Refranero español

El amenazante refrán español que ha sufrido cambios, pero apareció hace 4 siglos en ‘El Quijote de Avellaneda’

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Quijote de Orson Welles.
  • Manuel Morera
  • Periodista y fundador del pódcast V9, el programa de F1 más escuchado de España. Universidad de Valencia y Radio 3. Anteriormente en ElDesmarque, Levante TV y Las Provincias.

No nos damos cuenta, pero en España no paramos de repetir expresiones con un origen centenario, pero la realidad es que hay más de un refrán con siglos y siglos de historia.

Uno de los ejemplos más claros es el refrán Viendo la barba de su amigo remojar, echen la suya a quemar. Quizás dicho así no te suene, pero es una versión antigua de Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar.

Pese a que hoy, como recuerda el Centro Virtual Cervantes, todas sus variantes se siguen utilizando, fue recogida nada menos que en 1614, cuando Alonso Fernández de Avellaneda se lanzó a publicar la segunda parte de El Quijote apócrifo.

El aviso camuflado de refrán escondido en ‘El Quijote’

El Quijote de Alonso Fernández de Avellaneda (pseudónimo de un autor desconocido) intentó adelantarse a la segunda parte real de El Quijote. Aunque sea su versión apócrifa, dejó grandes píldoras de sabiduría.

Quizás la versión Viendo la barba de su amigo remojar, echen la suya a quemar puede sonar menos familiar, pero encierra el mismo significado que la variante moderna: cuando a alguien cercano le ocurre una desgracia, conviene estar prevenido porque uno mismo puede ser el siguiente.

Es decir, se trata de una llamada a la prudencia, al aprendizaje en cabeza ajena y a prepararse ante la adversidad inminente. Además, también se puede utilizar como amenaza.

Si lo piensas, la crudeza del refrán es increíble. Si tu amigo se está remojando la barba para cortarla, lo mejor es que tú la quemes directamente, ya que serás es siguiente.

Debes pensar que hace siglos la barba era considerada un símbolo de nobleza y de honor masculino, por lo que cortarla por completa podía ser toda una humillación.

Dónde aparece el refrán ‘viendo la barba de un amigo remojar, echen la suya a quemar’

Actualmente esta versión del refrán ha caído en desuso, pero Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar sigue usándose en muchos contextos.

No obstante, si tienes curiosidad por saber en qué parte de El Quijote de Avellaneda aparece, este es el párrafo exacto:

Ello es verdad que unosestantiguos ó picarones que estaban alli presos me han hurtado la bolsa por arte de encantamiento, y echado por el pescueço abaxo invisiblemente más de setecientos mil millones de piojos; pero á fe que quedan buenos, pues los dexo acomodados como ellos merecen, para que otros tales no se atrevan á tal de aqui adelante con escuderos tan andantes y de estofa como yo, sino que tomen exemplo, y viendo la barba de su amigo remojar, echen la suya á quemar. ¡Oh mi Sancho! dixo don Quixote: ¿que has habido y que te ha sucedido con esos malandrines y ladrones que dizes? Cuentamelo, con el castigo que les has dado.

Otra expresión popular que apareció en ‘El Quijote de Avellaneda’

Esta no es la única expresión que aparece en El Quijote de Avellaneda. Por ejemplo, en el mismo libro se hace mención a Agua pasada no mueve molino, que utilizamos para decir que algo ya no tiene remedio.

Hay refranes importantes que nacieron en El quijote, pero para encontrar esta expresión tan castiza también hay que ir a su versión apócrifa, tan criticada por Cervantes. Concretamente al segundo acto.

En ese momento, mientras dan de comer a Rocinante, aparece una mujer gallega que les repite lo siguiente:

Buenas noches tenga vuesa merced, señor caballero, ¿manda algo en su servicio?, que, aunque negras, no tiznamos. ¿Gusta vuesa merced le quite las botas, o le limpie los zapatos, o que me quede aquí esta noche, por si algo se le ofreciere? Que, por el siglo de mi madre, que me parece haberle visto aquí otra vez, y, aunque en su cara y figura me parece a otro que yo quise harto…; pero agua pasada no mueve molino. Dejóme, y dejéle, libre como el cuchillo; no soy yo mujer de todos, como otras disolutas. 

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