El debut ‘fantasma’ de la selección absoluta en Palma
El España-DDR de 1980 debería ser considerado el estreno rojigualdo en la isla
No fue así porque aquella era una selección catalogada como B
Sin embargo era una anomalía;: del primero al último eran estrellas de Primera División
Aunque en todas las estadísticas el debut oficial de la selección española absoluta en Palma se fija en el partido del 27 de marzo de 1985 ante Irlanda del Norte, lo cierto es que cinco años antes se disputó otro encuentro que debería ser considerado a todos los efectos el estreno de España en la isla. Sin embargo no figura los registros porque oficialmente se trataba del equipo B. ¿Era así? Es muy discutible.
Tras la Eurocopa de Italia de 1980 Ladislao Kubala dejó el cargo de seleccionador para asumir el banquillo del FC Barcelona. Le sustituyó José Emilio Santamaría, antiguo defensa central del Real Madrid, al que se le brindó el reto de dirigir al equipo nacional en el Mundial que iba a disputarse en España dos años después, en 1982. En consecuencia la selección, clasificada de oficio en calidad de organizadora, quedaba liberada de jugar la fase previa.
Al no estar sometida a la necesidad de disputar partidos oficiales, pero obligada por su condición de sede del Mundial, la Federación se sacó un conejo de la chistera: organizar cuantos más amistosos fuera posible, pero que además no los jugaran un equipo, sino dos. Así surgió la España A, dirigida por José Emilio Santamaría, y la España B, al cargo de Luis Suárez, pero ambas estaban formadas por la flor y nata de la Primera División española.
Desde esta premisa el 15 de octubre de 1980 la selección B jugó en Palma ante la República Democrática Alemana (DDR). Era la quinta vez que aparecía España por el Lluís Sitjar, pero en las cuatro ocasiones precedentes se había tratado del equipo amateur, que en la década de los 60 había disputado un partido de clasificación para los Juegos Olímpicos ante Hungría (1-2) y tres encuentros del Campeonato de Europa amateur.
Sin embargo la selección que apareció en el antiguo estadio del Mallorca en octubre de 1980 no tenía absolutamente nada de aficionada. Basta con repasar la alineación: en la portería Urruticoechea, portero del Barcelona, de 29 años; en la defensa Marcelino, titular indiscutible del Atlético de Madrid, Giménez, central del Sporting de Gijón, De Andrés, centrocampista o central del Athletic de Bilbao y Quique, centrocampista o lateral del Atlético; en medio campo Sánchez, del FC Barcelona, y Gallego y García Hernández, del Real Madrid, y arriba Marcos y Rubio, extremos del Atlético, y Pineda, delantero del Real Madrid. Dado el carácter amistoso del encuentro se pactaron tres cambios, que fueron los de Urquiaga, lateral derecho del Athletic, Argote, extremo también del club bilbaíno y Maceda, central del Sporting que poco después ficharía por el Real Madrid.
Para dar una idea del potencial de esa selección, seis de ellos formaron parte de la lista definitiva de Santamaría para el Mundial 82: Urruti, Urquiaga, Giménez, Maceda, Gallego y Sánchez, mientras que el resto, sin excepción, llevaron a cabo carreras largas y triunfales en Primera División, categoría en la que de hecho ya estaban asentados cuando jugaron en Palma. Basta con echarle un vistazo a los clubes que aportaron jugadores: cuatro el Atlético, tres el Real Madrid, tres el Athletic, dos el Barcelona y dos el Sporting. Los equipos más poderosos de España en ese momento junto a la Real Sociedad.
Lo mismo vale para el cuerpo técnico. El seleccionador fue Luis Suárez, mítico ex-jugador del Barcelona y del Inter, único Balón de Oro español en la historia al ganarlo en 1960 (aunque Alexia Putella y Aitana Bonmatí lo han conseguido también en categoría femenina), y que sería después máximo responsable de España en el Mundial de 1990 en Itaia.
El partido acabó sin goles, pero el resultado es lo de menos. Nunca figurará en las estadísticas como el debut de la selección de España en la isla, pero de facto así fue. Oficialmente habría que esperar casi cinco años más, al España-Irlanda del Norte de 1985, ya con todos los requisitos. Por eso aquel choque ante Alemania Democrática, una selección que se extinguió diez años más tarde, cuando las dos Alemanias se reunificaron, será para siempre un debut «fantasma».
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