Temazos a todo volumen: la nueva tortura nocturna ‘made in en Mallorca’

Temazos a todo volumen: la nueva tortura nocturna ‘made in en Mallorca’

Dicen que en Palma siempre hay ambiente nocturno, pero lo de la otra noche fue pasarse de decibelios. Como suele decirse ahora, se pasaron el juego. La central de emergencias recibió varias llamadas desesperadas: «¡Hagan algo, los cristales están bailando solos!». No era un terremoto, no era un ensayo general de discoteca… era un chaval con un equipo de música mucho más potente que la paciencia de sus vecinos.

Pasada la una de la madrugada, la patrulla del 092 llegó al lugar, un domicilio ubicado en la barriada de La Soledad. Los agentes tuvieron que aporrear la puerta como si estuvieran tocando para que les dejaran entrar en un after clandestino. Finalmente, la puerta se abrió y apareció el protagonista: un muchacho de entre 18 y 19 años, versión Nini de manual, ojos rojos como faros antiniebla y con esa cara de «me he fumado la tarde entera, gracias». De hecho, pensaba que le estaba haciendo la competencia a Carl Cox en su última actuación en el Danzú Festival de Son Fusteret.

Los policías, con la calma que da la experiencia, le sueltan:

—Chaval, no puedes tener la música a todo volumen, los vecinos se están quejando.

Y aquí llegó la joya de la corona, la frase que pasará a la historia de las mejores excusas policiales:

—Pues no entiendo por qué se quejan… ¡si lo que pongo son temazos!

Ahí quedó la cosa: los vecinos al borde del colapso nervioso, los policías intentando no descojonarse en servicio y el joven convencido de que estaba ejerciendo de DJ internacional en pleno salón de su casa. Al final, tras varios minutos de diálogo surrealista, los agentes se fueron, el chico bajó el volumen… aunque siguió incrédulo. Él no podía entenderlo: ¿cómo es posible que la humanidad no apreciara semejante tracklist digno de Tomorrowland?

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