fija o eventual de los faraones egipcios, por lo que tenían mucha de la más alta tecnología desarrollada por la época, de la que da cuenta la disposición actual a modo de museo, lo que permite ir advirtiendo estos detalles, señalados por los expertos.
Cómo ir al templo de Lúxor
Los mismos especialistas recomiendan, además, ir al templo de Lúxor por la noche y no de día. Esto se debe a dos circunstancias, siendo la primera de ellas obvia, y es que el calor en Egipto realmente dificulta disfrutar del paseo en el horario diurno, así que es mejor evitarlo.
Pero, por otro lado, este lugar es iluminado por la noche, lo que le otorga otra dimensión, si se quiere una aún más espectacular, a una escapada que es de por sí interesantísima para quien tenga intención de adentrarse en el fascinante mundo de los faraones egipcios y sus proyectos.
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