Catarro en los niños, 7 cosas que debes saber
El catarro o resfriado en los niños es algo realmente común. Conoce mejor cómo se produce y cómo actuar de modo que sepas identificar si el niño se ha resfriado.
Con la llegada del frío, o con cambios de temperatura bruscos, es normal que los niños se resfríen y aunque es importante tener bajo control virus como el de la gripe, es difícil que se escapen de sufrir algún que otro catarro a lo largo del año. Veamos entonces con detalle que son los catarros en niños, a partir de siete cosas que es importante conocer.
Catarro en los niños, 7 cosas que debes saber
Cuando llega un estímulo inflamatorio (por ejemplo, virus y bacterias, alérgenos o contaminantes) que afecta las vías respiratorias, el cuerpo puede reaccionar produciendo flema y con todo ello, se deriva el catarro, algo que sufren muchas personas, en especial los niños pequeños.
En general, no implica problemas y no requiere tratamientos especiales, excepto quizás algún remedio casero simple para ayudar a disolver la mucosidad o flema que se genera. En algunas situaciones, sin embargo, es bueno consultar al pediatra de inmediato, aunque los padres una vez diagnosticado no tienen porqué alarmarse ya que no existe riesgo de peligrosidad.
Qué es el catarro
El catarro o flema no es más que mucosidad producida por las membranas mucosas del sistema respiratorio en respuesta a la presencia de estímulos capaces de causar inflamación, por ejemplo virus y bacterias, alérgenos , pero también irritantes contenidos en el humo del cigarrillo o en general en el aire contaminado.
Es una reacción «beneficiosa» normal del organismo, que a través de la producción de este moco logra bloquear y eliminar agentes e irritantes. Sin embargo, a veces, esta producción puede ser excesiva o demasiado prolongada con el tiempo: es entonces cuando la preocupación aumenta en los padres y, con razón, llevan al niño al médico.
Cómo reconocer el catarro
Dependiendo del tipo de respiración del niño, podemos identificar que se está produciendo un catarro en el que por un lado, la producción de flema puede ser alta , es decir, por el tracto respiratorio superior, como la faringe o los senos paranasales, o baja , por ejemplo, por la tráquea o los bronquios.
Los padres se darán cuenta de que la respiración se volverá más fuerte por la noche, mientras el niño duerme, y además, es posible que aparezca una tos fuerte que además suele venir acompañada por la expulsión de mocos.
Cuando la mucosidad producida se da en las vías respiratorias superiores, la tos puede ocurrir en algunos momentos característicos del día, por ejemplo al dormir o al despertar.
Qué hacer cuando el niño tiene un catarro
Como dijimos, la producción de flemas es una respuesta absolutamente fisiológica del organismo: Si durante unos días el niño tiene mucosidad y un poco de tos pero no tiene fiebre ni dificultad para respirar, simplemente tenemos que mantener la situación bajo control con algunas precauciones, pero sin alarmarnos.
Las cosas que hay que hacer son muy simples: preocuparse por la hidratación haciendo que el niño beba adecuadamente y hacer lavados nasales con una solución salina para destapar la nariz y ayudarla a respirar mejor.
La miel , tomada en pequeñas dosis, y con un poco de leche caliente puede ser uno de los mejor remedios caseros ante la posibilidad de un catarro.
Otro aspecto a tener en cuenta es el grado de humedad del ambiente (por ejemplo, a una temperatura de 20 ° C lo ideal es una humedad del 60%): si es demasiado seco, es aconsejable humedecerlo con un humidificador.
Vigila la medicación
En cuanto al hecho de dar medicamentos al niño acatarrado, solo debemos recurrir a ellos si el pediatra así lo considera.
Por otro lado, tampoco la tos debe ser tratada, ya que sirve para expulsar la mucosidad, pero si es tan persistente como para evitar que el niño descanse, el pediatra puede prescribir un supresor de la tos que actúa periféricamente (siempre hablamos de niños mayores de dos años ).
Cuándo acudir al pediatra
Hay dos situaciones en las que la presencia de mucosidad debe alertar a los padres y llevar al niño de inmediato al médico:
- si también hay fiebre;
- si hay dificultad en la respiración .
En estos casos, el pediatra evaluará al niño para descartar afecciones que pueden ser más graves como bronquitis o bronconeumonía . Según el caso, es posible que el médico recomienda tratamiento con antiinflamatorios, broncodilatadores o antibióticos.
Además, es apropiado contactar (o volver a contactar) al pediatra si el catarro persiste por más de 7-10 días o si hay variaciones en la consistencia y coloración de la mucosidad ya que puede pasar a ser de color amarillento o verdosa.
Cuando el catarro es recurrente
En la percepción de los padres, hay algunos niños que «siempre» se resfrían, pero no deben alarmarse ya que los resfriados y catarros suelen se recurrentes en los primeros años de vida del niño, especialmente si hay otros hermanos en casa o si va a la guardería, aunque esta es una situación que poco a poco, se va normalizando.
Cuando el catarro se convierte en crónico
El caso del catarro o resfriado crónico es diferente. En este caso, mucho más raro, el niño realmente siempre tiene mucosidad y la tos siempre está asociada , y dura más de dos meses continuos. Se necesita entonces una investigación más detallada para evaluar si pueden estar presentes trastornos inmunes, malformaciones del sistema pulmonar u otras enfermedades generalizadas como la discinesia ciliar y la fibrosis quística.