Cómo y cuándo quitarle el chupete al bebé
Descubre todas las claves para que sepamos cuándo quitarle el chupete al bebé y de qué forma podemos hacerlo sin que este lo eche de menos.
Para muchos bebés y niños pequeños, el chupete es algo esencia en sus vidas. Para los padres, el remedio para que dejen de llorar o para que puedan dormir tranquilos, pero ¿cómo y cuándo quitar el chupete al bebé? ¿qué edad es la más adecuada para que dejen de usarlo?.
El chupete para el bebé no es más que un elemento de dependencia. Los padres que dudan tienen que pesar que cuando un niño deja el chupete, significa que ha obtenido un mayor grado de seguridad, autoconciencia y liberación con respecto al padre de referencia (comúnmente la madre). En este sentido, muchos pueden decidir alargar la imagen de su bebé con un chupete quizás para mantener más tiempo el hecho de que dependan de ellos, pero lo cierto es que va a seguir siendo así durante años, por lo que el chupete tiene que ser visto como un elemento transitorio que es mejor no alargar en el tiempo.
Cómo y cuándo quitarle el chupete al bebé
¿Verdad que no dejarías que el bebé se pasara la vida con pañales? Pues lo mismo podemos pensar del chupete; y aunque no existe una edad específica para que los niños lo dejen (siempre os decimos que cada bebé y cada niño son distintos), lo cierto es que no se nos ocurriría dejar a nuestro hijo de tres años en la escuela, llevando el chupete en la boca.
Por ello, si tu bebé utiliza chupete es importante que te fijes sobre todo en qué momento lo reclama o lo utiliza y si ha llegado un punto en el que apenas lo pide. Normalmente en cuanto acostumbramos al bebé al uso del chupete, este se convierte en algo imprescindible, pero te darás cuenta también, cómo a partir del año o año y medio, muchas son las ocasiones en las que el bebé se quita el chupete y lo lanza, ya sea para llamar nuestra atención, para probar un nuevo alimento o sencillamente porque desea balbucear alguna palabra.
A partir de las edades señaladas, el chupete pasa de ser algo esencial, a ser una herramienta que tal vez solo sirve al bebé para calmarse en caso de lloro o querer dormirse. De modo que a partir del año y medio estaría bien que solo ofrecieramos el chupete cuando realmente lo necesite y no a todas horas.
De hecho hasta la edad de 24 meses, es decir, hasta los dos años, el uso del chupete no está considerado como algo «dañino», pero si sobrepasamos esa edad no solo estaremos alargando de manera innecesaria una situación que se puede llegar a convertir en un problema, sino que también podemos hacer que el niño tenga problemas de dentición por culpa precisamente de estar succionando y también mordiendo su chupete. Además de otros como una mala oclusión o deformación del paladar.
El sentido del chupete
Tenemos que entender que el chupete es de hecho, una especie de «sustituto» del pecho de la madre. Cuando el bebé es pequeño siente la necesidad de succionar el pecho materno no solo para alimentarse, sino también para sentirse protegido. Por ello muchos aceptan el chupete como el elemento necesario para poder descansar y estar tranquilos, mientras que otros bebés que nunca se acostumbran al chupete sí lo hacen a chuparse el dedo.
De este modo, a partir de los 18-24 meses, el bebé tendría que haber abandonado el hábito del chupete dado que ya ha crecido, ya habrá comenzado a desarrollar sus dientes y sobretodo ya estará comiendo más cosas al margen de la leche (materna o de sustitución).
Por otro lado ya habrá dejado esa fase en la que todo es desconocimiento, ya estará acostumbrado a su entorno, a la voz de sus padres, a que lo cojan y lo abracen. En definitiva, ya se sentirá mucho más arropado y seguro.
Cómo quitar el chupete al bebé
En cuanto a cómo quitarle el chupete al bebé, es evidente que no podemos hacerlo de un día para otro y sin más. Es mejor tomar la decisión y hacerlo poco a poco y de forma progresiva. Por ejemplo, muchos bebés ni se acuerdan del chupete a lo largo del día y solo lo reclaman por la noche. En casos como estos, es mejor entonces hacer caso al instinto de nuestro hijo y no ofrecerle el chupete cuando vamos a la calle o cuando está en casa distraído con sus juguetes o con nuestras caricias.
Por la noche, también podemos aprovechar esos momentos en los que el niño escupe el chupete de forma natural, para quitárselo de la cuna y no volver a ponérselo.
También os habréis fijado en que a medida que el bebé crece, desarrolla el instinto de ponerse él solito el chupete. De este modo, como normalmente lo lleva colgado o lo tiene cerca, no tiene problema en cogerlo y meterlo en la boca sin más, por lo que hemos de procurar que el chupete no esté a su alcance durante el día. Es más, puede ser buena idea recurrir a algún «sustituto», como una pieza pequeña de fruta, o una galleta. Verás como entonces el niño se olvida del chupete sabiendo que cuando lo pide vamos a darle algo más sabroso.
Cuando salgamos de casa, es mejor hacerlo sin el chupete o sin que el niño lo lleve colgado. De este modo si lo pide le podemos decir que nos lo hemos olvidado y distraerle con el paisaje o con el paseo.
En cuanto notemos que el bebé necesita realmente su chupete porque llorar desconsoladamente por él o porque no sabe cómo dormir, tenemos que intentar calmarle con nuestra voz (siempre sin gritarle) e incluso cogerle en brazos para que entienda y sepa que no está solo.
Con todo lo mencionado, es perfectamente factible que tu hijo deje la costumbre del chupete y que a los tres años ya ni se acuerde de él. Eso sí, tienes que vigilar que el niño no acabe sustituyendo la ausencia del chupete por el pulgar. En ese caso, es mejor que estés encima y que evites cualquier tentación a chuparse el dedo, ya sea distrayéndolo, quedándote más tiempo a su lado mientras se duerme o diciéndole que como se ha hecho más grande ya no necesita el chupete y mucho menos el dedo.
Por último señalar que una vez tomamos la decisión de quitarle el chupete al bebé, es importante que todos estemos a una. Es decir, toda la familia deberá ser consciente y no ofrecer el chupete al bebé en el caso de que por ejemplo se quede a dormir en casa de sus abuelos, o a pasar la tarde con sus primos. Cualquier vuelta atrás supondrá que todo el esfuerzo realizado hasta la fecha no ha servido para nada y que debemos empezar de nuevo desde cero, provocando además que al niño le cueste mucho más volver a despegarse del chupete.
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