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Robótica

Los nuevos robots del tamaño de un insecto

La robótica avanza sin parar. Ya existen en la realidad robots del tamaño de un insecto. ¿Quieres saber cómo son?

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  • Francisco María
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Investigadores del MIT, Massachusetts Institute of Technology, han conseguido desarrollar diminutos robots del tamaño de un insecto, que podrían polinizar un campo de cultivos o buscar sobrevivientes entre los escombros de un edificio derrumbado.  El micro-robot blando es de forma rectangular, pesa menos de un gramo y tiene cuatro juegos de alas, las que, impulsadas por un motor, funcionan como músculos artificiales y se agitan muy rápidamente.

Robots diminutos, ágiles como los insectos

Hasta el momento, los motores de este tipo de robots eran muy duraderos, pero requerían voltajes mucho más altos y, si bien eran extremadamente ligeros, no podían portar la mecánica necesaria que les permitiría volar por su propia cuenta.

Kevin Chen, profesor asistente de Reid Weedon en el Departamento de Ingeniería Eléctrica y Ciencias de la Computación y autor principal del artículo, asegura que la nueva técnica de fabricación ofrece una operativa con un voltaje 75% más bajo que las versiones actuales, y con un 80% más de carga útil.

Los nuevos motores funcionan como músculos artificiales, los que agitan rápidamente las alas del robot.

Características de los micro-robots blandos

Los motores de los micro-robots están hechos de capas de elastómero que se intercalan entre dos electrodos muy delgados y que luego se enrollan en un cilindro blando. Cuando se aplica el voltaje, los electrodos aprietan el elastómero y esa tensión mecánica es la que produce el batir las alas.

Los investigadores pudieron crear un motor con 20 capas, cada una de las cuales tiene un grosor de 10 micrómetros (aproximadamente el diámetro de un glóbulo rojo).

Durante el proceso de funcionamiento, el aire vuelve al elastómero y crea muchas burbujas de aire microscópicas, de tan solo 1 micrómetro, que eran ignoradas, y que hacían que el conjunto se volviera más rígido.

Chen y sus colaboradores descubrieron que, si realizaban un proceso de aspiración inmediatamente después del recubrimiento de centrifugado y luego horneaban el elastómero mientras estaba húmedo, eliminaban las burbujas de aire.

El proceso de horneado reduce el tiempo de curado a medida que se van agregando nuevas capas. La eliminación de estos defectos aumentó la potencia de salida del motor en más del 300%, mejorando significativamente su vida útil.

De esta forma, el equipo creó un músculo artificial de 20 capas y lo compararon con la versión anterior de 6 capas.

Durante los experimentos de despegue, el motor de 20 capas requirió menos de 500 voltios para funcionar y ejerció potencia suficiente para darle al robot una relación de elevación/peso de 3.7 a 1, por lo que podría transportar con seguridad objetos de hasta tres veces su peso.

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