PRIMERA LÍNEA

Mayúsculo desbarajuste en el encendido de las luces de Navidad

Mayúsculo desbarajuste en el encendido de las luces de Navidad

Conviene comenzar recordando el significado de desbarajuste, es decir, «desorden, barullo, disloque, desparramo» y algunos significados más, y todos ellos, aisladamente o coincidentes, cuando hablamos de una masa de personas sin control cabe observarlo como amenaza de acabar en tragedia.

Esto es exactamente lo sucedido en los previos al encendido de las luces de Navidad en el Paseo del Borne de Palma, siendo la plaza Juan Carlos I el eje de conexión del flujo ciudadano en días de diario, lo que implica a la avenida de Jaime III, calles Concepción y Unión, además del balcón al mar de la plaza de la Reina, por citar las vías más transitadas. Lo cierto es, que aquello acabó siendo un tapón inmenso, gigantesco y fuera de control. De tal manera así fue, que de repente allí coincidieron la masa de curiosos y amantes de los selfis con la gente de a pie, que simplemente pasaba por allí. 

¿Dónde estaba la Policía Local para controlar que no acabase en tragedia el encendido de las luces de Navidad el 23 de noviembre? Hubo, vaya si los hubo, numerosos casos de histeria y muchas lágrimas de miedo y desmayo. Hasta los perros lloraban, siendo víctimas innecesarias de tanta e injustificable masificación. Absoluto descontrol. Prefiero el turismo que va invadiendo las calles de Palma, pero sin ser realmente una amenaza a la ciudadanía, frente a la preocupante masificación de la turba urbana. Vaya si lo prefiero, antes que la riada de gente sin control alguno, convertida en la perfecta escenificación de un apocalíptico cemento gregario. 

Minutos antes del encendido de las luces, salía yo del teatro, y me encontré con la calle irónicamente convertida en el símil del barranco del poyo en su peor versión. No había manera de sortear a la masa; los accesos ya andaban colapsados resultando toda una gesta sino un imposible buscar la viabilidad de tomar la ruta de casa. Me importaba una higa eso de las luces, porque no se veían cambios dignos de ser observados, respecto del año pasado. Lo sé, porque estaba secuestrado por la masa en C&A y no me quedó otra. Es de agradecer, la disposición de los comercios de la zona para acoger a quienes andaban desesperados, incluso escandalizados, por el desorden continuado.

¿Tanto costaba crear corredores controlados por la Policía Local, capaces de ordenar el flujo, y hacer compatible la masa aborregada y el viandante que solamente pretendía cumplir una simple ruta urbana? Parece ser que no. Lo que debía de ser un apacible paseo acabó convirtiéndose en la desagradable estampa del terror y lo repito: abundantes casos de pánico, sin posibilidad alguna de ponerte a salvo, frente a una masa tan compacta. En fin. No es lo mismo ver los toros desde la barrera (autoridades, invitados y demás corte), que encontrarte en la misma arena con el hocico del morlaco en tus narices. De haberse producido víctimas, así también se pierden las elecciones.

Mi intención era hablar de los acuerdos entre PP y Vox en la Comunidad Autónoma; en los Consells insulares, donde andan juntos, e igualmente en los ayuntamientos y siempre hablando de Baleares. ¿Pero no había dejado claro la apestosa progresía que venía el fascismo? ¿No decían ésos que era la llegada de la extrema derecha en coalición con la derecha extrema y que, en consecuencia, iba a romperse el Estado de Derecho? Vaya, pues no ha pasado nada de eso, sino todo lo contrario. Normalidad absoluta. Se han aprobado los presupuestos en las instituciones, sin que el demonio con los  cuernos y su rabo nauseabundo pusiera en peligro la democracia que nos regalamos hace más de cuatro décadas fruto del milagro inmenso llamado Transición. ¡Que viene la extrema derecha y el fascismo!, fue el grito de guerra de la izquierda radical filocomunista, la misma que nos gobernaba aquí unos insufribles ocho años continuados. ¿Dónde está el fascismo?

Mis queridos votantes socialistas de Baleares y resto de la patulea solo son capaces de responder a toque de pito, sin el menor sentido crítico. Si el pito va de, ¡que viene la extrema derecha, que viene el fascismo! pues a temblar mientras se rasgan las vestiduras. ¿Habrá cursillos para ello? El resto de los ciudadanos de Baleares, con dos dedos de frente, están viendo horrorizados de lo que es capaz el Pacto de Progreso, calco de nuestro Pacte de Progrés. 

Recordemos que el 2017 la entonces presidenta balear Francina Armengol exhortó a Pedro Sánchez, de alias «el puto amo», a tomar ejemplo de ella, y  lo hizo, con el resultado por todos conocido. Tomen nota para el año 2027.

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