Mayte Spínola, la gran mecenas
Mayte Spínola nació en una familia de terratenientes y aristócratas como la mayor de tres hermanas, educadas en el conservadurismo de la época y sin embargo muy lejos de estereotipos que las encorsetaran, y un hermano que es economista, José Antonio. Ninguna de las tres hermanas ha seguido, por decirlo de alguna manera, el camino marcado para las jóvenes de la buena sociedad de su época.
A Mayte la siguió Conchita Spínola, que tuvo la valentía y el atrevimiento de casarse con el torero Miguel Báez Litri, con el que tuvo tres hijos: Miguel, el torero y empresario de éxito y muy discreto; Rocío, casada con Peter, y Miryam, que permanece soltera.
Mamen es la otra hermana, una mujer bella y elegante, que se decantó por el arte llegando a crear en Chinchón una fundación que fue un regalo para la ciudad y para España, tan poco dada a las alabanzas. De ahí que aproveche esta columna para darle las gracias, hoy que su hermana es nuestro cisne protagonista.
Las tres hermanas Spínola han sido cisnes, incluso Conchita, que ya no está con nosotros sigue siendo una fuente de inspiración para una sociedad en la que reinó gracias a una simpatía, una belleza y una elegancia inimitables. Unas características de las que también hacen gala, sin pretenderlo, sus hermanas, tan iguales y tan distintas entre sí. Les estoy hablando de un clan del que es difícil salirse. Todos beben de la misma fuente, del agua que agita un día sí y otro también nuestra querida Mayte, el torbellino más positivo que azota España y parte del mundo.
La historia comienza cuando siendo una jovencita de la alta sociedad aceptó casarse con el empresario Graciliano Barreiros, un hombre que junto a sus hermanos había creado un imperio durante el régimen que movilizó a España con sus vehículos de automoción, para la ciudad, el campo y para lo que hiciera falta. Sus empleados, que llegaron a ser miles, recibieron la posibilidad de tener casa propia y que sus hijos accedieran a una educación, hasta el momento reservada a unos pocos.
Los Barreiros fueron una auténtica revolución, de la que Mayte quiso formar parte. En realidad, a nuestra protagonista no hay revolución que la pare, en gran medida porque suele liderarlas. La aristocracia, pocos lo saben, se alimenta de lo nuevo y se pone de mal humor cuando tiene hambre, así que Mayte la Grande ha decidido alimentarla con novedades que se suceden año tras año y a lo largo de toda su vida. Es mujer de hechos consumados. Si siguen leyendo se lo demostraré en cuatro líneas.
Antes de su boda con Graciliano, y como era costumbre en la época, la pareja se dirigió al Palacio del Pardo para pedir permiso al Francisco Franco, que les recibió junto a su esposa, Carmen Polo. Desde ese momento ambas mujeres se hicieron amigas y no pasaba día que no hubiera una charla entretenida entre ellas. Las visitas al Pardo se hicieron habituales, aunque es difícil saber de qué hablaban ambas señoras mientras disfrutaban del té o del café, que es más patrio. En una ocasión se lo pregunté y su respuesta fue escueta, de cotilleos, a doña Carmen le gustaba saber lo que pasaba en la España de entonces. No sé cómo se las arreglaría Mayte porque es la persona menos cotilla que conozco.
En fin, muerto Franco y una vez en el trono don Juan Carlos, Mayte que ya conocía a los hasta entonces príncipes de España, pasó a ser una de las habituales de Zarzuela y una de las personas de confianza de la casa, hasta hoy, y eso que no suelta ni mu de lo que ha vivido junto a ellos. Fue íntima dama de doña Pilar de Borbón, a la que siempre trató, pese a una amistad de años, con el respeto debido. Se dirigía a ella como Señora y si era necesario como Su Alteza Real. Sé que la echa mucho de menos. En fin, me he desviado de lo que pretendía contarles.
No crean que sus amigos y conocidos son únicamente los nobles o la aristocracia del dinero. Mayte se rodea de ellos porque forman parte de su mundo, pero hace que esta élite a veces inaccesible se junte con artistas consagrados o emergentes para que interactúen, se conozcan y ejerzan ese mecenazgo que necesitan los genios para seguir adelante hasta consagrarse.
El amor por la pintura viene de antiguo, pero se tornó en profesión cuando se cruzó en su camino el genial Joan Miró, que se convirtió en su maestro. Con Miró y su esposa doña Pilar Juncosa mantuvo una amistad auténtica, de la que sí presume, pues la ha vivido como un regalo de la vida. Por intermediación suya se construyeron los magníficos murales que adornan los aeropuertos de Madrid y Barcelona y que, pese a las reformas, por la genialidad indiscutible de su autor ahí siguen.
Ése es sólo un ejemplo de los muchos que podría relatarles en esta crónica de hoy. Voy acabando, con lo más importante que he querido dejar para el final. Gracias a su amor al arte, y con ese afán de mecenazgo del que ya les he hablado, creó el Grupo Pro Arte y Cultura, con el que ha conseguido grandes éxitos en Europa, propiciando museos en países como Bulgaria, entre otros, gracias a artistas que donan su obra para llevar el arte donde más se necesita. El arte impulsor, el arte medicina, el arte que nos hermana.
Su generosidad no se ha quedado ahí puesto que decidió crear unos premios que llevaran su nombre, las medallas de oro Mayte Spínola, que premian y ponen en valor a todos aquellos que con su sabiduría hacen que la sociedad en la que vivimos sea mucho mejor. Son premios que reúnen en torno a Spínola a la crème de la crème que aplaude la excelencia de los premiados.
Antes de que todo esto ocurriera, los hermanos Barreiros habían creado la urbanización Sol de Mallorca, hoy una de las más prestigiosas de la Isla y donde nuestra amiga tiene su verdadero reino. En Sol de Mallorca se vive con las casas abiertas, a la antigua, con la vista puesta en el mar y en el horizonte de la vida. Un gran éxito que le ha merecido algún homenaje por parte de las autoridades que han visto en ella una generosidad poco común.
Y acabo, aunque me dejo mucho en el tintero, Su Casa del agua, que deberían visitar, y su museo en Marmolejo. El museo que lleva su nombre y en el que sin conocerla es más fácil descubrirla. Mayte es inteligencia y corazón.
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