Jonas Mekas, un icono del cine independiente
Los festivales en pequeño formato no dejan de ser herederos directos de aquellas experiencias pioneras que se vivieron en EEUU durante la década de los 60

De un tiempo a esta parte, proliferan en la isla algo similar a los festivales de cine, pero que en realidad solo son loables muestras de pequeña factura plagadas de buena voluntad. Para los que venimos de la vieja escuela, muy trasnochada probablemente, solamente merecen este calificativo los que en la solapa llevan el indicativo Categoría A. Caso de Berlín, de Cannes, de Venecia, incluso de San Sebastián. Palma, en los primeros años 80 del siglo pasado quiso entrar en ese club exclusivo y Fernando Piña, asumiendo el cargo de delegado de Cultura en la preautonomía, fue a liderar un proyecto que finalmente no llegó a puerto. Desde entonces, buenas intenciones.
Eran, precisamente, los días en que San Sebastián perdió temporalmente la Categoría A debido a la inseguridad creada por la banda criminal ETA.
Tuve la inmensa suerte de estudiar la carrera universitaria en momentos de convulsión en la contracultura y un libro fundamental en aquellos días fue Entre el underground y el off off, que en su aspecto más sobresaliente nos acercaba las declaraciones de Jonas Mekas, el padre del cine independiente americano. El autor de esta compilación, un pedante, ponía constantes notas a pie de página, que no dejaban de ser incipientes anuncios de la conquista de la opinión pública a través de las teorías de Gramsci hoy tan en boga.
Así, por ejemplo, Joaquín Jordà, traductor del libro, a pie de página escribe: «El cine de Hollywood está en manos de los adeptos al sistema, mientras el cine independiente se inspira en las teorías de Gramsci». Pues eso. Prefiero quedarme, en todo caso, con esta cita de Pier Paolo Pasolini refiriéndose a la novedad del cine independiente: «Un cine de poesía, subjetivo, personal, cuidadosamente contrapuesto a la prosa». Jordà también recoge esta cita de Jonas Mekas harto significativa: «El sistema no debe ser modificado sino derribado». Y la definición de la estética de este nuevo cine Stan Brakhage ya la había planteado en 1963 en su libro Metaphors on Vision.
Las declaraciones de Jonas Mekas son parte de lo recogido en el dossier de la Mostra Internazionale del Nuovo Cinema de Pésaro (Italia), con motivo de presentar una antología sobre el New American Cinema. Pésaro, que este año cumple su 58 edición, es un referente absoluto en lo que a nuevos cines se refiere, por lo general marcadamente independientes, y tan atento a lo que sucede que a mediados de los 70 fueron a fijarse en un artículo que publiqué en la revista Reseña (de los jesuitas, por cierto) titulado El Cine Underground español. Incluso me invitaron a participar en una ponencia.
Para un estudiante universitario en primer curso de carrera, era un hallazgo el hecho de acceder al nacimiento del New American Cinema, la puerta de acceso a la corriente de los nuevos cines de los años 70. Jonas Mekas, poeta y crítico lituano llegado a los EEUU en 1949, fue impulsor de la corriente de naturaleza alternativa al poderío de la industria de Hollywood, abriendo canales de distribución al cine pobre, enfrentado a la Meca del Cine. En la primera hornada, a partir de mediados de los años 60, fueron cineastas que ya figuran en la historia del New American Cinema Gregory Markopoulos, Kenneth Anger, Stan Brakhage, John Casvettes, Lionel Rogosin, Shirley Clarke y Morris Engel, aunque siendo justos el impulso de este movimiento se debe a Andy Warhol y su película Chelsea Girls (1966), codirigida con Paul Morrissey, y previamente Casavettes y su película, Shadows (1959), ya marcó la senda y naturaleza de este nuevo movimiento contracultural.
Se debe al carácter emprendedor de Jonas Mekas ver aparecer cooperativas como Film Makers Group para abrir canales de distribución alternativos en un principio centrados en las universidades, galerías de arte y salas de arte y ensayo, estas últimas poco después comenzaron a proliferar en Europa y en España, el año 1967 en plena dictadura, comenzaron a funcionar para la exhibición de un cine minoritario en versión original subtitulada. En Palma, la primera de estas características fue el Rialto, de hecho a modo de ensayo, de prototipo, para saber si funcionaría la demanda. ¿Quién no recuerda ahí en el Rialto, en 1968, la exhibición de Helga, el milagro de la vida?
No era apta para menores, de manera que solamente pueden tener memoria de aquel inexplicable fenómeno de masas, con desmayos incluidos, quienes habían nacido como mínimo en 1950. En este documental de un paritorio la imagen impactante –en primer plano- era ver aparecer la cabeza del bebé, y de inmediato el desencadenante de mareos, desmayos y otras inclemencias.
También Jonas Mekas fue impulsor de festivales de cine independiente y se reconoce como una de sus acciones propias de visionario fundar en 1954 la revista Film Culture, primera publicación alternativa dedicada al cine. Para ser honestos debe reconocerse el papel de su hermano Adolfas como uno de sus colaboradores más activos. Y sí, los festivales en pequeño formato no dejan de ser herederos directos de aquellas experiencias pioneras que se vivieron en los EEUU durante la década de los años 60 del siglo pasado.