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La NASA confirma un hallazgo inesperado: una piedra en Marte que desconcierta a los expertos

NASA y Marte
Marte.
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Recientemente, la NASA ha anunciado un hallazgo inusual en Marte: una piedra que no encajaba con el entorno, ni por forma ni por composición. El protagonista de esta historia es Perseverance, el rover que desde febrero de 2021 se mueve por el cráter Jezero, una región que en el pasado albergó un lago y un sistema de deltas, en busca de rastros de vida microbiana pretérita. La roca, que según los expertos «no debería estar ahí» ha sido bautizada con el nombre de Phippsaksla.

El paisaje del cráter Jezero se caracteriza por una superficie erosionada, desgastada por el viento y cubierta de piedras de formas bastante similares: planas, irregulares y sin grandes elevaciones respecto al terreno. Por eso, cuando Perseverance detectó una formación que sobresalía alrededor de 80 centímetros del suelo y que parecía «colocada» sobre el lecho rocoso, los científicos supieron inmediatamente que debían analizarla en profundidad.

El misterio de la roca Phippsaksla en Marte

Perseverance está equipado con siete instrumentos científicos que permiten estudiar el planeta rojo. Entre ellos destaca la SuperCam, un complejo sistema de cámaras, espectrómetros y un láser capaz de analizar la composición química de los materiales a distancia. El equipo de la misión ordenó al rover que apuntara la SuperCam hacia la roca para realizar un análisis preliminar, y lo que hallaron confirmó que la roca no solo era distinta por fuera, sino también por dentro.

El análisis reveló una concentración anormalmente alta de hierro y níquel, dos elementos que sí existen en Marte, pero que no suelen aparecer juntos en proporciones tan elevadas. Las rocas marcianas tienden a estar compuestas principalmente por basaltos, silicatos y minerales formados por procesos volcánicos antiguos. Phippsaksla, en cambio, tenía la composición típica de un meteorito metálico.

La hipótesis más aceptada por los investigadores es que Phippsaksla no es una roca marciana, sino un fragmento de un meteorito que llegó al planeta rojo después de recorrer millones de kilómetros por el espacio. De confirmarse, no sería la primera vez que los rovers encuentran meteoritos en Marte. Sus predecesores (Spirit, Opportunity y Curiosity) ya detectaron objetos similares en misiones anteriores. Sin embargo, hallarlos no es tan común como podría parecer.

Los científicos de la NASA creen que la roca pudo impactar contra la superficie de Marte hace miles o incluso millones de años. La atmósfera marciana, mucho más delgada que la terrestre, permite que meteoritos metálicos de mayor tamaño lleguen intactos a la superficie. Y como el clima marciano carece de lluvia, humedad o procesos biológicos que aceleren la corrosión, estos objetos pueden conservarse sorprendentemente bien.

La forma de Phippsaksla, alargada y con bordes lisos, sugiere que pudo fragmentarse durante el impacto o erosionarse con el paso del tiempo, pero no lo suficiente como para perder su estructura original.

Un brillo que no pasa desapercibido

Uno de los detalles que más ha llamado la atención del equipo es el brillo de la roca. En un entorno dominado por el polvo rojizo y las superficies mate, una roca brillante destaca de inmediato. Esto ocurre especialmente con los meteoritos metálicos, que reflejan la luz de manera diferente a las rocas volcánicas típicas del planeta rojo.

Las imágenes enviadas por Perseverance muestran una superficie que no sólo es más clara, sino también más uniforme. La textura sugiere que el meteorito pudo calentarse considerablemente durante su entrada en la atmósfera marciana, un proceso que derrite parcialmente la superficie exterior, formando una especie de corteza conocida como costra de fusión. Aunque es difícil confirmarlo sin un examen físico directo, el patrón de color y brillo coincide con lo que se espera de un meteorito de hierro y níquel.

Importancia científica del hallazgo

Más allá de lo llamativo del descubrimiento, Phippsaksla podría aportar información valiosa sobre varios procesos fundamentales:

  • La historia geológica de Marte. La zona donde se encontró la roca parece haber sido modificada por impactos antiguos. Su ubicación puede ofrecer pistas sobre la dinámica del cráter Jezero y los eventos que moldearon su superficie.
  • La frecuencia de meteoritos en Marte. Cada nuevo hallazgo ayuda a calcular cuántos objetos de este tipo impactaron en el planeta a lo largo de su historia, lo cual alimenta modelos de evolución planetaria.
  • Procesos de preservación extraterrestre. Meteoritos como Phippsaksla se conservan mucho mejor en Marte que en la Tierra, por lo que pueden funcionar como «cápsulas del tiempo» que registran condiciones extremas del pasado del sistema solar.
  • Potenciales recursos para futuras misiones humanas. Los meteoritos metálicos podrían ser útiles para estudiar procesos de extracción, refinación y uso de metales in situ, algo importante para futuras colonias.

Aunque el análisis inicial de Phippsaksla es prometedor, todavía quedan numerosas dudas por resolver. Los científicos  examinarán la roca con instrumentos más avanzados y, si las condiciones de la misión lo permiten, incluirla en la lista de muestras potenciales para un futuro retorno a la Tierra.

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