La estafa de los billetes falsos que salpicó a la ONCE en Ibiza: así actuaban los acusados
Los dos acusados suman petición de penas de 25 años de cárcel por falsificación de billetes

La Sección Primera de la Audiencia Provincial celebra este martes la vista previa del juicio contra dos hombres acusados de poner dinero falso en circulación y de participar en actividades de tráfico de drogas en Ibiza. La Fiscalía solicita para cada uno de los procesados diez años de prisión por un delito de falsificación de moneda, además de una multa de 6.000 euros. Para uno de ellos, el Ministerio Público añade otros cinco años de cárcel y 22.000 euros de multa por un delito de tráfico de drogas.
Los hechos, que se remontan a 2017, incluyen diversas operaciones en las que los acusados habrían utilizado billetes falsificados de 50 euros para realizar pagos en la isla. Entre ellos, varias compras de cupones de la ONCE, la adquisición de una guitarra valorada en 600 euros a través de una tercera persona y el uso de menores de edad para comprar una mochila también con dinero falso, según recoge el escrito de conclusiones provisionales.
Las denuncias interpuestas dieron lugar a diversos registros en los que los agentes localizaron sustancias estupefacientes con un valor estimado de más de 7.000 euros en el mercado ilícito.
Por otra parte, la misma sección de la Audiencia Provincial de Palma celebrará horas después la vista previa de otro juicio relacionado con un envío de droga de alta pureza. En este caso, el acusado se enfrenta a ocho años de prisión y una multa de 120.000 euros por un delito contra la salud pública.
Según el escrito de acusación, los hechos ocurrieron el pasado 26 de junio, cuando el procesado había acordado con terceras personas —aún no identificadas— la recepción en su domicilio de un paquete que contenía MDMA y ketamina valorados en más de 45.000 euros. El inmueble estaba bajo vigilancia y el Juzgado de Instrucción número 3 de Ibiza autorizó la sustitución de los estupefacientes por una sustancia inocua y la entrega controlada del paquete.
Pese a que fue una mujer quien finalmente recogió el envío, el acusado reconoció ante el juez instructor que él era el responsable único y destinatario real del paquete.