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Mallorca vive hoy una noche para la paz, las reuniones familiares y el apocalíptico canto de la Sibila

la Sibila

Una noche para la paz, las reuniones familiares y, sobre todo, un noche para escuchar el canto de la Sibila, que este sábado impondrá el silencio y detendrá el tiempo en las iglesias de Mallorca. Son unos pocos minutos de interpretación pero en realidad son muchas las personas que acuden a la Misa del Gallo solamente para escuchar el canto de la Sibila. Se interpreta solamente una vez al año con voz tenue, muchas veces insegura, en una tradición que llegó a Mallorca con la conquista catalana y que se hunde aún más en la historia.

El canto de la Sibila fue una de las dramatizaciones medievales del ciclo de la Navidad que más arraigó en la península Ibérica y, en especial, en Cataluña, desde donde llegó a Mallorca con la conquista del rey Jaume I y la introducción del cristianismo. Este canto, del cual se conservan diferentes manuscritos del siglo X en lugares tan diferentes como Ripoll (Cataluña) o Córdoba (Andalucía), pertenecientes a la liturgia mozárabe, se representó por toda la península con más o menos continuidad hasta las prohibiciones que surgieron a raíz del Concilio de Trento, en el siglo XVI.

Después del nuevo carácter represor de la Iglesia con las representaciones dramáticas en los templos, el cántico tan solo pervivió en Mallorca y en l’Alger, la ciudad de Cerdeña (Italia) en la que también se habla catalán. La férrea normativa eclesial no pudo acabar con la tradición que entonces ya estaba muy arraigada entre la feligresía de estos enclaves, y se ha convertido en uno de los pocos ejemplos aún vivos de las expresiones folclórico-religiosas de la época medieval.

El canto de la Sibila tiene un mensaje apocalíptico, forma parte de la ceremonia antes de maitines y antecede la liturgia de la Misa del Gallo. Anuncia el fin del mundo, el juicio final y la segunda llegada de Cristo a la tierra. Reproduce las predicciones de la Sibila de Eritrea. Como en otras ocasiones, este canto es la cristianización de un mito pagano.

En opinión del profesor Francesc Vicens, puede hablarse de un fenómeno «emergente de esta tradición que se remonta al siglo XIII». Por otra parte, el escritor Miquel Ferrà Martorell destaca que «Sibila era un nombre muy común durante la Edad Media. Por ejemplo, lo llevaban mujeres famosas como reinas y princesas. Dos paradigmas claros los tenemos en el reino de Jerusalén (1150-1190) y en Aragón (siglo XIV-1406)».

En la antigüedad clásica griega era una sacerdotisa del dios Apolo con la función de hacer predicciones a través de los oráculos. La primera llamada Sibila dio nombre a las demás, por ejemplo a Herófila de Troya; otras no menos famosas fueron la de Eritrea, la de Libia, la de Frigia, la de Samos, la de Cumas y la de Delfos. Esta última popularizada en una pintura de la Capilla Sixtina.

Sibila
Texto de La Sibila.

La Sibila de Cumas era autora de tres libros que contenían sus predicciones y que ejercieron cierta influencia en la vida de Roma y estaban escritos en hexámetros griegos y sobre tela. Los adquirió Tarquinio el soberbio y desaparecieron en el incendio del templo de Júpiter Capitolino en el 84 a.C.

«De estas mujeres predictoras o pronosticadoras- subraya Miquel Ferrà- surgió la figura medieval de la sibila navideña y el texto primitivo del canto de la Sibila se reproduce en el Llibre de bons amonestaments de Anselm Turmeda. Es curioso que el verso parrà els qui han fet servici, Anselm lo escribe como per als siendo la alteración del verso de origen desconocido».

El órgano de la iglesia realiza un leve acompañamiento, libre en la mayoría de los casos. El intérprete va ataviado con una estola blanca, acompañado por varios monaguillos, El cura le cede todo el protagonismo de la noche y el público calla, escucha y reflexiona. Se trata de un cántico duro, de advertencia, apocalíptico, que pronostica, precisamente el mismo día del nacimiento del niño Jesús, la llegada del Mesías y lo que va a ocurrir el día del Juicio Final: los hombres buenos irán con Dios, a los malos se les reserva el infierno, donde toda clase de sufrimientos les están esperando.

Cada organista cuenta con su repertorio o bien compone una pieza para la ocasión. Los días previos a la ceremonia tienen lugar algunos ensayos.

Asimismo, el profesor de la UIB Francesc Vicens lidera el proyecto Sibil·la 2.0, que tiene por objeto enseñar la historia y la significación de este canto para los alumnos de primaria y secundaria. El historiador musical afirma que «el canto de la Sibila es una de las expresiones vivas más singulares del patrimonio cultural inmaterial de Mallorca». De hecho, la Unesco declaró al canto de la Sibila como patrimonio de la humanidad en 2010. 

Según Vicens, «la representación se ha convertido en una referencia imprescindible en el imaginario navideño”.

El archiduque Luis Salvador da cuenta de este canto en su monumental obra Las Baleares. Estudiosos del folclore y poetas han dedicado estudios y recopilaciones del canto.

El escritor Gabriel Janer Manila, autor de unas fichas didácticas sobre la Sibila, la relaciona con el poeta Miquel Costa i Llobera. «Nuredduna,  escribe el gran personaje creado por el poeta en la composición La deixa del geni grec, es la sacerdotisa del pueblo».

Un canto generalizado en la iglesias de Mallorca

El canto hoy en día está generalizado en todas las iglesias de Mallorca. Tiene especial relevancia el de la Catedral de Palma.

La tradición de la cena de Nochebuena es bastante reciente. Hasta hace pocos años la tradición era ir a maitines a escuchas el canto de la Sibila y después de la Misa del Gallo se organizaba resopón con ensaimadas, chocolate y pasteles. Este banquete se solía celebrar con el núcleo familiar, pero también asistían amigos o vecinos. Hoy en día se cena primero y se va a escuchar a la Sibila después.

La letra empieza diciendo en el jorn del judici parra qui farà servici. Es decir, todos debemos comparecer en el juicio final. Anuncia cómo será el fin del mundo y describe grandes catástrofes naturales. Que se pararán con la segunda llegada de Cristo a la tierra.

Ha habido diferentes letras a lo largo de la historia. La que se ha popularizado hasta hoy es una traducción al catalán del latín medieval. A veces, con alguna variación local.

A raíz de la declaración del canto como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de 2010, han aparecido publicaciones, guías didácticas, documentales, toda una serie de estudios y nuevas representaciones.

En definitiva, se trata de una tradición en auge que ya forma parte del patrimonio no solo cultural, sino también identitario.

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