¿Para qué sirve y cómo se hace la prueba del reflejo rojo del bebé?
La prueba del reflejo rojo del bebé es importante para detectar cualquier problema en la visión del pequeño.
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El reflejo rojo del bebé es una prueba de cribado imprescindible para detectar precozmente la presencia de condiciones potencialmente peligrosas para el normal desarrollo del sistema visual del bebé. Se recomienda hacerla a todos los recién nacidos tras haber nacido, precisamente con el fin de minimizar los retrasos en el diagnóstico de enfermedades que puedan comprometer la visión y la salud general del niño.
¿Para qué sirve la prueba del reflejo rojo del recién nacido?
En particular, esta prueba permite identificar situaciones en las que falla el reflejo rojo generado por la luz proyectada sobre la retina: esto puede ocurrir en muchas situaciones patológicas como las cataratas congénitas (una opacidad del cristalino capaz de interferir significativamente en su transparencia , que si no se trata representa una de las principales causas de ceguera en la infancia), retinoblastoma, anomalías retinianas, errores graves de refracción y estrabismo , así como enfermedades sistémicas con manifestaciones oculares.
Es una prueba que suele hacer el pediatra en su consulta y que además se hace cuando el bebé ya tiene varios meses aunque se puede repetir entre los dos y los tres años para comprobar si ha habido alguna alteración en la visión del bebé.
¿Cómo se hace la prueba del reflejo rojo del recién nacido?
El control del reflejo rojo debe realizarse mediante un oftalmoscopio, instrumento que permite observar el fondo de ojo, pero en su ausencia es posible utilizar diferentes instrumentos como, por ejemplo, una cámara común: esto también, es capaz de detectar este reflejo, como lo demuestra el efecto de «ojos rojos» de muchas fotografías.
Antes de realizarla, es necesario dilatar las pupilas del bebé: para ello, basta con dejar al bebé en un ambiente con poca luz durante unos minutos o con instilar unas gotas de sustancias midriáticas (que provocan la dilatación de las pupilas) aunque esta otra opción no suele ser tan común.
En este punto, aún en un ambiente oscuro, el médico se coloca, a una distancia de unos 60-80 centímetros, frente al niño sostenido en brazos por uno de los padres e ilumina ambos ojos simultáneamente a través de la luz del oftalmoscopio: reflejada desde el fondo de los ojos, esta luz se transmite hacia atrás permitiendo al examinador detectar cualquier alteración.
¿Qué muestra la prueba del reflejo rojo del recién nacido?
Según las indicaciones reportadas por la Academia Americana de Pediatría, estos pueden ser los diferentes resultados del examen:
- normal: ambos reflejos rojos son iguales;
- no igual: un reflejo rojo es más intenso que el otro;
- ausente (catarata u otra patología): la presencia de opacidades del cristalino o alteraciones retinianas bloquea el reflejo rojo o lo reduce;
- cuerpo extraño/abrasión de la córnea: el reflejo rojo del ojo es anormal debido a un defecto corneal o un cuerpo extraño;
- estrabismo: el reflejo rojo es anormal en el ojo fuera del eje.
Si se encuentra alguna de las alteraciones descritas, el niño debe ser sometido a una visita más profunda a un oftalmólogo pediátrico, quien verificará el problema que provoca la reacción anómala y preparará el tratamiento adecuado.
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