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Agredir a policías tiene premio, golpear el coche de Sánchez es fascismo

Alguien tendrá que explicar cómo es posible que el Congreso de los Diputados, presidido por la socialista Francina Armengol, permita la convocatoria de la jornada Defender la democracia. Activismo y criminalización de la protesta, organizada por Podemos, con el fin de apoyar la absolución de los cuatro radicales antifascistas condenados por el Tribunal Supremo a una pena de 4 años y 9 meses de cárcel por desorden público y atentado a la autoridad, por agredir a unos policías durante un acto de Vox en Zaragoza.

Que la izquierda se movilice para lograr el perdón de los violentos de izquierda, cuando el Gobierno socialcomunista se ha movilizado para llevar ante el juez al grupo de personas que arremetió contra el coche oficial de Sánchez en Paiporta no deja de ser un supremo ejercicio de hipocresía. Sobre todo, porque quienes agredieron a los policías sí eran de extrema izquierda, mientras que quienes descargaron su rabia y su ira de forma violenta contra la comitiva de Sánchez no tenían adscripción partidista alguna y se movieron llevados no por motivos ideológicos, sino por la rabia ante la magnitud de la tragedia.

Es decir, que la izquierda política reclama dejar sin efecto la condena de los tribunales a unos violentos radicales antifascistas que agredieron a la Policía y la misma izquierda política pide el máximo castigo para quienes se mostraron de forma violenta, pero no llegaron a agredir, a Pedro Sánchez.

El Ejecutivo, además, ha tratado vilmente de estigmatizar a estas personas con el marchamo de la extrema derecha, cuando las investigaciones de la Guardia Civil descartan su pertenencia a ninguna organización y apuntan a que sus actos -condenables en cualquier caso- obedecieron exclusivamente a la rabia y la ira por la situación vivida durante la tragedia.

La doble moral de la izquierda resulta patética: agredir a un policía merece el perdón si se es de izquierdas, pero desatar la ira contra Pedro Sánchez le convierte a cualquiera en un peligroso fascista.